El campo de orquídeas soltaba un fragante olor delicioso. Xiao Zhan caminó entré las flores, acariciándolas a su paso.
—Las has cuidado muy bien —dijo una voz femenina de repente. El pelinegro sabía a quién le pertenecía.
—Es de las cosas buenas que aprendí en mi niñez.
—Y estoy orgulloso de ti, hijo.
Xiao Zhan se giró en dirección de la voz. Era Lan Lan, su madre. La pequeña mujer llegó hasta él y le abrazó muy fuerte. El pelinegro notó que la fragancia que desprendía su madre no era a alcohol o medicamentos (como cuando batallaba contra su enfermedad), si no que Lan Lan olía a orquídeas.
—¿Damos un paseo? —el pelinegro dijo que sí.
Caminaron entre las flores del campo. Xiao Zhan conocía el lugar: El Retiro.
A medida que avanzaba, Lan Lan iba recogiendo las hojas, pétalos o flores completas que encontraba en el suelo. Al final de su recorrido, llevaba su recolección en la falda. Madre e hijo se sentaron bajo un árbol y comenzaron a hablar de lo que había sucedido en los últimos meses.
Xiao Zhan no soñaba con su madre desde hacía mucho tiempo, cuando él comenzó a salir por las noches en busca de diversión.
Al cabo de un rato, Zhan logró ponerla al tanto de su librería, de las tiendas que había inaugurado y las que le faltaban todavía. Lan Lan se rio un poco cuando su hijo le habló de lo agotador que era el trabajo algunas veces y que se distraía molestando a sus empleados.
No supo por qué, pero prefirió evitar los temas de su padrastro, su sobrino e incluso de Yibo.
Al cabo de un rato, la mirada de Lan Lan cambió. Su sonrisa se transformó en una línea recta y el ceño se frunció un poco.
—¿He dicho algo malo, mamá? —preguntó Xiao Zhan, temiendo que ya fuera hora de despertar.
—No, cielo. No has sido tú. Es sólo que... —Lan Lan hizo una pausa y luego miró al frente. Sus expresiones no ayudaban a descifrar lo que pensaba, pero no debía ser malo, porque unos segundos después, volvió a mirar a su hijo. Ya estaba más relajada —hay alguien que quiere verte.
Con calma, nervios y un corazón latiendo a mil por hora, Xiao Zhan giró en la dirección que Lan Lan y lo vio acercarse.
Xiao Kuo se veía joven, sano. Su cabello negro brillaba con los rayos de sol que caían sobre él. Sonrió cuando vio a su hijo, tan apuesto. No cabía duda que Xiao Zhan había heredado la belleza de su madre.
El recién llegado extendió sus brazos y envío un mensaje corporal para que su hijo se acercara a él. En ese momento, todo había quedado atrás. Xiao Zhan supo que su padre lo amaba en cuanto se enredó en sus brazos.
—Ha pasado mucho tiempo —murmuró el mayor. Xiao Zhan no respondió, estaba tan cómodo en el abrazo de su padre que no quizo pensar en los recuerdos —te he echado mucho de menos.
—Y yo a ti, papá.
No era la primera vez que soñaba con él. Desde su muerte, había visto a Xiao Kuo un par de veces en sueños, aunque en todos siempre se encontraba a lejos.
—Te vas a casar —aunque no era una pregunta, Xiao Zhan murmuró un leve "mn".
—Perdón si eso te he decepcionado —añadió el pelinegro —pero, bien sabemos que no elegimos a quién amar.
Esta vez, Xiao Kuo no respondió. Lan Lan llegó hasta ellos y se unió al abrazo.
—Tú padre ya lo sabe todo, A-Zhan. Y a los dos nos alegra que hayas encontrado al amor de tu vida, que finalmente te vayas a casar y deseamos profundamente que seáis felices.
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Unidos Por Él | YiZhan [MPreg]
Fanfiction¿Por qué el amor es tan caro para algunos, y pobre para otros? ¿Por qué abrirse como persona y entregar los sentimientos es tan difícil? La situación de Wang Yibo y Xiao Zhan es difícil, mantenerse lejos estando tan cerca, y convertirse en padres cu...