Secret || MoonSun

¿𝐕𝐢𝐝𝐚 𝐨𝐫𝐝𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢𝐚?

— Señorita Kim, otro retraso más y lo pondré a disposición de la hermana Park.

— Disculpe señorita, no volverá a pasar.

— Espero que no.— Comentó haciéndose a un lado dejando pasar a la recién llegada.

Todos notaron como entraba, como siempre. Era tan bonita, con aquel lindo cabello pálido que fácilmente caía por su espalda como una cascada, y esos ojos cafés que eran de ensueño.

— Llegaste tarde, otra vez— Su mejor amiga, siempre diciendo lo obvio.

— Ya lo se Wheein, cállate.

— ¿Por qué se te hizo tarde, señorita santa?.

— El señor me contacto para decir que durmiera más tiempo, aunque para mí no fue suficiente.

— Uy, eso es pereza. Tan santa no eres, pecadora.— Bromeó haciendo que ella y su amiga rieran.

Las dos adolescentes continuaron con su clase sin ningún imprevisto, y era hora de la merienda. Muchas de las niñas que asistían a la escuela, si no es que todas, no tenían secretos fe ningún tipo, por qué según ellas, el señor así lo demandaba, y la frase de "no mentiras" no era poco para ellas.

Pero Yongsun era diferente.

— ¿Y Eric?— Susurró Wheein sosteniendo su sandwich.

— Shh, cállate Wheein— Le señaló a una de las monjas que merodeaba por el patio. — Lo vi hoy en la mañana.

— Mentira y pereza, van dos pecados Yongsun.

— Oh vamos— Rió Yongsun— No es para tanto, solo creo que es tiempo que me interese en estás cosas ¿No crees?.

— Si tú lo dices. — Contestó con simpleza. — Y mejor ya cállate, que viene la hija de la hermana superior Park.

Jihyo era un año menor que Yongsun, era una niña muy amable con todos los demás aunque claro, por ser la hija de superior de la escuela los niños preferían no interactuar mucho con ella. Según habían escuchado, su vida había sido planeada hasta tomara el lugar de su madre.

Ningún ser humano es perfecto, todos comenten errores que son mal vistos por los demás y así mismo son señalados, pero Jihyo intentaba serlo, tal vez, ella ya era perfecta a su manera, pero no ante los ojos de todos, tenía que cambiarlo para ser el más ideal perfecto, y solo lo intentarlo ser por su madre. Entre todos esos intentos había logrado ganarse el título de mejor estudiante, por sus perfectas calificaciones así como también su impecable comportamiento.

— Chicas ¿Cómo estan?.

— Jihyo, nosotros estábamos bien ¿Tú cómo estás?— Preguntó Wheein a sabiendas que el rumor sobre un matrimonio arreglado había tomado fuerza.

— Yo estoy bien.— Jihyo mostró una sonrisa, bien podría ser de tristeza como de incomodidad.

— ¿Segura? No te ves feliz.

— Estoy bien, soy feliz.

— No pareces convencida.

— La felicidad puede ser de muchas formas, yo estoy siendo feliz en estos momentos.— Dijo sentándose a un lado de Wheein sacando su almuerzo.— Así como también se puede fingir la felicidad, aunque claro, es una mentira muy egoísta.

— ¿Tú has mentido, Jihyo?.

— Es pecado, aunque creo que todos mentimos alguna vez, aunque sea de forma inconsciente, así que supongo que si.

— ¿Te sientes culpable?— Por fin le preguntó Yongsun, solo quería saber si solo ella había pasado rezando más de una noche.

— A veces— Confesó— Hay cosas como las mentiras blancas, no dañan a nadie. Solo hay que saber diferenciarlas.