Capítulo 5

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Los dos chicos siguieron a la reina hasta el comedor, el cual también era bastante grande, y les ofrecieron toda la comida que quisieran para poder llenar sus estómagos antes de irse

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Los dos chicos siguieron a la reina hasta el comedor, el cual también era bastante grande, y les ofrecieron toda la comida que quisieran para poder llenar sus estómagos antes de irse. Obviamente, Historia no desaprovecharía la oportunidad de hablar con ellos y ayudarlos aún más, así que inició una conversación mientras comían.

— Que modales los míos, creo que no se los pregunté antes. ¿Cuáles son sus nombres? — Armin tomó la palabra.

— Yo soy Armin Arlert y ella es Amaris Diamond.

— Bueno, Armin y Amaris, quiero que sepan que pueden pedirme lo que sea que necesiten para su viaje, si algo les falta no tengo problema con conseguirlo.

— Ahora que lo dice, sí hay algo que podríamos necesitar. — mencionó la pelirroja. — Nuestra comida se agotará en algún momento y no sabemos qué podríamos encontrar en nuestro viaje, creo que nos harán falta algunas armas para cazar o defendernos.

— Eso será sencillo, si alguno de ustedes sabe usar un arco puedo darles uno.

— Puede dármelo a mí. — habló Amaris. — ¿Qué tan difícil puede ser aprender?

— Maravilloso entonces, ¿qué hay de ti? — se dirigió a Armin.

— Yo... no sé usar ningún tipo de arma, lo siento.

— No te preocupes por eso, creo que tengo el objeto adecuado para ti. Levi ¿puedes traerles un arco y la caja?

— ¿La caja? — pensó Amaris en voz alta.

— ¿Está segura de que es buena idea darle la caja a estos dos humanos?

— Sí, sí, es una corazonada.

— Bueno, si usted insiste no queda de otra. — salió de la habitación.

— ¿Han terminado ya de comer?

— Claro, de nuevo muchas gracias su alteza. — dijo Armin.

— No hay nada que agradecer, los acompañaré de regreso a la entrada. — los tres se levantaron.

Caminaron de regreso a la entrada del gran castillo donde se volvieron a encontrar con Levi, quien le entregó el arco junto con un montón de flechas a Amaris y la dichosa caja a Armin.

— Más te vale cuidar esta cosa como si fuera tu vida, mocoso. — advirtió.

— E-Entendido.

— Mucha suerte a los dos, que Ymir Fritz los acompañe. Ahora váyanse.

Ambos salieron del castillo, tendrían que salir de la capital a pie para volver a encontrarse con su dragón. Estuvieron caminando un rato por el lugar y digamos eran el centro de atención en un sentido no muy bueno, todos los que vivían allí los veían con desprecio no sólo por su clase social sino también por su raza.

Sky Town - Armin Arlert Donde viven las historias. Descúbrelo ahora