VII

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Toda la historia será narrada por la escritora.

"Lo sé... Sé que lo que dijo Mark es cierto", admitió Felix con un hilo de voz, sorbiendo ligeramente su nariz pecosa.

"Lo golpeé por eso, porque te lastimó", dijo ChangBin con firmeza, su tono cargado de indignación. "Es un hipócrita. Deberías dejar de hablar con él"

Felix dejó escapar una pequeña risa amarga, alzando la vista para encontrarse con los ojos de ChangBin. "Aunque quisiera, no puedo. Su padre siempre me pone en equipo con él, además..." hizo una pausa, como si lo que estuviera a punto de decir le doliera aún más. "Soy el representante del grupo. No puedo evitarlo"

"Ou", fue todo lo que ChangBin pudo decir en respuesta. No era fácil encontrar palabras cuando todo el sistema parecía estar en su contra.

Felix suspiró, cruzándose de brazos mientras inclinaba un poco la cabeza hacia un lado, con una mezcla de frustración y pena reflejada en sus ojos. "Tienes un castigo muy injusto", dijo suavemente.

"Lo sé", respondió ChangBin, encogiéndose de hombros. "Pero, ¿Qué se puede esperar de personas que abusan de su poder?", su voz tenía un tono resignado, pero la chispa de rebeldía seguía viva en sus ojos.

Felix le miró con curiosidad, una pequeña sonrisa apareciendo en su rostro. "Lo harás trizas, ¿No?", preguntó, dejando entrever un destello de admiración en su voz.

"Por supuesto", dijo ChangBin, devolviéndole la sonrisa con una seguridad que parecía llenar la habitación.

Al salir, Felix se fue con su hermano, pasando el resto del receso juntos en su habitual rincón en el patio. Las últimas dos clases transcurrieron con rapidez, pero el peso del castigo seguía presente en la mente de ChangBin. Tan pronto como sonó la última campana, se dirigió hacia los vestidores para cumplir con su sanción, preparado para enfrentarlo solo.

"¡ChangBin!", escuchó su nombre y volteó, encontrando a Felix corriendo hacia él, agitado pero decidido.

"¿Qué haces aquí? Tu hermano debe estar esperándote", dijo ChangBin, frunciendo ligeramente el ceño.

Felix negó con la cabeza mientras trataba de recuperar el aliento. "No, vine a ayudarte. Este castigo lo tienes por mi culpa"

ChangBin lo miró incrédulo, esperando alguna señal de que estaba bromeando. "¿En serio? ¿No me estás tomando el pelo?"

"Por supuesto que no. Jamás bromearía con algo así", respondió Felix con una sonrisa sincera.

Sin más palabras, ambos comenzaron a trabajar. El ambiente en los vestidores era sofocante, impregnado de un olor desagradable que hacía difícil respirar. Se dedicaron a recoger la ropa sucia y meterla en el cesto, mientras intercambiaban bromas para hacer más llevadera la tarea.

"Esto huele peor de lo que imaginaba", comentó Felix, arrugando la nariz y fingiendo mareo dramático.

"Bienvenido a mi castigo", respondió ChangBin, riendo mientras llevaba el cesto lleno hacia la esquina.

Una vez que terminaron con la ropa, comenzaron a trapear el suelo y a limpiar las duchas. Poco a poco, el lugar empezó a oler mejor, aunque ambos seguían luchando por ignorar el sudor que les resbalaba por la frente. Finalmente, se encargaron de los casilleros, cerrándolos uno por uno.

Cuando todo estuvo impecable, guardaron los materiales de limpieza en el armario correspondiente. Exhaustos, se dejaron caer en las bancas metálicas de los vestidores, compartiendo una botella de agua que Felix había llevado.

"Prometo ayudar más a mi mamá", dijo ChangBin de repente, levantando su mano derecha como si estuviera haciendo un juramento solemne.

Felix lo miró de reojo, levantando una ceja. "¿No la ayudas?", preguntó, su tono mezcla de incredulidad y ligera indignación.

Hot Cheerleader [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora