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𝓛𝓪𝓼 𝓯𝓻𝓾𝓼𝓽𝓻𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 𝓭𝓮 𝓐𝓶𝓪𝓷𝓮
天音の欲求不満











Como era de costumbre, Amane dio un paseo por el río que frecuentaba los fines de semana, ella vivía en Konoha y aquel lugar se encontraba a las afueras.

Siempre había pensado que sería bueno vivir cerca de ahí, era un lugar más pacífico que la gran ciudad, de vez en cuando, se sentía sofocada por su vida, trabajaba todo el día y a penas lograba dormir sus ocho horas diarias.

Realmente odiaba saltarse las comidas, si fuera por ella comería cuatro veces al día.

Sus colegas decían que ella podría ser modelo, que era cuestión de cuidar su cabello, uñas y piel, constantemente la halagaban con eso, pero Amane prefería ignorarlos, no tenía dinero para invertir en su apariencia si a penas tenía para comer.

Se sentó en la banca y soltó un suspiro, observo las nubes buscando formas.

-—Si tan solo no me hubieses dejado-— murmuró tan bajo que podía confundirse con el viento.

Cuando tenía dieciséis años, su madre la había abandonado con la promesa vacía de volver. Claramente no había cumplido.

Algo llamó su atención.

Se escucho un maullido, había un gato yendo directo hacia ella.

Se inclinó y se dio cuenta de que estaba cojeando, se levantó y se acuclillo.

-—¿Que te paso pequeñín?

Cuando acercó su mano, el gato tironeo de su manga, confundida permitió que la jalara.

—-¿Que sucede?

Casi pega un grito en el cielo al ver un grupo pequeño de gatos dentro de una red, parecía que tenía plástico sobre ella.

De inmediato corrió, le dio lo mismo entrar con zapatos puestos y comenzó a intentar liberarlos, pero a la vez los jalaba a la orilla, rompió el plástico como pudo y sin importarle que sus manos sangraran reventó las gruesas cuerdas dejando que los gatos se tendieran en el suelo, comenzaron a hacer sonidos extraños, como si tosieran.

—-Cielos ¿Que clase de bastardo les ha hecho esto?

Acarició el lomo de uno de los gatos en un intento de reconfortarlo, este pareció querer gruñirle, pero no lo hizo.

Se trataba de seis gatos, uno de ellos era pequeño, era el mismo gatito que había ido en busca de Amane.

Recordó que llevaba su bolsa de mandados, la sacó de su bolsillo y observo a los gatos, el que se veía como el más grande pareció darle una mirada que decía "Yo no entraré en eso"








...










—-Y con esto mi salario entero se acabó-— farfullo Amane llenando de banditas sus dedos heridos, había tenido que comprar vendas, desinfectante y más para tratar a los animalitos, no podía llevarlos al veterinario pues resultaba más caro y era algo que no podría pagar, por suerte había aprendido algo de enfermería en su breve estadía con Senju Tsunade.

Le parecía realmente curioso que el pelaje de los seis gatos era negro y se veía tan bien cuidado como si se tratara de animales de casa.

No sabía diferenciarlos bien, se le hacían familiares, incluso llevaban el mismo collar.

Amane reaccionó.

¿Un collar?

Acercó la mano al collar del gato más tranquilo, llevaba un nombre, pero no dirección o número de teléfono.

The Uchiha ¿Cats?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora