—¡¿Qué es eso de que tengo una hija?! —exclamó un hombre de piel bronceada. Su larga y rebelde cabellera rubia ondeaba con el viento, ya que se encontraba en una colina. Tenía la mitad de una rueda del timón de un barco pirata, encarnado en el cráneo, y parte de su coronilla estaba calva. Vestía de kimono tradicional, y en lugar de pies, tenía espadas, debido a que se había cortado las pantorrillas él mismo, para liberarse de las gruesas y pesadas cadenas que lo privaban de su libertad detrás de las rejas. Hizo aquello el día que decidió escapar de ese infernal nivel bajo el agua, en la prisión de Impel Down—. ¡Dije que quería un hijo varón, no una niña llorona e inservible! —añadió, sosteniendo la criatura de un tobillo.
—¡Shiki-sama, por favor no sacuda a la bebé de esa manera! —le suplicó un joven enfermero, quien estuvo asistiendo el parto cuando la pequeña nació. Él era alto, delgado, blanco, cabello rizado en color cobrizo—. Quisimos informarle de inmediato, pero usted no nos dio tiempo.
—Tcht... —rechistó con una expresión de enfado—. Esa maldita mujer no pudo ni siquiera darme un hijo varón —gruñó, mirando la carita de la niña, que se metía el puñito cerrado dentro de la boquita—. B-bueno... ¿qué remedio? —dijo un tanto sonrojado. Por un breve instante, su hija le había parecido preciosa, pero... ¡bah! ¿Y eso de qué le servía? Alguien como él no tenía tiempo ni para juegos y mucho menos sentimientos. No iba a encariñarse con una mocosa que tan sólo le causaría problemas a medida creciera—. Lle... llévatela Ryu. —extendió la mano con la que sostenía la niña, hacia atrás, sin siquiera voltear—. Creo que tiene hambre.
—Shiki-sama... esto... ¿cómo va a nombrarla?
—Bueno, no había pensado en eso. —respondió, mirando hacia las nubes cubiertas de un rojo naranja. Eran ya horas del atardecer—. La llamaré... —especulaba. Lucía realmente pensativo—. La llamaré... "niña".
—Shiki-sama, ese no es un nombre. —comentó el joven, un tanto nervioso. No deseaba hacer enojar a su capitán.
—Entonces nómbrala tú, Ryu. No me gusta perder el tiempo en esas idioteces. —gruñó Shiki, de espaldas al hombre. Estaba a punto de encender un puro, pero entonces miró a la niña por el rabillo del ojo, y desistió de su urgencia por fumar.
—En ese caso, su nombre será (Tn). —dijo el muchacho—. Es preciosa. —añadió, mirando cómo la niña se succionaba los deditos.
—No es que odie a las mujeres, pero habría preferido mil veces un varón. —balbuceó decepcionado—. Trae al doctor Índigo.
—Enseguida, capitán. —respondió Ryu. Se dio la media vuelta, y caminó con la bebé en brazos.
Momentos después, un hombre alto, de rizos azules muy rebeldes cual peluca de payaso, quien tenía su rostro pintado como si de un mimo se tratase..., se aproximaba a Shiki por la espalda. Éste tipo llevaba su mano derecha dentro del bolsillo de su bata blanca, y con la otra, arreglaba sus lentes fucsia sobre su cabeza, para seguidamente acomodarse la bufanda azul con estampado de círculos amarillos. Sus raros zapatos de tonalidad cobalto con rayas horizontales en acabado celeste, emitían un ruido molesto, como si alguien expulsara gases uno tras otro, a medida que caminaba. Era un obseso del azul y sus derivados, ya que hasta su traje de una pieza era de color zafiro.
—¿Mandó por mí, Shiki-sama?
—Índigo —habló Shiki, sin voltear. Ahora sí, fumaba uno de sus puros—, ¿cuántos años dijiste que nos tomaría completar nuestros planes?
—Aproximadamente... veinte, señor.
—En ese caso... necesito que no solo experimentes en plantas y animales.
—No comprendo, capitán.
—Mi hija, está a tu disposición.
—¡Pero capitán! —intentó protestar haciendo ademanes de confusión.
—Es mujer..., no me sirven las mujeres, lo sabes bien.
—Se... será como lo ordene, capitán. —contestó inseguro.
—Bien, te lo encargo.
—¿Algo más, señor? —preguntó mirando la espalda del mencionado. ¿En verdad usaría a su hija como conejillo de Indias para sus fines?
—Prepara todo, zarparemos en un momento —dijo Shiki, elevándose en el aire gracias a su fruta del diablo, la Fuwa Fuwa no mi, la cual controlaba la gravedad de todo objeto inanimado que él tocara.
A parte de él, Shiki no podía hacer levitar, o bien, volar, a otro ser vivo, ya fuera humano o animal.
—Enseguida, capitán —contestó el doctor Índigo, mirando a Shiki alejarse—. Ni siquiera su hija pudo... —se detuvo de hablar, y se limitó a negar con la cabeza—. Lo siento mucho por la niña, pero órdenes, son órdenes.
Minutos después, el enorme galeón pirata, el cual tenía un león dorado como mascarón, se elevó por los cielos.
Tras veinte años de gobernar islas en las nubes, Shinjiki no Shiki, aquel que fue vencido por Roger "el rey de los piratas", descendió de las alturas con oscuras intenciones, para con una joven navegante de una pequeña tripulación pirata, que le advirtió sobre un choque de ciclón avecinándose de frente a su navío, el cual volaba por las nubes.
Con la aprobación y emoción de los jóvenes presentes, Shiki hizo volar la pequeña embarcación que iba por el nombre de "Sunny Go", en son de agradecimiento por la advertencia sobre el cambio climático, y con la promesa de dirigir el barco más rápido hasta el East Blue, ya que el alegre pero ingenuo capitán, decidió que era momento de hacer algo con las catástrofes que sucedían en su tierra natal.
—El nombre de esta isla es Merville —dijo Shiki, estando en medio de los miembros de aquella banda pirata, llamados "Mugiwara no ishimi". Dio unos pasos en reversa y continuó—. Aquí podrán tener todas las aventuras que quieran. ¡Que lo disfruten! —cogió a la navegante y se agachó a tocar el suelo de la cubierta—. ¡Liberación! —exclamó. Seguido de esa palabra, tanto el barco como los jóvenes comenzaron a descender por los aires, mientras que Shiki reía triunfante. Se había salido con la suya.
Si bien era cierto... no gustaba de la idea de tener mujeres abordo, pero no podía desperdiciar el talento innato, y la inteligencia de la chica de cabellos naranjas, que e incluso había superado las capacidades de sus sensores climáticos, y las habilidades de sus mejores navegantes y meteorólogos.
—¡Chicos! —exclamó la sobresaltada muchacha, mirando cómo sus nakama caían desde las alturas, dispersos en diferentes direcciones, ya que Shiki los había golpeado con el mástil del Sunny Go.
—¡Nami! —gritó el chico del sombrero de paja, capitán de la tripulación. Intentó estirar sus brazos para alcanzarla, pero Shiki huyó volando con ella atrapada en su costado.
Shiki no tenía idea, de que ese hecho le traería graves problemas, y que una vez más, enfrentaría a un poderoso hombre proveniente de aquellos mares que tanto odiaba: el East Blue, el cuál había jurado destruir.
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Hola chicas/os, ¡aquí les traje lo prometido!
Espero que les haya llamado la atención esta pequeña y resumida introducción ya que asumo que vieron la película de Strong World de One Piece, si no es así..., quedan bajo su propio riesgo a spoilers, aunque aclaro que no será algo en gran cantidad, pero sí lo más importante.
RECORDATORIO: ¡No se salten el prólogo porque contiene información importante! No quiero que después anden confundidas/os con lo que leen.
Publicaré el capítulo 1 en horas de la noche, o déjenme saber si quieren más tiempo para que puedan ver la película y que yo no les estropee la mayor parte de ella con mi novela.
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Lost in Love ━━ [En curso] 《8》
FanfictionSer la hija de Kinjishi no Shiki nunca fue tarea fácil, sobre todo si debía soportar todos y cada uno de los rigurosos experimentos que el doctor Índigo realizaba con su cuerpo para conocer los alcances tolerables de la planta IQ. Bueno, para Kinjis...