2012. Siempre

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2012. Siempre

Louis se sentía ridículo con el pequeño objeto que danzaba en el bolsillo de su pantalón. Hacia frío, y podía ver su respiración escaparse de su boca con cada paso que daba. El río estaba helado. Pero había quedado con Harry allí.

No sabía muy bien qué estaba haciendo Harry. Unos familiares habían venido de visita y Louis no lo había visto en todo el día. Era sábado, cumplía quince años y Louis solo quería estar con él. Pero era por la tarde y habían quedado con el río. Y Louis por fin podría darle su regalo, que en verdad era una mierda porque Louis no tenía dinero y le había dado vergüenza pedirle a sus padres dinero para eso.

Vio sus rizos castaños y sonrió. Corrió hacia él y se fundió en sus brazos.

—Felices quince, mi Harry —dijo, y notó como el abrazo se hacía más fuerte. Louis se separó para poder darle su regalo —. Algún día tú me marcarás a mí. —Le cogió la mano —. Pero hoy yo te marco a ti.

Y le puso un anillo de plástico morado en el dedo índice. Cuando le miró a los ojos, vio que estos estaban a punto de explotar en lágrimas. Louis le rodeó la cara con las palmas de las manos y le besó con suavidad en los labios.

—Siempre tuyo, Lou.

Louis sonrió.

—Siempre tuyo —coincidió.

atávico ; lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora