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Un escalofrío terrible recorrió su cuerpo, trago en seco y prefirió hacer lo que se le era pedido para evitar que su cabeza volara, no quería manchar los asientos de su auto.

-- Maldita sea no se porque tengo que ser yo el que haga los trabajos difíciles, todos son como "Twice tu tienes que deshacerte del cuerpo" "Twice tu tienes que decirle al jefe las malas noticias" "Twice tu tienes que conseguir el regalo del jefe" ¡No soy el chico de los mandados!
Pero claro que lo eres, después de todo solo sirves para eso, si no lo hiceras lo mas probable es que otra persona tuviera que deshacerte de TU cuerpo. --

El albino entro nuevamente en pánico sin saber que hacer o decir, solo escuchar como dos voces distintas se insultaban entre si, lo peor es que no podia mirar por el retrovisor ya que se le había olvidado acomodarlo, era un idiota.

-- Además, llevo una semana entera pensando en que darle de regalo a ese terco, osea dime ¿Que le das a el dueño de una ciudad entera? Si pide algo lo tiene en la mano sin siquiera terminar la frase, además que nada le gusta, tiene una actitud de mierda, agh.
¿Y porque tan callado amigo? ¿Te cortaron la lengua?

-- B-bueno yo.. -- Iba a voltear pero la presión del arma contra el costado de su cabeza hizo que su mirada se centrara nuevamente en el camino

Psycho LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora