14.- 𝙽𝚒𝚗̃𝚎𝚛𝚘/𝚜

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Au: Omegaverse.
Apariencia: Karmaland.

Aquí Guille y Cris no tienen a María, sino a Mario.

—¿Estas seguro que lo pueden cuidar? Nos lo podemos llevar con nosotros— hablaba el albino mirando como su cachorro era cargado por el otro alfa, el niño se encontraba dormido y no querían despertarlo

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—¿Estas seguro que lo pueden cuidar? Nos lo podemos llevar con nosotros— hablaba el albino mirando como su cachorro era cargado por el otro alfa, el niño se encontraba dormido y no querían despertarlo.

—Que si Willy, nosotros lo cuidaremos— aseguro el pelinegro mirando con seguridad a la otra pareja, el albino solo hizo una mueca.

—Si algo pasa, por favor avísenos— insistió ganandose un suspiro de su esposa.

—Cielo ya, ellos pueden con eso y más— murmuró la rubia mirando con cariño a su esposo.

Guillermo no quería dejar a su cachorro y menos con el irresponsable del híbrido de oso, pero su esposa había insistido mucho ya que se llevaba de maravilla con el Omega azabache, además de que el niño también estaría con él, el cual claramente es más responsable que su pareja, pero eso no evitaba que aún estubiera nervioso y ligeramente asustado.

—Bien... Regresaremos en unos tres días, pero aún así no duden en llamar si algo pasa— mientras más habla más aumentaba el volumen de su voz puesto que Cristina prácticamente lo empujaba para llevarselo.

—Se que harán un excelente trabajo ¡Confío en ustedes!— termino la rubia subiendo al auto junto a su esposo, se despidieron y partieron, dejando a la otra pareja con su cachorro.

Ambos, alfa y Omega, suspiraron, pero el alfa lo había hecho de uno forma un poco más sonará ocasionando que el pequeño albino en sus brazos se moviera un poco, por el pequeño susto que le ocasionó, dió un brinquito casi tirando al nene.

—¡Rubén!— se quejo de forma baja y estiró sus brazos para tomar al niño, el alfa se lo dió con una sonrisa nerviosa, cuando el nene se acomodo en el pecho del Omega se aferró a él y sonrió levemente, al niño le había gustado el aroma a lavanda de Samuel desde que había nacido —Lo voy a llevar a la habitación para que descanse mejor, ¿Puedes hacer el almuerzo? Seguramente Mario despertara con hambre— murmuraba mientras caminaba hacia las escaleras, el castaño solo asentía a lo que decía su novio.

(...)

El alfa seguía en la cocina intentando hacer algo apropiado para el cachorro ya que claro, no quería que el pequeño se enfermera por su culpa.

Desde que Sam había subido con el niño no había bajado, tal vez se quedó con el para revisar que no despertara y si lo hacía no se asustara por no ver a nadie.

Cuando ya había acabado con el almuerzo, empezó a escuchar pasos por las escaleras al igual que dos voces hablando, al parecer Mario ya había despertado y el Omega lo traía con él.

—Rub— la voz de su novio en la sala lo saco de sus pensamientos y se acercó al marco de la puerta para verlo con el cachorro en brazos.

—Aquí estoy cariño, acabo de terminar la comida ¿Le vas a dar ya?— se acerco con un poco y cuando el más pequeño lo vio se acurruco al pecho del Omega buscando protección, lo normal, el único alfa con el que había convivido hasta ahora era su padre y el olor del castaño lo hizo alertarse un poco, ganandose una risita del ojimorado.

—Creo que a alguien no le caes bien— se burlo y el más alto hizo un pequeño puchero —Anda, tráeme un plato con algo de comida para que este bebé coma— tomo al niño de la cintura y lo alzó un poco haciendo que sus narices rozaran, el niño soltó una pequeña risita poniendo sus manitas en las mejillas contrarias.

—No soy un bebé ¡soy un niño grande!— se quejo sonriendo más.

—Oh, por supuesto que lo eres— le siguió el jugo en un tono meloso arrugando un poco su nariz.

Algo dentro de Rubén se removió por aquella escena.

Ver al cachorro tan feliz con su pareja...

Él y Sam ya habían hablado sobre tener hijos pero claramente aún no veían aquello en un futuro cercano, así que primero querían casarse (y más por petición del azabache, en especial por su familia, ya que Rubén no requería de aquello para demostrar que lo amaba), pero ver aquello, el Omega tan feliz con el niño... Le había calentado el corazón.

—Tierra llamando a Rubén...— suspiro —Mario, ¿Puedes...?— y sin siquiera terminar, el niño le había dado una pequeña (pero fuerte) palmada al rostro del alfa haciéndolo salir de su ensoñación un poco agitado.

—¡Que!— su grito asustó a a los otros dos, pero en especial al cachorro el cual se volvió a acurrucara al pecho del Omega, este suspiro.

—Rubén, trae un plato con comida para el niño por favor— pidió otra vez caminando hacia el sofá para sentarse en él dejando al niño en sus piernas.

Este simplemente asintio con la cabeza y regreso a la cocina por lo pedido por su novio.

(...)

—¡Quieto! ¡Te tengo que duchar!— ese era el alfa persiguiendo al único niño (de edad) de la casa y claramente este no se dejaba.

—¡No quero! ¡Alfa feo!— se quejo corriendo lejos del mayor y metiéndose en lugares pequeños a los que claramente Rubén no podría llegar, causando que se frustrará.

—¿Por qué te tuviste que ir ahora Vege?— pregunto al aire para después suspirar.

Estaba bien que el niño no haya convivido con más alfas aún pero vamos a ver, Sam y él ya llevaban un día con el niño y este no se quería acercar al castaño, es que hasta tubo que dormir él en la habitación de invitados por qué Mario no se quería separar de Samuel.

—Si te dejas duchar te dejaré jugar lo que quieras— ofreció el alfa usando su último recurso, solo así logro ver cómo el cachorro salía de debajo de una mesa asomándose tímido.

—¿Lo que quiera?— pregunto para asegurarse.

—... Si— se empezaba a arrepentir, pero Vege lo había prácticamente amenazado.

«Si el niño no está bañando para cuando regresé ahora dormirás en el sofá»

Fueron las palabras de Samuel antes de irse.

Él no quería dormir en el sofá, era incómodo y el siendo un híbrido de oso capaz y terminaba en el suelo de la sala por no encontrar a su Omega para abrazarlo.

—... Está bien— el niño se levantó del suelo y camino hacia el alfa, tomo su mano y prácticamente lo arrastró hasta el baño.

El Omega llego a la casa después de bastante rato, estaba un poco cansado y solo quería recostarse en la cama y tal vez dormir, así que, nadamás llegar a su hogar abrió y se recargo en la puerta respirando el aroma del ambiente, o sea chocolate con fresas.

—¡Pero-! ¿¡Cómo coño puedes hacer eso!?— fue lo primero que escucho Vege cuando entro a su hogar, ni un saludo, nada.

—¿Que es coño?— y ahora esa fue la voz del cachorro que estaban cuidando.

Prácticamente tiro las bolsas al suelo y camino hacia la sala encontrándose a su alfa descojonandose por el hecho de que el más pequeño repitió la palabra.

Bueno... Si Rubén no planeaba dormir en el sofá, ahora lo haría si o si.

 Si Rubén no planeaba dormir en el sofá, ahora lo haría si o si

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Palabras: 1195.

#Rubegetta Month 2021 (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora