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//Dije que con tres personas que votaran, comenzaría a escribir así que aquí estoy//

Esos días fueron una completa tortura para el albino, no podía dormir bien e incluso se sentía aterrado de salir a la calle.
¿Su razón de esto? Dabi.
En sus sueños? Dabi
En sus pensamientos? Dabi.
A cualquier lugar que iba? Dabi.
Incluso en sus sueños húmedos, lo cual nunca admitiría pero las sucias cosas que han pasado por su cabeza que incluían a ese azabache, ni la persona mas pervertida las toleraría.

Pero aparte de eso, el pensamiento que mas recorría su cabeza era lo bien que sintió cuando esa gran y firme mano se poso sobre su cabello, por mas que lo pensara el contacto humano le repudiaba, pero... Con ese pelinegro fue diferente, bastante cliché a decir verdad "No me gusta que nadie me toque, pero si eres tu no me molesta" cosa que cualquier idiota que cualquier idiota diría.
Pero lamentablemente para ese chico de cabello claro era real, había tratado con locos durante toda su carrera, y ahora era el quien se estaba volviendo loco por alguien que estaba incluso mas loco que el.
Lo odiaba.

Nuevamente como cada semana se dirigía a la sala donde se encontraría con su pesadilla, tomó valor respirando profundamente y entró a la habitación encontrándose con un tranquilo pelinegro que al parecer estaba esperando pacientemente por su llegada.
Se dirigió a la mesa y se sentó asegurándose por casi tercera vez en el día que aun tenia ese broche en su bolsillo.

Psycho LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora