12| A g u a m a r i n a

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Wild Hearth— The Vamps.

Bridget:

Una semana siendo novia de Jaden me ha demostrado que él es realmente dulce, atento y cariñoso, también un poco pervertido, pero eso ya lo sabíamos. Me agrada, porque es todo con su toque justo, sin llegar a ser muy empalagoso. Eso haría que ambos vomitemos algodones de azúcar.

Estar en estos momentos en el centro comercial, junto a Lotti y Wendy buscando su regalo, es algo que también me agrada. Es raro pensar que hace apenas unos años éramos unos muchachitos que no sabían como sobrevivir y que hoy, Jaden, el mayor de nosotros cumpla veinticuatro años.

Y cada año se pone más bueno.

—¿Qué le regalaremos al tío?—pregunta Wendy, caminando justo en medio de nosotras.

—Tú y yo le compraremos algo para dárselo junto con tu papá y la tía Brid comprará algo que ha ella le parezca bonito.—dice Charlotte, acomodando su pelo en una coleta.

—¿Qué le comprarías tú, Wen?—pregunto a mi sobrina de corazón. Ella lleva su dedo índice a su barbilla, fingiendo pensar.

—Yo le regalaría...¡un perrito!—estos desconcertada porque no es la respuesta que esperaba, pero dándome cuenta de lo que ella habla en realidad es que, detrás de mi, hay una tienda de animales donde hay varios cachorros en la vidriera.

La niña pelinegra corre hasta allí, haciendo volar el vestido de flores que hoy eligió vestir.

—Oh no, ella no se rendirá hasta que consigamos un perrito. Hace más de un mes que quiere uno, quiere llamarlo Otto.

—Es un buen nombre. ¿Le comprarás uno?—pregunto a mi amiga, ella se encoge de hombros mientras vamos caminando hasta donde Wendy se encuentra, discutiendo con un niño de cabello castaño oscuro.

—¿Enserio eres capaz de cuidar un perro, duendecito?—le pregunta el niño a Wendy, quien tiene una expresión para nada agradable en su rostro. Cabe aclarar que el niño debe tener unos genes fantásticos, tiene el cabello castaño super oscuro, al igual que sus ojos, negros, y es bastante alto; tiene varias pecas esparcidas por su rostro y Wendy lo mira, lo mira con enojo.

—Claro que soy capaz, Zack, que tu no le seas no quiere decir que yo sea una niña incapaz.—dice ella muy digna y con la frente en alto.— Y para variar, ¿Qué haces aquí?

Me río porque Wendy cuando se enoja o está feliz, tiende a extender su vocabulario, es sorprendente para solo una niña que está por cumplir nueve años.

—¿Quién es el niño?—le pregunto a Lottie, quien mira con una sonrisa la situación. Es algo divertido de ver, porque ellos no están peleando de una manera que resulta agresiva... solo están, manteniendo una conversación de lo más intensa.

—Es Zack Murray, un niño de su clase. Ella como que le tiene un poco de aversión porque él se negó a ser su amigo.—dice Lottie—Ah, y también le tiene un poco de rencor porque le rompió un libro a Hyacinth.

—Bueno, la comprendo, creo que tendremos que intervenir antes de que se arranquen los pelos.

—No lo harán, Wendy aún tiene la esperanza de que él cambie de opinión y sean mejores amigos por siempre.

Intervenimos en la situación de los pequeños gigantes charlando, y cuando nos alejamos para el lado contrario, Wendy suelta un suspiro.

—¿Él estaba solo?—pregunto.

—Él, siempre está solo tía Brid.

Creo que tendremos que dar por zanjada la conversación porque Wendy no quería hablar más del tema, y aparte ella quería comer un helado antes de irnos, por lo que, luego de comprar los regalos de Jaden, compramos un helado para cada una y luego nos vamos a ayudar a nuestras familias a terminar de hacer las cosas para el cumple de J.

Lo que dice tu mirada [Libro II biología "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora