14-✯PEDIR PERDÓN✯

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A la mañana siguiente, cuando me desperté, estaba sola en la cama. Al parecer Ryder me había tapado con una manta, porque no recordaba haberme tapado sola. Tenía un ligero dolor de cabeza, pero no era nada que no pudiese soportar o arreglar con una aspirina.

Recordé el beso que le había dado a Ryder hacía solo un par de horas y esperaba que él no lo recordase.

Me arrastré por la cama hasta incorporarme por completo. Al salir del cuarto, oí una discusión en la habitación de Elizabeth, y procurando que nadie me viera, me acerqué hasta su puerta y no me sorprendió que Ryder estuviese dentro.

—Ya te lo he dicho: no sucedió nada. Deberías confiar un poco más en mí.

—¿Por qué estaba en tu cama, Ryder? —exigió saber mi hermana.

—No..., no lo recuerdo.

«Por lo menos no recordará el beso»

—¿Ves? —exclamó ella—. Pudo haber pasado algo.

—Solo sé que salimos de la fiesta, fuimos a la ribera y cuando llegué aquí tuve el impulso de beber.

—Absolutamente todo.

—Sí, pero con Katia no pasó nada. Ni siquiera sé por qué se encontraba en mi cama. Estaba demasiado borracho y dudo que ella quisiera estar conmigo en ese estado.

—No soy idiota, Ryder, los vi. Y en lo único que puedo pensar en estos momentos es en ella.

—Por favor, ahórrate todo el discurso que ya conocemos —pidió él.

Hubo un silencio incómodo hasta que Elizabeth habló:

—Quiero que seas honesto conmigo... ¿qué sientes por ella? ¿Qué sientes por Katia?

Mi corazón se aceleró. Sentí un nudo en el estómago al esperar su respuesta. Una parte de mí quería que él confesara lo que sentía por mí, pero otra estaba asustada porque temía lo que ya sabía.

—¿Vas a contestarme? ¿Qué sientes por Katia?

Nada. Ryder hizo silencio y no dijo nada. Y ella insistió otra vez.

—¡Está bien! —Mi ritmo cardíaco se detuvo y me acerqué un poco más a la puerta—. No siento nada especial por ella. Solo somos amigos, así que cálmate de una maldita vez que no pienso enamorarme de tu hermana, ¿está bien?

«No pienso enamorarme». Aquella frase retumbó en mi cabeza y en segundos mi vista se nubló ante las lágrimas que comenzaron a quemarme los ojos. Entonces la noche pasada, sus brazos alrededor de mí y su súplica por quedarme a su lado no eran más que una mentira.

Mi corazón se rompió y me eché a llorar.

Antes de que ambos salieran de la habitación, salí corriendo hacia mi cuarto y permanecí allí el resto de la mañana, tarde y noche, hasta que Ben golpeó la puerta, avisándome que ya estaba la comida lista. Sin embargo, no bajé, no tenía ganas de comer nada.

Durante las dos semanas que siguieron no coincidimos casi nunca. La primera semana pasé tanto tiempo con Melissa como me fue posible, ya que Helena llegaba recién a principios de la segunda semana para el inicio de clases. Ya después, me iba a la universidad más temprano que de costumbre y volvía en el horario en que él buscaba a Max a la escuela. Ben había ayudado en eso. Me acercaba lo más que podía hasta el campus, aunque a la vuelta me volvía sola o Julien se ofrecía a llevarme a casa.

Uno de esos días, durante la cena: pizza, le pregunté a Ben si sabía dónde estaba Ryder —una parte de mí necesitaba saber de él con urgencia—, pero fue Elizabeth quien me contestó.

Mi dulce destrucción [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora