#mybaby

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¿Desde ese día cuanto tiempo había pasado?

¿Valía la pena contarlos, cuando solo quería irse él también?

Injusta, esa era la manera en que describa Jin a la vida. Casi nueve meses consigo para que su bebé ni siquiera llegara a este mundo con vida. ¿Por qué? ¿Qué de malo hizo para recibir esto?

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Como era de esperarse su madre tuvo que volver a trabajar ¿y él? Bueno, no quería nada ya, la vida lo había golpeado duro desde pequeño y lo seguía haciendo. Y lo único que le daba a entender es que no nunca iba a ser feliz completamente. 

Así que  solo podía quedarse en su casita y esperar que un terremoto derrumbé el lugar y lo entierre junto a todo los escombros. Sí, eso era soñar en grande.

Su madre lo visitaba cada semana y a como podía trataba de subirle los ánimos. 

Era viernes por la noche, su mamá había llamado a decir que no iria a verlo hasta el domingo así que dejo de preparar la cena. No tenía sentido comer solo.

"Jin", llamó su lobo.

"Dime..."

"Si volvemos al hospital..."

"No vamos a hallar nada, yo ya busque"

"No lo hiciste bien", reclamo su lobo.

Con la esperanza a flote en su corazoncito.

Fue así como a tres horas antes de medía noche Jin salio de casa y fue en busca de su cachorro.

El no estaba loco, su lobo también lo sentía.

Inimaginablemente llego a la sala de neonatales del hospital en que dio a luz hace ya casi tres semanas, observo a cada una de las caritas de todos los cachorros recien nacidos, olfateo el ambiente buscando un aroma menta. Sin embargo, no había nada, solo olores florares y cítricos.

"Mi bebe no esta aquí", casi le lloro Jin a su lobo.

"Hey no te alteres, sereno ¿recuerdas? Nuestro bebé siente todo por el lazo. Dame el mando, yo buscaré por ti", dijo el lobo, calmando a su humano, asegurándole que encontraría a su bebé.

Sin cambiar a su forma lobuna, el lobo guió la búsqueda. Con todos sus sentidos mejorados rastrearon el aroma del cachorro. Llego el amanecer  y ellos seguían en marcha buscando en cada mínimo lugar cerca del hospital.

La noche volvió a chocar y ninguno de los dos quería darse por vencido, sentían el lazo con su cachorrito latir vivamente y eso significaba esperanza.

Llegaron cerca a la orilla de un río y el rastro que seguían desapareció ahí mismo. Sin si quiera pensarlo Jin se lanzó, nadó contra la corriente por unos minutos queriendo llegar al otro lado, estaba seguro que por ahí estaba su bebé.

Pero no llego ni si quiera a la mitad cuando sintió su cuerpo cansado.

"Un poquito más" se dijo así mismo.

"Podemos Jin", alento el lobo.

Sin embargo, no era cuestión de ellos, el cuerpo del omega no daba más, sin alimento por más de tres días, sin siquiera pegar el ojo por unas cuantas horas, le cobro factura en ese momento.

Bueno, por lo menos se encontraría con sus bebés...











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