07. Su cabello, tan negro como la noche.

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Caminaba hacia mi casa después de salir del instituto, estaba distraído mientras daba un paso tras otro, no sabía muy bien que pensar tras lo que había ocurrido en el salón de música.

¿Hasta ese punto me odiaba? Para humillarme de tal manera, dejándome a su merced y forzarme a hacer algo así.

Debe detestarme como para llevarme a este punto ¿Realmente le hice algo que no pueda olvidar? Es cierto que lo provoque cuando defendí a Erwin pero ¿Era necesario tratarme así?

Me sentía furioso, mi primer beso se fue como forma de venganza ¿Qué es más humillante que eso?

Mientras pensaba y pensaba sobre lo que había pasado de repente llegue a mi casa, cruce la calle hasta la otra acera y saque mi llave para luego abrir la puerta y entrar.

–Llegue... –Intente gritar pero sonó mas a un susurro, cerré la puerta a mi espalda y deje la mochila encima del sofá, entre a la cocina y empecé a preparar la comida para mi almuerzo.

–Oh, llegaste –Escuche la voz de mi hermana a mi lado –No te oi entrar.

–No grite mucho –Le sonreí.

–Me tocaba hacer la comida a mi –Enfatizo colgándose de mi hombro.

–Está bien, la hare yo, anda a prepararte para el trabajo. –Sentí su mano desordenar mi cabello – ¡April!

Se rio –Espero la hagas bien, la última vez se te quemo el pollo.

Me sonroje sutilmente –Eso fue un descuido...

–Como sea, mama salió así que yo estoy a cargo.

Suspire – ¿Fue a buscar trabajo?

–Ya te dije que tu solo te concentres en los estudios enano–Saco un cigarrillo y lo encendió.

–Solo me pasas por dos centímetros.

–Es suficiente –salió de la cocina dejando un profundo silencio a su paso.

La casa se sentía tan sola, aquí y en mi anterior ciudad, aunque debía admitir que me sentó mejor el habernos mudado de igual forma la partida de mi padre seguía ahí, en un profundo silencio y vacío, como si algo nos faltara.

Que podía decir, lo amaba demasiado.

Despeje mis pensamientos y me apresure a hacer la comida, al terminar cene con mi hermana para después subir a mi habitación.

Sentí mi celular vibrar y mire el buzón de voz, era Catia.

–Paso por ti a las 8.

Confundido respondí – ¿Qué? ¿Para qué?

– ¿El concierto? Como sea, espero estés listo a esa hora. –Dijo con voz tenebrosa –No soy muy paciente.

–Oh... lo había olvidado, está bien, te espero. –Colgó tras mis palabras y me quede mirando el celular un poco perplejo.

Me había olvidado por completo del concierto y ahora después de lo que pasó con Dante no sabía si era capaz de pararme al frente a escucharlo tocar, me sentía humillado y claramente sería difícil verlo a los ojos desde ahora.

Pero no podía fallarle a Erika, no después de prometerle que estaría viéndola desde la primera fila.

Suspire y me recosté en la cama a meditar sobre la vida, la tarde paso en un abrir y cerrar de ojos, entre mil pensamientos y un par de tareas ya eran casi las 8.

Me apresure a alistarme, vestí unos jeans negros apretados, un suéter negro de talla grande y unos converse negros con blanco.

Luego salí a esperar afuera sentado en la acera, la calle se veía desolada y solo se escuchaban grillos y luciérnagas hasta que se oyó venir desde lejos un carro con el volumen de la radio a tope, escuchándose una canción de rock.

Tus Ojos Grises (GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora