The Uchiha ¿Cats?

8

𝓛𝓪 𝓹𝓻𝓲𝓶𝓮𝓻𝓪 𝓷𝓸𝓬𝓱𝓮
最初の夜

Amane pareció permanecer tranquila ante la mirada constante de los Ōtsutsuki en medio de la cena, de hecho, se olvidó de ello incluso si también llegó Tomoe, Shisui comenzaba a irritarse creyendo que los miraban a ellos para criticarlos como antes era usual, pero no hablaba, Itachi estaba intrigado por esto y Madara...

Bueno, Madara desde que había llegado se la había pasado con Hashirama.

—¿Por qué esos tipos llevan tanto tiempo mirándonos? —cuestionó Shisui serio.

—Creo que no es a nosotros —respondió Itachi en voz baja.

—¡Maldición! —exclamó reaccionando rápidamente ante las palabras de Itachi —¡No están mirándonos, están mirando a nuestra chica!

Amane estaba entretenida jugando con el teléfono móvil de Itachi, no parecía percatarse de lo que sus parejas hablaban, los Uchiha la habían casi obligado a sentarse ahí y le habían dado una distracción para que le quitaran las ganas de irse.

—Mierda —mascullo Shisui —¿Y si nos llevamos a Amane?

—Entonces arruinariamos su día, Amane organizó todo esto.

—Pero Naruto es el que si debe de estar aquí.

—Ella es su secretaria.

El castaño dio otra miradita hacia los Ōtsutsuki.

—Ya me voy —avisó Amane poniéndose de pie con el ceño fruncido.

Itachi pudo ver que en el juego, había perdido las tres vidas que tenía y perdido el progreso que llevaba, no era poco.

—¿Perdiste?

—Si, pero tengo que ir a donde Naruto-sama, quedo de que daría el discurso a esta hora.

—Entiendo— contestó Itachi.

Shisui sólo la miró, una sonrisa se formó en su rostro, era muy linda.

—Cuídate.

Amane le sonrió antes de asentir e irse.

No tardando mucho, Naruto subió a la pequeña tarima, sonreía.

—Muchas gracias a todos por venir el día de hoy a la reunión anual de...

El Uzumaki dio el discurso que tanto había ensayado con Amane, sorprendentemente para quienes conocían al rubio, no dijo "ttebayo" ni una sola vez.

Pero había costado mucho trabajo de parte de él y su secretaria, pero también había sido divertido, ellos se habían acercado siendo ahora grandes amigos.

—... Nuevamente, gracias por venir hasta aquí, deseo que pasen una buena noche.

Los aplausos llegaron en cuanto dijo la última palabra, bajo de la tarima.

—Muy bien hecho, Naruto-sama —lo felicito la chica sonriendo.

—Lo hice y esta vez no me trabe — presumio brillando de felicidad.

—¿Hablara con los jefes de las familias por separado? —inquirió la rubia, segundos después, sujetó el puente de su nariz al percatarse de lo que sucedía atrás.

Shisui parecía estar amenazando a Tomoe, y Tomoe estaba aún más enfadado de solo escuchar al Uchiha.

—Creo que me iré —mascullo Amane.

—Tienes mi permiso.

Amane se apresuró para tomar a Shisui por el brazo y alejarlo de aquel chico.

—Basta, Shisui-san.

Este se quedó callado el toque de Amane se sentía extraño, ella también había tenido aquella sensación.

Prontamente, la rubia alejo la mano del chico, su respiración comenzó a agitarse.

Tres días.

Hanagaki retrocedió rápidamente, no se habían cumplido los tres días, no le dio tiempo de pensar mucho en eso, el malestar comenzaba a extenderse, no se sintió más aliviada cuando Itachi la tomó por el brazo, sintió que sus piernas temblaban.

—Deberíamos irnos —dijo el azabache haciéndola avanzar, Shisui fue tras ellos, puso su saco sobre los hombros de la fémina.

El clima fuera del edificio resultó helado para la condición actual de Amane, cada vez, sentía su cuerpo más caliente como si se tratara de fiebre.

Y aquel síntoma no era cosa sólo de ella, si no también de Itachi y Shisui, quienes discutían en la parte de enfrente del auto mientras el mayor conducía.

Llegaron al departamento, el cual era más cercano que la mansión, cuidando de no dejarse llevar, movieron a Amane para llegar al hogar de ambos.

—Me duele —balbuceo Amane sujetando la tela sobre su pecho, con trabajo habían llegado hasta la habitación principal.

Shisui estaba preocupado, debían poner la marca sobre Amane, no sólo por el poder que comenzaba a desatarse en su interior, si no también, porque ese sufrimiento que ella sentía, era provocado por el hecho de conocer a su pareja y no haber tenido aquel contacto tan íntimo que usualmente, tenían en la primera semana o a horas de conocerse.

Pero entre humanos era común cortejarse por un tiempo antes de si quiera darse el primer beso, tomando eso en consideración, tanto Itachi como Shisui habían estado conteniendo sus instintos naturalmente activos.

Y ahora ambos temian perder el control ante el mínimo toque que Amane les proporcionara.

—Ni tu ni yo ni Amane estamos completamente cuerdos —mascullo Itachi manteniéndose lo más tranquilo que podía —Si le decimos que llame a Madara, simplemente no lo hará.

—Ella debería decidir... Pero cuando no sea afectada por sus instintos.

—No estoy siendo afectada por eso —aseguró Amane —Solo me duele el pecho y me siento rara...

Shisui trago saliva, la falda de Amane se había movido de su lugar dejando ver un poco más de piel, desvío la mirada con rapidez.

—Si es así ¿Cual es tu opinión sobre esto? ¿Solo deseas la marca o...? —Itachi no acompleto, comenzaba a ponerse nervioso, no se habían dado besos más que en las mejillas.

La rubia pensó unos segundos en la pregunta que le habían hecho.

Si recibía la marca estaría bien ¿Cierto? Y si pasaba la noche con ellos, sería lo mismo, estaban predestinados, según lo que había dicho Madara, si era así, estarían juntos un buen tiempo, aun así no existía garantía de que fuera para siempre.

—Yo... —observo a Shisui e Itachi, quien más parecía afectado era el segundo, anteriormente, había contenido su celo antes de que si quiera apareciera por lo que se había acumulado dejándolo peor que a Shisui.

—Respetaremos tu decisión —musito Shisui.

—Yo... Esta bien para mi pasar la noche con ustedes —dijo la rubia tragando saliva —Yo estaré bien con ello, pero solo si ustedes lo desean...

Itachi no tardó en ir directo a Amane, comenzó a besarla, no se le permitió recargarse de la cama, Shisui se apresuró para colocarse atrás, lentamente, comenzó a desabotonar cada uno de los botones de la blusa de la rubia, besó su cuello dejando algunas marcas, deseoso de acariciar aun más.

De esa manera, la noche recién comenzó para aquellos tres.