Capítulo 29

38 6 0
                                    

Han pasado varios meses desde que Gael fue a la boda de su hermano y se encontró con su ex. Había cortado la visita a su casa y llevaba ese tiempo sin ir a Edimburgo, lo curioso de todo esto, es que sus padres estuvieron de acuerdo. Sin embargo, Gael seguía con la inquietud que Odette se presentó como su esposa y el agente de viaje asegura le mostró partes del apartamento en el que supuestamente vivía con Gael.

—Ella pueda que solo mostrara un apartamento cualquiera —habla mamá dejando en las manos de mi padre el medicamento y el vaso con agua, sentándose en el puesto desocupado al lado suyo.

Nosotros estábamos en el sillón del frente, los domingos solíamos ir a visitarlos algunas veces durábamos todo el día otras, solo unas horas. Ese domingo tras ir a su casa, nos encontramos que habían ido al restaurante y allí estábamos.

—Hay que creer que solo fue una manera de obtener privilegios, —mi padre se lleva la capsula a los labios—dices que la viste físicamente mal —le recuerda a Gael.

Tras dar un largo sorbo a la bebida la deja en la mesa que separa a ambos sillones. Yo quería pensar que lo dicho por mis padres e incluso hay que admitir tiene sentido, pero las dudas de Gael son bien fundadas. En cuanto a Adrien, empiezo a creer que en realidad me quería lejos de él y al logrando me dejó tranquila.

—Sí, no se veía muy bien —reconoce mirando a mi padre quien alza su mano derecha al aire torciendo sus labios en una media sonrisa.

Durante el tiempo que duró su convalecencia solicitaron los servicios de otro chef y de una persona que administrara el local. Ambas fueron recomendadas por el señor Gastón, hacían tan buen trabajo que el trabajo que terminaron quedando fijos, ayudando de esa manera a la recuperación de mi padre, pues mamá tenía más tiempo para él.

—Yo lo veo muy simple, ella solo quería tapar el mal momento por el que pasa—insiste papá —y el que usara al mismo agente es solo una desafortunada casualidad.

Gael se limita a sentir, no obstante, puedo ver en su rostro que no ha quedado convencido. Su hermano se ha devuelto a New York, a cumplir con el año que le falta y según se ve, el matrimonio y cuidado de su esposa le ha servido.

—¡Llegamos! —dicen al tiempo Anouk y Anne, seguida de Jolie.

Gael se las queda viendo intrigado al ver que se cruzan de brazos y nos miran con reproche. Mi mente está en blanco, desconozco que hice para que me miren asi y por más que intento recordar qué es, me es difícil.

—¡Lo olvidé! —me excuso y ruedan los ojos —lo que sea prometí lo olvidé.

—Puedo entenderlo de ti—exclama Anouk mirándome y luego su vista se detiene en Gael quien sigue en silencio —pero no de usted señor.

Su reacción es tirar su cuerpo hacia atrás asegurando que no hay nada pendiente, está seguro que tiene este día libre y que por eso decidió acompañarme.

—El congreso de licoreros, no opinará lo mismo... —habla Jolie.

Golpeo con la palma de mi mano mi frente escuchando a las chicas reír y a Gael lanzar una exclamación. Había sido idea de Jolie que fuera, era una manera de llegar a otro tipo de público, él pudo enviar a cualquier empleado en representación, pero decidió ir él.

—¡Mierda! —habla dando un salto y mirando la hora. —tengo tiempo... quédate aquí, no creo que dure todo el evento.

—Llamé a Nails, está en la puerta...

Su asistente niega entregándole la tarjeta que dejó el día anterior en el escritorio. Estaba segura que acabaría olvidándolo, por lo que decidió llevarlo a su casa. Yo también lo había hecho, vivíamos sumergidos en una nube de rosas que solíamos perder la noción del tiempo.

Un Hombre Perfecto 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora