06. Claramente inexperto.

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Salí del salón tras escuchar la campana estruendosamente anunciando el descanso, me dirigí a mi casillero y allí guarde algunos cuadernos para luego ir directamente a la cafetería.

Cuando entre tome una bandeja y la señora que atendía me dio un poco malhumorada un pequeño pastel de zanahoria con jugo de naranja, le sonreí y me fui a sentar a la mesa de siempre.

–Tardaste más de lo esperado – Hablo Catia mirándome con su usual estilo de siempre.

– De hecho, un minuto más – Alexa se dedicaba a mirar su libreta mientras escribía.

– Con 30 segundos – Completo Erwin quien leía un libro a mi lado.

– Ustedes sí que dan miedo – Me reí.

– Otra vez vienes todo desaliñado ¿Si quiera te arreglas antes de venir al instituto? – Dijo Erwin posando su mirada en mí y arreglándome el cuello de la camisa.

– Por eso siempre lleva su gorro de lana.

– ¡Catia! – Regañe avergonzado – ¿Pueden dejar de hablar de mí y mejor dedicarse a comer?

Los cuatro acostumbrábamos vernos todos los días en descanso para hablar de lo que habíamos hecho y pasar tiempo juntos, incluso Erwin, quien se había unido después de lo que paso ese día.

Se había, inesperadamente, vuelto muy cercano a mí.

Despeje mis pensamientos y regrese a ver las demás mesas, estaban las porristas, los equipos de futbol americano pero faltaba la banda de música.

– ¿Los estas buscando?

– No los he visto en varios días, extraño a Erika, ni siquiera aparece en la clase de arte.

– Tienen un concierto muy pronto, es normal que no se los vea. – Dijo Erwin sin despegar sus ojos del libro.

Suspire – Lo sé, es solo que dos semanas parecen demasiado tiempo.

– ¿El niñito se enamoró? – Se burló Catia colocándose un audífono.

Vire mis ojos y me apresure a comer, Alexa me miró fijamente para después decir: – ¿Quieres ir a su concierto?

Casi me atraganto con sus palabras – No, ni siquiera sé dónde es.

– Yo sí, es un barrio cerca de mi casa, si quieren los llevo.– Respondió Catia. – Mi hermana tiene un carro, vamos en el.

– Yo no voy, ese lugar es de mala muerte.

– ¿Has estado ahí? – Erwin parecía renuente.

– No, pero no hace falta ver sus pintas para saber que es una mala idea ir.

– Bien, entonces no vayas – Catia mordió su manzana.

Erwin pareció molestarse – Hagan lo que quieran pero no vengan llorando después si salen con manoseadas o sin un solo peso en sus bolsillos.

– Si, si, como digas. – Me reí tras su usual pelea de niños.


📚


Caminaba por los pasillos tranquilamente mientras veía la hora, ya era tiempo de salir a mi casa pero en eso sentí un fuerte jalón de mi brazo, me gire a ver quién me había jalado e inesperadamente era Erika que me sostenía fuertemente de la muñeca.

A sus espaldas estaba Ian, Darien y Dante.

– Te he estado buscando por todo el instituto. – Dijo cansada y jadeando.

Tus Ojos Grises (GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora