-ᴄɪᴛᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ-

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Al llegar al parque de diversiones los ojos de Jake se iluminaron.

-La última vez que vine a un parque asi, fue hace dos años y no son muy bueno recuerdos, ¿me prometes que no vomitaras? -. Dijo Jake con una sonrisa emocionada.

Sunghoon solo pudo reír por lo que dijo el menor, este Jake le encantaba, con sus ojitos brillantes y una gran sonrisa cubriendo su rostro, si le dieran la oportunidad pagaría millones por verla todos los días el resto de su vida, vendería su alma al diablo si fuera necesario.

-Prometo no vomitar, la última vez que vine fue con mi madre y mi hermana, hace bastante tiempo-. Dijo Sunghoon con una pequeña sonrisa y un deje de tristeza, extrañaba a su hermana, pero no podía hacer nada al respecto.

-Yaaa, ¿y esa cara?, ven vamos a comprar algo para comer, tengo hambre-. Dijo Jake intentando alivianar la expresión de Sunghoon.

Al llegar al puesto de churros se dieron cuenta que no eran los únicos que decidieron salir un viernes por la noche, si no que pareciera que todos en la ciudad lo decidieron.

Resignados esperaron su turno, aunque tuviera que esperar horas Jake tendría churros, si no, no tenía caso el ir.

El pelirrojo le dijo que antes de irse del parque debía decirle algo. Jake se asustó, pensó cualquier escenario posible menos el que realmente se avecinaba. Realmente había sido dañado en demasía.

Al llegar su turno Jake obligo, literalmente porque lo amenazo con irse, el pagar por los 12 churros rellenos que compraron.

Jake no soportaba que los demás intentaran pagar por cosas que él podía costear, simplemente se sentía culpable, por alguna razón.

Sunghoon intentó convencerlo, pero cuando creyó que Jake cedió, saco su billetera y tendió el dinero, este último fue arrebatado por Jake para luego tender de su dinero y devolvérselo a Sunghoon.

El pelirrojo solo pudo reír, el australiano sí que era obstinado.

Jake recibió el cambio mientras apreciaba la risa de Sunghoon, realmente no le molestaría escucharla el resto de sus días.

Decidieron hacer la fila por la montaña rusa y luego ir a la rueda de la fortuna, ya habían pasado por unos puestos de peluches donde Sunghoon intento conseguir un peluche para Jake, intento porque fallo estrepitosamente desperdiciando diez juegos, mientras Jake solo lo observaba.

Sunghoon sonreía mientras sostenía el peluche de panda que el australiano había conseguido para él, se sorprendió por la puntería del más bajo, el cual consiguió el premio mayor al primer intento, de todas formas, no le molestaba que Jake le obsequiara cosas.

La montaña rusa fue divertida, emocionante, y cabe recalcar que Jake casi vomita, casi porque no quería quedar mal frente al pelirrojo el cual lo miraba con preocupación.

Jake estaba tranquilo y un poquito triste, ya eran las 8:45, las filas eran demasiado largas, pero eso no impidió que disfrutara con Sunghoon y su compañía. En cambio, Sunghoon estaba de los nervios, tenía planeado decirle lo que sentía dentro de la rueda de la fortuna, se sentía asustado de una posible negativa, pero necesitaba arriesgarse, si no, no conseguiría más que seguir sintiéndose aprisionado por sus emociones.

Al momento de subir Jake tomo la mano de Sunghoon para entrar haciendo que dejara de divagar en su mente.

Cuando la rueda estaba por llegar a la cima, el coreano decidió que era ahora o nunca y su madre Bae Joo Hyun no había criado a un cobarde.

-Jake, te mencione que tenía algo que decirte-. Sunghoon estaba asustado, si algo salía mal se tiraría por la ventana del pequeño lugar donde estaban sentados.

ʙʟᴜᴇ - ᴊᴀᴋᴇʜᴏᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora