Tentation (Zoro Roronoa x Oc)

Arrepentimiento

¿En qué momento los papeles se invirtieron? Ahora era él quién buscaba la atención de la chica y que su mirada coqueta recobrara vida, pero el espadachín se había comportado como un patán con ella; la joven le abrió su corazón y él solo por sus estúpidos celos se dejó cegar ante lo que sería su primera noche juntos.

Tras el afecto demostrado hacia el tirador y ver que la chica empezaba a entablar una relación estrecha con el capitán, el peliverde había decidido que tenía que centrar la atención de la peli(tc)_____ en él. Y ahora que él volvía analizarlo, era la excusa más tonta que se había puesto para pasar más tiempo con la cantante, ahora lo veía claro, él solo quería que ella le regalara esos mimos solo a él. Y el recordar en como estos sentimientos fueron aflorando y el como había descubierto que se había dejado llevar no solo por los celos, sino por los perjuicios; sentía asco de sí mismo.

El espadachín había puesto en marcha su plan de "salvar a sus nakamas", colándose en la enfermería donde (Tn)_______ seguía quedándose, debido a que según Chopper todavía necesitaba del suero, la joven lo seguía despierta y se sorprendió ver que tenía una visita pasada la media noche.

- ¿Qué pasó Roronoa? - Zoro olvidó toda valentía al ver que la chica llevaba solo un polo holgado como pijama y en la posición en la que se encontraba sentada, solo hacía que su mente se nublara más - ¿Zoro?

El espadachín no pensó mucho, en realidad no pensaba, y se acercó a la joven solo para acorralarla en la camilla y besarla; la joven tardó solo unos segundos en darse cuenta de la situación en la que se encontraba, pero tampoco puso resistencia y correspondió de una manera muy eufórica el beso que le estaba brindando el moreno. Zoro no tardó en subirse a la camilla y recostar a la chica en ella, mientras seguía besándola, acariciaba sus piernas que la joven había colocado alrededor de su cadera y empezó a hacer movimientos con su pelvis simulando las penetraciones que tanto ansiaba hacerle; la chica no paraba de gemir, se sentía en el cielo y esos roces en sus entrepiernas la estaban volviendo loca. El peliverde alzó su vestido para empezar a tocas sus pezones y bajó su cabeza para empezar a chuparlos, a lo que comprobó que su teoría era correcta, estos cabían perfectamente en sus manos y en su boca; chupaba los senos de la chica como si su vida dependiera de ello y pasaba su lengua por los botones mientras dejaba pequeñas mordidas en su piel.

Los movimientos de su pelvis nunca cesaron  y la chica se sentía a morir, la forma en como él la estaba sometiendo era muy exquisita y sentir como su miembro rozaba con su clítoris con una puntería precisa, se sentía muy cerca del orgasmo y estos solo estaban en los juegos previos. Un par de movimientos más de parte del espadachín y la chica sintió todo su cuerpo contraerse y concentrando todas sus reacciones en su vagina, se dejó llevar por el primer orgasmo. Zoro no podía estar más contento y su ego se había elevado a mil al saber que podía darle batalla a toda la experiencia que había tenido la llamada "Tentación del mar". Sin embargo, un grito lo saco de toda su labor, levantó la cabeza encontrándose con un hilo de sangre en el brazo de la joven y viendo que toda la vía estaba de color rojo sangre. 

"¡Mierda!", dijo el espadachín antes de levantarse y sacar la vía de la muñeca de la joven que miraba entre divertida y adolorida al moreno; cerró la vía, y después de acomodarla, salió corriendo a buscar a Chopper por ayuda. Por toda la calentura del momento se había olvidado que la chica aún llevaba suero y por el bendito orgasmo que había tenido, la vía se le había desprendido.

Chopper no dejó de preguntar qué había pasado, a lo que la joven solo le contestó divertida que estaba teniendo una pesadilla y por eso se movió mucho; Zoro desde una esquina no podía ocultar sus mejillas sonrojadas ante el conocimiento de que él había sido el causante de todo eso.

- ¡Listo! Ya te devolví toda tu sangre que se había filtrado en la vía. Por favor, trata de no moverte mucho.

- Claro que sí, doctor-san, le diré a mi pesadilla que no me moleste más esta noche - la joven se divertía mucho con la mirada inquisidora que le daba el peliverde.

- ¿Hmmm? - suspiró - bueno, debes descansar, me quedaré de guardia para ver que no vuelva a ocurrir lo mismo y...

- No Chopper, ayer ya hiciste guardia, yo la veo - dijo el espadachín que no tenía otra intención segunda más que subsanar la culpabilidad que sentía y no quería que su nakama se quedara trasnochado por algo que había provocado él.

- ¿Seguro? - el peliverde asintió - está bien, descansa bien (Tn)______.

- Igualmente, Tony-kun - cuando el renito salió, sus miradas no dejaban de conectar y la joven no pudo evitar reír - ¿Me vas a dejar dormir, pesadilla? - Zoro no pudo evitar que una sonrisa se le apareciera en el rostro - Ahora tienes que cuidarme, así que tendrás que venir conmigo.

- No, te he hecho daño y he levantado a Chopper, no quiero volver a hacerlo.

- ¿Cuál de los dos? ¿Hacerme daño o levantar a Tony-kun?

- Ambos - la chica suspiró pesadamente e hizo un puchero que Zoro encontró adorable, se metió debajo de las sábanas y soltó un largo y muy fingido suspiro a lo que el moreno no pudo evitar reír.

- Ambos sabemos que no necesitaré que me vigiles, Roronoa, así que puedes ir a dormir; ve y dejadme sola, sin compañía, después de haber sufrido una casi descompensación, vulnerable y ... - el peliverde la interrumpió con un suave beso en los labios a lo que la chica no evitó acariciar su rostro y alargar un poco más el contacto.

- No seas exagerada, mujer - le dijo el espadachín luego de un par de besos más.

- Duerme conmigo, Zoro.

Y así fue, no ocurrió nada más esa noche, ambos durmieron juntos y aquella nueva sensación se les quedó en el pecho a los dos.

- (Tn)______, por favor, debemos hablar - intervino el moreno en el camino de la joven.

- Tú y yo no tenemos nada que hablar, Roronoa - ella no dejaba de mirarla fríamente y con cierta pizca de dolor en los ojos.

- Oye por favor, perdóname, no quiero que te vayas.

- ¡Basta!, no me importa lo que tú quieras, no confiaste en mis palabras y tú ya me habías juzgado, incluso antes de conocerme.

- ¡No! ¡Yo no te juzgué, solo...! Solo... 

- Déjame en paz, Zoro.

La joven se escabulló y sin más se dirigió a la habitación de las chicas, dejando al espadachín con un sabor muy amargo en la boca, la había humillado y había ignorado sus súplicas, dejándose llevar por su orgullo y por no querer admitir, que se había enamorado irremediablemente de aquella mujer.

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