En la cuidad de Shiganshina, donde existen todo tipo de criaturas y plantas que parecen sacadas de un cuento de hadas, vive Armin. Desde que era pequeño sintió curiosidad sobre una leyenda urbana, y al cumplir los dieciséis años decide verificar si...
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— Estamos por llegar; — anunció Armin. — desde aquí ya se puede ver la isla.
— Las paredes del laberinto son muy altas... — mencionó Amaris.
— Por supuesto, si no lo fueran sería muy fácil para nosotros observar el camino desde arriba. — le contestó su hermana.
Tardaron aproximadamente una hora en llegar a la isla; aterrizaron justo frente a la entrada del laberinto y planearon lo que iban a hacer a continuación.
— ¿Cómo haremos para encontrar el camino correcto? — preguntó Eren. — ¿En tu libro no dice nada, Armin?
— No, mi libro es sólo una especie de guía; tiene respuestas pero no soluciones. Aquí señala algunas de las cosas que podríamos encontrar, pero aparecen como una lista y estoy bastante seguro de que no son todos.
— ¿Cuáles aparecen? — le preguntó Mikasa.
— Una laguna de ácido sulfúrico, un espacio lleno amoníaco, leones que no han comido en días o simplemente son muy agresivos, un pozo con serpientes taipán del interior; y esos son sólo algunos.
— Mierda, cada es más mortal que el anterior y no podemos saber por dónde ir para evitar el mayor peligro. — dijo Danna. —Lo que suena menos peligroso de todo eso son los leones.
— ¿Vamos a morir? — preguntó Amaris.
— No.... eso creo, pero como no sabemos por dónde ir creo que lo tendremos que dejar a la suerte. — le respondió el rubio.
— O sea que vamos a a morir. — repitió la pelirroja.
— ¿Y si atravesamos las paredes? Son arbustos después de todo. — sugirió Eren.
— No tan rápido, idiota; esas cosas no son tan suaves como parecen. Si quieres atravesar eso terminarás muy herido y nada te asegura que al otro lado no habrá algo mortal. — lo detuvo la mayor.
— ¿Qué tal si uso mi poder, entonces? — volvió a sugerir el castaño.
— No funcionará; — le dijo Mikasa. — en tu forma de titán mides 15 metros, y puedo calcular que éstas paredes miden al menos 18 metros.
— Ésta cosa realmente fue hecha para matar a los que entren. — volvió a decir Danna.
— No queda otra opción; al menos estamos seguros de que los dragones nos seguirán y estarán bien. — dijo Armin.
— ¿Y si nos separamos? — sugirió Eren de nuevo.
— Bueno, ¿éste chico es estúpido o sólo se hace el estúpido? — Mikasa fulminó a Danna con la mirada. — Está bien, pero vamos; no puedo ser la única que piensa que es la peor idea del mundo. Todos estamos de acuerdo con que es una tontería, ¿verdad?
— No te lo tomes a mal Eren, pero Danna tiene razón. — le dijo Amaris. — Si nos separamos, ¿qué nos asegura que estaremos a salvo y que saldremos todos? Si llegamos a la salida y llega a faltar alguien tendremos que regresar a buscarlo y eso sólo nos retrasaría más.
