Sip... Oficialmente me he obsecionado con los Months, pero no me arrepiento de NADAAAAA
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La noche era tranquila, bastante a decir verdad, eso le daba un poco de miedo ya que el alfa no se encontraba en casa y lo mínimo que esperaba escuchar afuera de su hogar era el ruido de los animales nocturnos, pero ni ellos hacían algún ruido.
Se encontraba en la sala esperando a su esposo, este había salido de misión y solo a los alfas le permitieron ir ya que era algo peligroso para los omegas y betas que eran parte de los héroes.
Esto claramente no le gusto para nada al azabache, siendo que ni siquiera un mes de casado llevaba con el híbrido de oso, además de que...
El llanto de un bebé irrumpió sus pensamientos, haciendo que se levantará del sofá con rapidez y subiera las escaleras prácticamente corriendo.
Cuando llegó a la puerta de color azul con nubes blancas, la abrió algo rápido y asustado, si algo le había pasado no se lo perdonaría.
Suspiro cuando vio al bebé parado y recargado en la baranda de su cuna, al parecer había despertado y al verse solo y a oscura en su habitación se asusto.
Al ver a su progenitor, el pequeño se calmo un poco pero aún tenía un tierno puchero y los ojos llorosos, Samuel suspiro y con una pequeña sonrisa se acercó al bebé de apenas unos 9 meses.
Lo tomo en brazos acunandolo y acarició sus mejillitas limpiando los rastros de lágrimas que habían en ellas, haciendo que el bebé riera por las pequeñas cosquillas.
—Que mono mi Bryan— susurro y dejo un besito en su frente cariñosamente.
—Ama, ama— "dijo" el bebé estirando sus manitas al mayor, este río encantado por el chiquillo.
—Si, yo soy mamá mi amor—.
Aún con el bebé en brazos salió de la habitación con rumbo hacia el jardín, su anterior miedo a no escuchar prácticamente nada fuera se había ido con solo escuchar a su bebé llamarle, aunque aún así, tenía la pequeña espinita del por qué el alfa no había llegado aún.
Suspiro mientras salía de la casa y se dirigía hacia la casa del árbol la cual empezó a subir teniendo bastante cuidado de no caer o lastimar al bebé, en cuál estaba bastante entretenido jugando con el osito de peluche que traía encima.
Una vez el Omega estuvo hasta arriba, dejo al pequeño híbrido en una corral que tenía arriba para cuando lo subían ahí mientras el se dirigía a la orilla del lugar para ver el paisaje.
—¡Apa, apa!— la voz emocionada del bebé a sus espaldas lo hizo soltar una pequeña risita enternecido, pero no volteo.
—Papá aún no llega, amor— dijo con voz suave mientras suspiraba.
—¿Cómo que no ha llegado?— esa voz, junto con su movimiento cuando se sentó atrás de él abrazándolo, lo hizo dar un pequeño salto en su lugar.
—¡Rub!— alzó un poco la voz y se giro acurrucandose en su pecho —Tardaste mucho— susurro con un puchero el cual fue besado por el menor.
—Lo se cielo, perdóname por eso, la misión se retraso un poco— explico acurrucando al mayor más hacia él.
Era un ambiente tan tranquilo y ameno, lo disfrutaban y bastante, el Omega se encargaba principalmente de marcar al alfa con su aroma, el estar tanto tiempo lejos había causado que el olor de sus feromonas se fueran, y a eso Rub le fascinaba, amaba cuando su Omega lo marcaba, y de paso aprovecho el para hacer lo mismo.
Su burbuja de amor fue interrumpida por el pequeño grito que pegó su cachorro para llamar su atención, se sentía un poco ignorado y le daba intriga oler los aromas de sus padres mezclados, además de que él quería formar parte de esa burbuja.
—¡Apaaaa!— se levantó y empezó a dar pequeños saltitos agarrado del corral para no caer, los padres rieron por lo tierno que se veía el nene.
—Vale, ven aquí cariño— canturreo el alfa mientras se levantaba para poder tomar al bebé, una vez lo tuvo regreso con el azabache dejándolo en su regazo y volvió a pegar su pecho en la espalda del Omega abrazándolo.
El más chiquito se acurrucó al pecho del que él consideraba su madre, habían descubierto no hace mucho que él nene se tranquilizaba al escuchar los latidos de su corazón y eso combinado con los aromas de sus padres lograba que se quedara dormido.
Y efectivamente, no pasó mucho rato cuando Bryan quedó dormido en los brazos del Omega.
—No durmió nada en todo el día desde que saliste de casa, solo durmió creo que al rededor de una hora— susurro el pelinegro acurrucandose al pecho del más alto, este dejo un pequeño besito en su cabeza.
—Eso explica lo cansado que se ve... Al igual que tú— soltó una pequeña risita, y era verdad, Samuel parecía que también se dormía y eso era gracias al aroma contrario —Anda, duerme un rato mi Samu— lo acurrucó más hacia si mismo y dejo que descansará.
Alzó un poco su mirada hacia el cielo notando que estaba pasado una estrella fugaz, sonrió con nostalgia al recordar la primera vez que el azabache y él presenciaron uno juntos, había sido en esa misma casa del árbol y el mismo día en el que se confesó.
Vaya que le tenía un enorme cariño al cielo nocturno, en especial a las estrellas.
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Palabras: 898.
Al principio tenía una idea y termine con algo completamente diferente, pero me gusto jsjs