Capítulo 19

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Flashback

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Una pequeña niña de ocho años se encontraba afuera cosechando los cultivos que ella misma había cuidado durante meses; se alegró al pensar en que su madre se pondría feliz al ver que había incluso más cosecha que el año anterior, y tal vez incluso la felicite o le diga que está orgullosa.

Sólo eso quería; era lo que su pequeño y puro corazón más anhelaba.

Un “te quiero” de parte de su mamá.

Incluso si tenía que matarse haciendo tareas del hogar, ella no iba a rendirse ante su objetivo; quería ver la sonrisa de su madre, algo que ella jamás había presenciado.

Con ese pensamiento en mente, la pequeña regresó adentro de su casa y entró a la cocina donde estaban su madre y su hermano mayor de apenas diez años.

— ¡Mamá, mira! — gritó la niña emocionada. — ¡Hoy pude cosechar un montón de cosas! ¡Hay más que el año pasado!

— No grites estando adentro, Amaris; me duele la cabeza. — le respondió sin siquiera mirarla mientras leía un periódico. — Ni en ningún otro momento; a nadie le gusta oír a la gente que grita como tú porque es molesta.

— Perdón mamá; pero mira-

— No importa si cosechaste más que el año pasado; con que sea suficiente está bien.

— Ah, está bien.

— Ayuda a tu hermano a guardar los cultivos y a preparar los que se van a vender.

— Ven, Amaris. — su hermano se acercó y empezó a llevarse lo que según él era más pesado; no muchas veces tenían la oportunidad de ayudarse.

Guardaron una parte de la cosecha en los diferentes estantes en la cocina de su casa y la otra la prepararon en varias bolsas para poder vender los productos; a la pequeña Amaris realmente le encantaba la compañía de su hermano Yadiel y, aunque quisiera ayudarlo más, disfrutaba cuando pasaban tiempo juntos aunque sea haciendo sus labores.

— Mamá, ya es todo ¿verdad? ¿Podem-

— No, aún te falta volver a preparar la tierra para plantar más cultivos.

— Pero se acerca el invierno.

— Aún así tienes que hacerlo, ¿quién lo hará si no?

— Ya voy....

Resigada, la pequeña empezó a caminar de vuelta al lugar donde se plantaba todo lo que tenían en la cocina; realmente pensó que podía lograr hacerla sonreír aunque sea una vez.

Le tomó varias horas volver a preparar la tierra, que al parecer necesitaba seguir cuidando, y luego regresó a su casa por segunda vez en el día. En ésta ocasión estaba llena de tierra, así que tendría que darse un baño al llegar.

Sky Town - Armin Arlert Donde viven las historias. Descúbrelo ahora