Guts respiró hondo y suspiró; no sabía exactamente si aceptar lo que trataba Casca o no.
Estaba andando en un hilo muy fino, y él estaba en pleno equilibrio. Si aceptaba la idea de casca, podían pasar dos cosas: que ese equilibrio se convierta en equidad o que se balancee tanto que se caiga.
Casca se secaba sus lágrimas y tímidamente miraba hacia otro lado; estar en ese estado se sentía como una auténtica loca deseando cualquier elogio de Griffith.
Casca: Guts, si nos acercamos más, intentemos ser más amigos... quizás, podamos captar su atención.
El azabache no contestó de inmediato; estuvo unos segundos meditando si el falsear una relación mejoraría la suya o la llevaría a otra controversia, pero su ánimo no era el más bueno en esos momentos. La presión, tanto la de Casca como el pensamiento de poder al menos tener un poco de contacto con Delthea, actuó más su desesperación que su racionalidad.
Guts: Está bien, pero tampoco te pases... - Comento algo inseguro.
Así se quedó la noche, cada uno a su cabaña, esperando el día siguiente.
Guts esa noche no pudo dormir; se giraba a un lado, al otro, lloraba de vez en cuando y se lamentaba de todo en su vida.
A la mañana siguiente, había un sol tenue, una mañana fresca para ir tapado con una manta fina o seguir tapado entre las sábanas.
El tiempo estaba algo apagado, pero todavía no había un cielo cubierto de nubes negras.
Delthea se levantó como era costumbre, una de las primeras, y empezó a cocinar el desayuno.
Al olfato de Guts le llegó el dulce aroma de mermelada calentada, tortilla y tomate fresco con ajo.
Se levantó sin muchas ganas, pero cuando vio a la pelirroja sola, aprovechó para estar algún tiempo con ella.
Guts: Buenos días, ¿Cómo te encuentras? —dijo con una pequeña sonrisa y se sentó a su lado, viendo cómo sus manos trabajadoras cascaban los huevos.
Delthea: —Bastante bien, ¿y tú? —contestó algo seria, y no la miró; estaba pendiente de su comida.
El chico se sorprendió por su reacción y enseguida su garganta se le hizo un nudo.
Guts: La verdad, algo mal; casi no he dormido esta noche.
Delthea le miró para ver unas pequeñas ojeras marcadas en su cara.
Delthea: ¿Quieres valeriana o melisa? Relajan bastante, pueden ayudarte... —Se levantó y a los minutos regresó con unas hojas de melisa, las echó en un vaso con agua y añadió algo de miel para finalizar el proceso meneándolo. —Pruébalo. —Se lo dio con una sonrisa.
Guts le pareció tan adorable como ella; tan menuda, tan flaquita, se molestaba en encontrar a primera hora de la mañana con ese fresco algo para relajarlo, y como endulzó aquella infusión con miel.
Sin duda alguna, lo acepto y lo fue bebiendo a sorbos.
Delthea: Ayer no hablamos... Dejó caer.
Parece ser que el no verle le molestó algo; esto hizo preocupar a Guts.
Guts: Delthea, no pienses nada malo, créeme que deseaba hablar contigo, pero... —Se llevó su mano izquierda a la nuca. Todos estaban allí, apelotonados y demás... que me dio algo de cosa.
Delthea asintió.
Delthea: No te preocupes, Guts, solo que pensé que te caería mal, como te expusiste en riesgo tu salud por mí... pensé que... - Su mano temblaba y sus ojos se ponían llorosos.
Guts se percató y enseguida le abrazó.
Guts: No te preocupes, lo entiendo... No estoy nada enfadado ni molesto; por mí pasaría por esto mil veces de nuevo por ti.
Ambos se sonrojaron por los comentarios y se separaron cuando empezaron a despertarse más miembros.
Por la tarde, empezó a llover, y Casca y Guts estaban juntos en la misma colina que ayer. Antes de que lloviera, estaban hablando de qué hacer para captar la atención, pero Casca no le contó a Guts lo que había guardado debajo de la manga.
Quedo con Griffith por la tarde en la colina, y mientras estaban todos comiendo, aprovecho para robar a Delthea sustento de flor de loto que te hace olvidar por unos momentos las cosas y se lo sirvo a Guts justo antes de subir a la colina.
Casca besó a Guts cuando se percató de que no estaba contestando a sus preguntas y se encontraba en un estado drogado.
Su plan era que Griffith les pillara así, en la mente de la joven quedaría genial, y siguió profundizando más el beso, hasta que ella misma acabó entrando en aquel éxtasis y olvidando su plan.
La ropa en el suelo, la lluvia mojando la piel de ambos, Guts sin conocimiento y su mirada perdida y Casca dominando aquella ambición. Se paró cuando se dio cuenta de los minutos que llevaban y que aún no aparecía Griffith.
Pero escucho unos pasos, y de inmediato se apego a él, intentando parecer y también ocultar su desnudez de que juntos estaban, pero era el peliblanco, era Delthea.
Delthea, empapada, buscando a Guts y Casca, los únicos que faltaban de toda la banda, preocupada por el clima, fue a buscarlos para encontrarlos así, y no sabía por qué, pero sintió rabia.
Sintió que Guts jugó con ella.
Esas palabras de esta mañana solo le resonaban en su cabeza como mentiras dichosas que suelen decirse a los niños por inocentes, y eso es lo que Guts creyó de ella, que era una ingenua.No se supo distinguir si lloraba o era la lluvia empapando su cara, pero desapareció.
Casca, sin importar que estuviera sin ropa, la siguió con cierto pesar y melancolía en su corazón; sentía el pecado pesado en su espalda que se iba multiplicando y expandiendo hasta en sus hombros y piernas. No podía moverse casi; había cavado su propia reputación, ahora le llamarían la puta de la Banda de Halcón o la engañadora que solo va por placer.
Guts, en cambio, quedó mirando la lluvia anestesiado, sin saber nada ni recordando quién es, pero dentro de él también sentía cierta culpa.
Los planes salieron mal.
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Berserk (Guts) TERMINADA
AventuraDelthea una chica que fue discriminada desde pequeña acusandola de brujería. La banda de halcón fue su salvación, convirtiéndose así, en la médica de combate de la pandilla de mercenarios. Entra el espadachín negro al grupo, ambos se hacen compañero...