2. Abismo

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15 de noviembre

Artemisa Siguió trabajando con normalidad, después del encuentro con Elizabeth se sentía un poco desorientada y miles de recuerdos venían a ella, pero logró controlarse como comúnmente lo hacía para que así nadie notará como se sentía. Su novio Apolo pasó al restaurante para hacer lo de siempre, darle alguna rosa con una nota entre los pétalos para expresar todo su "amor" y después irse a casa. Artemisa tenía ese sentimiento de culpa y odiaba sentir que lo utilizaba, pero lamentablemente ella no tenía un control total de sus emociones y ni si quiera sabía si estar con él era por que realmente lo ama o solamente fue por que en su momento lo amo con locura, sumándole que gracias a toda la presión que sentía no pensaba en los demás, sino que trataba de salir adelante por sus propios méritos sin que algo se interpuciera.

Iban rumbo a casa en un taxi ya que la lluvia estaba demasiado fuerte como para tomar aquella bicicleta e irse, mientras él le iba contando como le iba en su trabajo, ella iba perdida en el paisaje horrendo que le daba una ciudad contaminada, pensaba muchas cosas y una parte de ella quería decirle lo que había pasado con Elizabeth, pero de nada serviría por que terminarían en una discusión que los orillaria a tener una sesión de sexo muy malo y aunque Apolo tenía mucho de que presumir, intimar con el no le causaba ningún placer, se visualizaba como aquellas chicas de telenovela que gimen y fingen un orgasmo solo para que su pareja aún se sienta útil en el sexo, pero a quien engañaba era horrendo en la cama.
Al llegar a casa fue a la pequeña cocina que tenían y preparó un té, se preguntaba ¿cómo era que no explotaba contra todos y mandaba todo a la mierda?, luego ponía en una abalanza todo lo que queria lograr aunque eso conllevará pasarlo muy mal, con estrés y llena de problemas. Apolo se posó atras de ella y supuso inmediatamente que estaba algo necesitado ya que sentío su miembro en su trasero. comenzó a besarle el cuello pero a diferencia de cuando estaba perdidamente enamorada ya no robaba ni un suspiro.

—ahora no, estoy cansada ¿comprendes?. —
Lo alejo despacio

—amor hace meses no tenemos sexo. —
Dijo molesto

—lo sé, pero el trabajo, las clases y el estrés me agotan demasiado y prefiero estar contigo cuando tenga más energía. —
Sonrió para que no sospechara nada

—hoy has estado muy rara. —suspiro —pero igual cualquier cosa que te pase puedes decirmela

—lo sé amor, ahora solo necesito dormir un poco.—
beso sus labios, bebió un sorbo de la taza de té y fue directo a la cama.

Estando ahí, se volteo dándole la espalda, no quería seguir así pero todo sacrificio es bueno, lo único que quería era estar sola unos días, sin trabajo, sin escuela, sin presiones y sin un novio intenso que quiere empalagarla todo el rato.
Se hizo la dormida por que ya no quería escucharlo, pero comenzó a hablarle ya que pensó que no lo escuchaba.

—hace meses que no eres la misma. —acarició su cabello —pero aun me pregunto como puedo estar tan enamorado de ti. —suspiró— si supiera como puedo ayudarte lo haría, pero cada que quiero acercarme a ti siento que mas te pierdo, solo espero que incluso si decides alejarme seas sincera conmigo, te amo. —
Se recostó a su lado y se volteo dándole la espalda, después de un rato se quedó profundamente dormido en la misma posición.

Artemisa abrió los ojos cuando notó la respiración lenta y calmada de su pareja. Tenía una carga emocional demasiado fuerte y por más que quisiera buscar ayuda no podía o más bien no le daba tiempo, pero también estaba cansandose de tener tiempo para todo o todos y no para ella. De igual manera como ya era su costumbre analizaba las cosas y se daba cuenta que era imposible que tuviera un tiempo libre, al fin y al cabo solo sería un tiempo más. Se acomodo en la cama y cerró los ojos, esta vez quedándose profundamente dormida.

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