Lone wolf (loba solitaria)

Capítulo 19

No se si gritar o llorar. ¿Tantos días de viaje para nada? ¿Voy a quedarme a vivir aquí para siempre?
Quiero a mis hermanos y a mis padres a mi lado. Quiero verles.
¡¿Por qué seguiría a mi profesor?!
Y Noah... Nunca me lo perdonará.
-Pero se dónde podéis conseguir, pero no os será trabajo fácil. La última vez que fui a ver al hombre que me vendía anulia, aseguró que unos piratas se estaban haciendo con todo lo que pudiesen de ese material para el rey. Según dicen, el monarca quiere convertir el mineral morado en otra piedra preciosa para aumentar la economía de Inglaterra. A cambio, a los bandidos de ultramar les dejará de perseguir y les proporcionará cierta inmunidad en la justicia, además de retirar los cargos por asesinatos, violaciones y robo-nos explica el hombre canoso.
-¿A qué pirata debemos robar?-pregunta Noah. El señor Dylle y yo no hemos entendido el plan que proponía el maestro de anulia, pero parece que Noah lo ha captado bastante bien.
El profesor y yo le miramos atónitos. Él se encoge de hombros.
-Solo diré que Gurbert El Tuerto, capitán de la nave "Rubí Ensangrentado", es el que hasta la fecha se encarga de este asunto, ya que le va el contrabando de piedras preciosas. El rey ha depositado toda su confianza en él. Van a estar unos días en la ciudad antes de zarpar otra vez rumbo a Siracusa, a por más mineral-concluye. Seguido, nos invita a salir de su casa. Asegura que eso es todo lo que nos puede ayudar en este momento.
Nos desea suerte y cierra la puerta de golpe.
-¿Y bien? ¿Qué decís? Yo voto por su plan, es la única forma de volver al 2015-comenta Noah.
-Nos arriesgamos a jugarnos la vida, pero es un riesgo que habrá que correr para que volváis-responde el señor Dylle.
-Espera, ¿tú no vas a volver? ¿Qué hay de tus seres queridos?-le pregunto sobresaltada. No, no puede quedarse en esta época tan cruel.
Él me mira directamente a los ojos. Noah queda en segundo plano para él.
-Un huérfano no tiene seres queridos. Soy firme a mi decisión de hace cinco días. Me quedo y no hay más que hablar. Ahora en marcha. Comamos en alguna taberna cerca del puerto del río Támesis y robemos la anulia-dice, con la mirada entristecida y gris que suele presentar.
No sabía que no tenía padres. Su vida tiene que haber sido complicada.
¡¿Por qué tengo que abrir siempre la boca en los peores momentos y hablar sobre lo que no hay que decir?!
Estúpida, eso es lo que soy.
Andamos en silencio por las calles de Londres, sobretodo llenas de suciedad en los barrios bajos.
-¿Tú habías leído sobre lo de los piratas y la anulia?-le pregunto a mi profesor.
-Sí algo, pero ignoré que tuvieran toda la anulia y que el maestro no conservase nada. De hecho, este capricho del monarca hizo que ese material morado casi sea inexistente en nuestro tiempo. Los libros de historia sobre la anulia dicen que mucho material fue enterrado bajo metros de profundidad al haber un derrumbe en las galerías de la mina de anulia en Siracusa, de dónde procede exclusivamente el mineral-me cuenta Christian Dylle.
Entramos en la taberna. Hay bastantes hombres que parecen piratas. Mala idea comer cerca del puerto.
Unos hombres nos miran atentamente, no perdiendo de vista ni un instante nuestros movimientos.
Cada vez los noto más cercanos a nuestra mesa.
Creo que sólo me he dado cuenta yo de lo sospechoso que parece esta situación.
-No hagáis preguntas. Creo que deberíamos salir de aquí cagando leches-les susurro a mis dos supuestos "hermanos".
-¿Por qué?-comenta el profesor Dylle.
¿Qué acabo de decirles? Nada de preguntas.
Inclino la cabeza levemente en dirección a los hombres.
Noah y el profesor ven ahora las intenciones posibles de esos piratas.
Cuento hasta tres y salimos corriendo de la taberna perseguidos por al menos seis hombres.
Llevaba razón. Han descubierto algo que nos relaciona con la anulia. ¿Y si son parte de la tripulación del navío Rubí Ensangrentado?

Continuará...