13| P r e o c u p a c i o n e s

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Como te atreves—Morat

Jaden:

Las fiestas infantiles siempre me han parecido entretenidas, ver como los niños, por más simples que sean las cosas, se divierten, o eso sería en el caso de Wendy, quien está cumpliendo años y ha invitado a varios niños de su escuela a su cumpleaños número ocho.

Es increíble ver como el tiempo pasa, increíble, que hace ocho años esta preciosura llegó a nuestras vidas para iluminarla, porque, a pesar de que mi sobrina no fue planeada, eso hizo, iluminar nuestras vidas con su luz, es así. Wendy es ese tipo de persona que no puedes odiar, y pobre el idiota que algún día le brinde un corazón roto, porque no solo se las verá con Cameron, sino que conmigo también.

—No puedo creer que ella de verdad esté cumpliendo ocho años— menciono viendo a mis acompañantes en la mesa. Bridget, a quien tengo acorralada con uno de mis brazos por encima de sus hombros, y Charlotte, quien no ha dejado de comer tarta de frutilla desde que Lorene las ha dejado aquí.

—Suenas como un tío baboso—acota Lottie.

—Es porque lo es, solo mira como le brilla la mirada cuando ve a su sobrina—le responde Brid.

—Ella es mi bebé, déjenme.

En eso, Cameron se acerca a nosotros y platicamos un poco hasta que Wendy viene a hablar con él acerca de algo sobre quedarse a dormir en lo de Hyacinth, su mejor amiga. También aprovecho que todos están distraídos para tomar desprevenida a Bridget y plantarle un beso húmedo en la boca.

—¿A qué a venido eso?—pregunta cuando me aparto de ella.

—Tenías un poco de chocolate en la comisura de tu boca—miento descaradamente y ella lo nota.

—Mentiroso— es lo único que dice antes de levantarse para ir hasta la cocina, donde se encuentra su madre y Lorene.

***

—Es raro cenar sin Wendy—comenta Lorene. Luego de festejar durante la tarde con sus amigos, Wendy obtuvo el permiso de su padre para terminar su cumpleaños en una pijama en casa de la pequeña rubia. Así que la muy traidora, nos abandonó.

—Estamos todos cenando en su honor y la muy traidora no lo tuvo en cuenta—comento mientras llevo el tenedor con comida a mi boca. Bridget y Charlotte han hecho uno de estos platos con nombre raro, pero que saben delicioso.

Gastronomía gourmet, supongo.

Luego de ordenar todo, jugamos al póker y río por la manera en la que Bridget se enoja y se pone colorada cuando sus hermanos hacen trampa.

—¡Son unos malditos tramposos!—grita ella.

Todos reímos y sus hermanos le sacan la lengua, a decir verdad, ambos juegan de maravilla, pero como trabajo de hermanos menores, les encanta hacer enojar a su hermana.

—Tranquila, cariño. Tú y yo sabemos que ellos son los que juegan terrible—miento, porque si hay una cosa que a Bridget se le da mal, es jugar cartas, pero ella igualmente lo disfruta, claro, cuando sus hermanos no la hacen rabiar.

—Sé que estás de su lado, no hace falta que te pongas del mío—ríe ella.

Son estos momentos, los que paso junto a ella, los que hacen a mi corazón latir como un loco.

***

—No puedo creerlo, ella de verdad no debía morir, joder, joder—digo, resignado mirando la pantalla del televisor.

—Yo creo que le dio un cierre al primer amor de Scott—dice Bridget.

Estamos mirando una serie, específicamente, Teen Wolf. ¿La he visto ochocientas nueve mil veces? Sí. ¿Me siguen doliendo las muertes como la primera vez? Absolutamente.

Lo que dice tu mirada [Libro II biología "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora