Capítulo 39

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-¿Observando el mar? Dudo que haya alguien siguiéndonos, les sería imposible alcanzarnos, este navío es muy veloz-empieza hablarme William mientras yo miro al horizonte, embobada en mis pensamientos.
El amanecer es precioso desde aquí.
-No me importa-comento en tono secante y borde para que me deje de incordiar.
Él suelta una de esas carcajadas tenebrosas suyas que tanto me hacen temblar.
Luego se acerca más a mí sigilosamente, como un depredador hace antes de atacar y devorar a su presa.
-Que sepas que vas a pagar por lo que hiciste, no soy de los que olvidan-me amenaza él, susurrando fríamente.
-Y yo no soy de las que se dejan pisotear-digo y esbozo una sonrisa falsa y forzada.
Sigo pensando aún lo del sueño de esta noche.
¿Realmente la gente puede cambiar? ¿Cómo me pudo tratar así Noah?
Esto me ha servido para recordar mi pasado con él, el cual yo había olvidado completamente como si nada.
-¿Te crees muy lista verdad? Tal vez te preguntes dónde están esos libros de tu amiguito Christian Dylle que se os cayeron durante la persecución-me vuelve a intentar manipular, pero esta vez se saldrá con la suya. Estamos muertos.
-¿Qué quieres? ¿Qué es lo que sabes?-le pregunto al borde de las lágrimas, tanto esfuerzo para que ahora un imbécil nos arruine la única vía para volver a casa.
-Se lo de los viajes en el tiempo, he ojeado los libros sobre la anulia y he llegado a suponer que no sois de este siglo, por múltiples razones, empezando por esas zapatillas a las que les llamas "Converse", como si fuesen una especie de mascota.
Además de eso os oí hablar a tus amigos, a ese tal George y a ti en la cocina sobre vuestro "brillante" plan, que en realidad tiene un pequeño fallo con el que no habíais contado. Yo.
Pero estoy dispuesto a no delataros si me incluís en el plan-me cuenta él creyendo que ya lo tiene todo bajo control.
-¿Y tú por qué quieres unirte?-digo yo confusa.
-Primero me gustaría acabar con mi padre, ya que eso supondría quedarme con el Rubí Ensangrentado, algún que otro barco pequeño, su tripulación, su dinero y riquezas, más las demás de sus propiedades.
No quiero viajar en el tiempo, estoy bien aquí, lo que quiero es poder, además de tener garantizada la impunidad y que no me mataréis cuando os carguéis a mi padre, y que no me robaréis lo que es mío por derecho-me explica sus argumentos.
Esto es un disparate. ¿William de nuestra parte? Estará de broma.
No le confiaría ni un trozo de pan seco.
-¿Y por qué nos debería interesar tu ayuda?-me regodeo cuando debería aceptar que tiene que entrar si no queremos morir en una mina.
-Bueno, sin incluir que no os delataría a mi padre, conozco muy bien las minas de anulia de Siracusa y podría garantizaros una gran cantidad del material que vamos a recoger para el monarca. Os prometería el 25% de la mercancía, lo cual es bastante. Y liberaría a George y a tu amiguita Victoria de trabajar en este barco, serían libres de ir a donde quisiesen.
¿Le parece justo, señorita Foster?-negocia William aportando ideas que nos podrían venir bien.
-Tendremos que buscar y reunir a los demás cuanto antes para contarles que estás involucrado en el plan desde ahora-digo, resignada a aceptar.
Odio pronunciar esas palabras.
No soporto que gane alguien así.
Quien ríe último ríe mejor, y ese no va a ser él.
A ver como les cuento esto a los demás, no les va a gustar nada...pero no queda otra.

Continuará...

Lone wolf (loba solitaria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora