13 de marzo
El 13 de marzo era el peor día para Minerva, su abuela cumplía su séptimo aniversario de fallecida y como decían, recordar es volver a vivir.
La señora Lea era quien más apoyaba a Minerva, si ella decidía saltar de un árbol la apoyaba, si ella decidía andar en patineta aunque fuese peligroso, la apoyaba.
No le brindaba apoyo y comprensión por que fuera mala abuela o un mal ser humano, sino por que entendía los deseos que tenía su nieta de aprender, de tomar riesgos y aunque en ocasiones las cosas que hacía Minerva eran peligrosas, le daba la mano por que debía de levantarse de donde estuviera.
Lea sabía toda la historia de Artemisa con Minerva, ella era la única que sabía que había pasado con ella y su paradero, no era alguien que se abriera con facilidad a sus hijos, esposo o nietos, simplemente prefería guardarse las cosas.Lea había visto sufrir a su nieta años y años, ella fue quien le ayudó a buscarla, pero lo que nunca le dijo, fue que la había encontrado.
La abuela de Minerva enfrentó a sus padres y fue un 13 de marzo cuando aquellos mounstros, mataron a Lea.Flashback
13 de marzo 2013Lea caminaba por las calles de Pamplona, el sol estaba en su máximo esplendor y aunque el día estaba precioso, Lea solo pensaba en una cosa, encontrar a los padres de Artemisa y a Artemisa.
Caminaba por la avenida Claque 122, dirección que había investigado y en la cual, muy probablemente estaban aquellos mounstros, la anciana buscaba la puerta 13, una puerta que como aquel día, marcaría un antes y un después en las vidas de ambas familias.
Lea llego a su destino, tocó la puerta un par de veces y espero pacientemente a que le abrieran.
Finalmente lo hicieron, la madre de Artemisa, Irene, no creía lo que sus ojos veían.—¿que haces aquí?. — dijo furiosa Irene, mientras bloqueaba la puerta con su cuerpo para que Lea no pasara
—sabes muy bien que hago aquí. —dijo adentrándose a aquella casa
—aquí no está, se que la buscas, esa maldita mocosa insolente la ha buscado por años, ¿sabes que ha encontrado?, restos y restos, polvo y más polvo. — soltó una carcajada —son estúpidos al pensar que la tendríamos aquí
—¿Estas sola?
—Claro, bien sabes que Martín solo se encuentra en casa para torturar, en algún momento también tendré que deshacerme de él
Lea ignoro las palabras de Irene y se adentro aún más a aquella casa. El lugar era feo, las escaleras estaban desgastadas junto con el piso, habían cuadros en las paredes que apenas y lograban distinguirse por el polvo y el gato negro que tenían como mascota aquella familia loca, le daba un toque más terrorífico a todo.
—¿hace cuanto estas aquí?. —
Dijo Irene con un aura tranquila en su voz—recién he llegado, quizás llevo 3 horas aquí, pero quería visitar a mi vieja amiga.
—tu y yo no somos amigas
—lo sé. — sonrió
Lea comenzó a rodearla, tratando que aquella señora no sospechara nada, Irene no se sentía en peligro, no había nadie que logrará intimidarla. La abuela de Minerva comenzó a tomar un pañuelo que tenía en su bolso con cloroformo, su objetivo era dormir a Irene y rescatar a Artemisa, así que se posicionó detras de Irene y tapó su nariz con el pañuelo, mientras que con su otro brazo asfixiaba un poco a Irene.
Dos minutos exactos pasaron para que la madre de Artemisa se desplomara, Lea reviso los bolsos del pantalón de Irene, en su saco e incluso en sus senos para verificar que no hubiera nada que pusiera en peligro su vida y para ver si tenía llaves, cosa que lógicamente encontró.
Lea comenzó a revisar cuarto por cuarto, probaba todas las llaves posibles para que no tardará demasiado en llegar a su objetivo.
No fue hasta que subió al primer piso y reviso las cinco recamaras que habían ahí, la última recamara tenía 3 candados más el seguro de la puerta, fue cuando aquella anciana, astuta y audaz, supo que había encontrado su objetivo.
Habían en total 18 llaves, de las cuales había probado tan solo 9, por lo cual cinco de ellas sobraban.
Lea trataba de abrir todo lo más rápido posible, hasta que por fin lo logró, el último candado se abrió y con ello la puerta se abrio, dando paso a una Artemisa con una ceja abierta, un pómulo morado, nudillos ensangrentados y una pequeña mujer que estaba vulnerable y que dormida en aquella habitación, parecía muy fragil.
A aquella anciana de no más de 65 años se le llenaron los ojos de lágrimas y lo único que pudo hacer, fue retener un sollozo.
Se acercó poco a poco a la cama donde Artemisa yacía, con miedo, con cautela, con precaucion por si le había daño.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomó asiento en la cama junto a esa jovencita, tocó su cabello y más lágrimas salieron de sus ojos.
Por un momento los cerró y se transportó a aquellos momentos en donde Artemisa y su nieta tomaban el chocolate caliente que tanto amaban.
Lea sarandeo un poco a Artemisa para que despertará, la joven como era de esperarse, abrio los ojos y en cuanto lo hizo se asustó al ver un rostro desconocido.
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La Chica De Saturno
RandomQuimera: Sueño o ilusión que es producto de la imaginación y que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se realice. Minerva creyó que rehaciendo su vida en otra ciudad, su pasado no volvería, pero no esperaba toparse cara a cara con q...