En la cuidad de Shiganshina, donde existen todo tipo de criaturas y plantas que parecen sacadas de un cuento de hadas, vive Armin. Desde que era pequeño sintió curiosidad sobre una leyenda urbana, y al cumplir los dieciséis años decide verificar si...
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— Está bien, son demasiados reencuentros y revelaciones por un día; — dijo Armin. — ¿Por qué no nos sentamos y así podemos hablar de ésto tranquilamente?
— De todas maneras no tenía intención de atacarlos. — Zeke se sentó seguido de los demás; todos excepto la madre de Amaris.
— Usted también señora Diamond. — dijo Eren.
— No, ese niño no me manda; sólo ustedes son tan tontos como para creer que les voy a hacer caso luego de faltarme el respeto de esa forma.
— Siéntese, señora. — dijo Armin; al final Sara se vio en la obligación de sentarse. — Bien, comencemos con Zeke; ¿para qué dijiste que buscabas a Eren?
— ¿Para saludar? Pensé que sería una buena oportunidad para conocerlo; ya les dije que no tengo intenciones de hacerles daño.
— Eren, ¿tienes algo que decir al respecto? — preguntó Armin.
— No sé qué decir, ¿gusto en conocerte?
— Igualmente, supongo.
— Ahora pasemos al tema preocupante; — volvió a hablar Armin. — señora Diamond, ¿qué hace usted aquí en realidad?
— Ya les dije; quería saludar a mis dos queridas hijas favoritas.
— Y probablemente las únicas que te quedan. — agregó Danna.
— Por favor, Danna; abstente de comentarios ofensivos por ahora. — le pidió Armin. — Ahora, tengo varias razones para no confiar en usted; a menos de que pueda desmentir todo lo que pienso me niego a que se acerque a Amaris.
— ¿Esa niña te dijo algo que no debió? — se veía furiosa.
— Ella dijo lo que le pareció correcto y por su propia voluntad; si ella lo quiso así no tiene por qué meterse.
— Lo que sea que te haya dicho no es cierto; es mi hija más linda y mimada.
— Le recuerdo que esto no se trata sólo de ella, sino de toda su familia. Si la estoy juzgando es por el tipo de persona que es según sus acciones en el pasado y el presente; y al parecer, según lo que veo, sus actitudes del presente son iguales a las del pasado.
— Seas quien seas no te voy a dejar hablar así de mí. — se levantó.
— Señora, no le sugiero hacer eso ahora. — dijo Zeke mirando hacia el cielo.
— Me da igual; ¿quieres escuchar la verdad? Odio a mis hijos, a todos ellos; por eso busqué deshacerme de ese montón de niños que ocupaban demasiado espacio y además se quejaban. Ya tenía demasiado con darles un techo; debieron haber sido más agradecidos conmigo en vez de reclamar que no soy el tipo de madre que ellos querían, entonces debieron conseguirse otra. Y ellas dos son las peores; — señaló a las dos hermanas. — una es grosera, malagradecida, terca, estúpida y malcriada y la otra es aún peor. Amaris es la más inútil, ingenua, débil, miedosa y.... desagradable; simplemente no la soporto, a ninguna de las dos.
