🍭 Momo y tú

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Hace unos días fui obligada a casarme con una mujer. En sí no tenga ni un problema con aquello. Lo que me molesta es que ni siquiera la conocía y sólo la había visto por primera vez el día en que avisaron de esto, ella no tenía ni la más mínima incomodidad, pareciera que le daba igual.

Contraer el matrimonio en secreto fue lo más riesgoso, ya que al yo ser famosa en el ámbito de la música y ella en el de los negocios no somos libres.
Pero eso no fue impedimento para lograr el cometido.

Según mi hermana Hana, el matrimonio era para poder unir las empresas de nuestras familias y escapar del quiebre de la nuestra.

Los Sakuraba son gente poderosa, aún no entiendo como es que la actual heredera y futura cabeza de la familia me haya elegido habiendo tantas chicas buenas y de su mismo estatus babeando por ella.

No niego que T/n sea hermosa, porque en realidad lo es y demasiado. Su madre es latinoamericana así que ella heredó aquellos rasgos no sólo en su rostro, sino también en su cuerpo.

Bueno, cambiando de tema. Ahora me encuentro en el avión de regreso a Corea. Mis "vacaciones" de una semana culminaron y teníamos un tour mundial de por medio. En resumen, la agenda llena.

Para mi suerte, T/n no me acompaña en mi regreso, pues, al estar la empresa principal allá en Japón y ser la jefa, ella no puede abandonar su puesto así de simple.

Lo difícil de evitar en el aeropuerto fue evitar los paparazzis, que al parecer notaron el anillo que porto.
Logré convencerlos que lo tenía porque simplemente me gustó y lo compré.

Cuando llegué al dormitorio me di con la sorpresa de que ya todas se encontraban ahí.

- Pensé que llegarían mañana. -miré a mis compañeras y amigas extranjeras.

- Buenas noches para ti también, Momo. -pronunció Mina mientras se acomodaba en el sofá. Sólo viré los ojos.

Sana soltó una risita y Tzuyu sólo se encogió de hombros.

- Se nos adelantó el vuelo. -respondió la mayor de las tres.

Asentí y me dirigí a mi habitación.
Una vez llegué me dispuse a ordenar mis cosas.
Mientras iba retirando las cosas de mi maleta me topé con una fotografía.

Era de aquél día, el día de la boda.

Ahí estaba ella, portando un traje blanco que combinaba con su blusa rosada bebé.

Tenía que por lo menos haber algo que me gustase en mi boda, ¿no?

A su lado estaba yo sosteniendo su brazo, portaba un vestido blanco largo. Íbamos saliendo de aquella iglesia de Los Ángeles.
En sí, fue una ceremonia pequeña, por su parte: sus padres y amigos más cercanos que eran unos tres o cuatro, y por la mía: mis padres y Hana.

Nuestros padres insistían en qué debíamos tener por lo menos una luna de miel. Para mi suerte ella reservó una habitación con camas separadas y pues no pasó nada. Es más, a la justas y nos hablábamos.

Mientras recordaba aquél momento no me di cuenta cuando tocaron la puerta, por lo que escondí entre mi ropa aquella fotografía.

- Adelante, está abierto. -pronuncié.

La puerta fue abierta dando paso a mi querida compañera.

- Dahyun. -murmuré.

Esa era otra de las razones por la que no quería volver.
Desde que ella y Sana nos comentaron que habían iniciado una relación, las cosas entre ambas se habían vuelto incómodas. Puesto que yo estaba enamorada de ella y según ésta también sentía algo por mí pero al mismo tiempo por mi mejor amiga.

Twice Oneshot'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora