Pasaban de las cuatro de la mañana. La madrugada era increíblemente helada, la nieve caía sin parar por los techos de los negocios y por las calles de concreto. Apenas un ligero avistamiento de luz se asomaba por el cielo, insinuando que el amanecer estaba cerca. Aquella no era una señal esperanzadora.
Era una mañana del más crudo invierno, bastante difícil de manejar si estabas solo y eras un completo perdedor volviendo de una de las fiestas más grandes entre todas las fraternidades de la universidad. Una visible capa de nieve delgada cubrió su cuerpo semi desnudo en medio de esa extensa avenida que debía atravesar a pie con sus botas de tacón alto, su piel al descubierto y su maquillaje desastroso que ya no lucía nada bonito. Anthony era un total caos en mente y cuerpo, pero nadie podría quitarle el objetivo que había planteado en su drogada cabeza desde que salió de la fiesta: Llegar a casa.
Eso no era lo peor. Las peores cosas seguían llegando a su mente a cada paso que daba, los recuerdos de la espantosa noche de pesadilla que pasó y que no quería volver a recordar en un millón de años. Conservaba el celular y la billetera en los bolsillos de su ajustada falda de cuero, nadie abuso de él por lo que recordaba, bebió y fumó todo lo que su cuerpo le permitió y también tuvo sus encuentros de diez minutos con los tipos random que lo cortejaron toda la noche. Se suponía que hizo todo lo que normalmente hacía.
¿Por qué su noche fue tan mala entonces?
Apenas y se dio cuenta de que había vuelto a su residencia luego de atravesar el camino espacioso de los dormitorios y de atravesar ruidosamente las puertas con sus llaves maltratadas. Aun quedaba el jefe final, debía atravesar la última puerta y enfrentarse a Alastor. Él, siendo un total aguafiestas, jamás lo hubiera acompañado a esa clase de fiestas de fraternidades. Por supuesto que trató de invitarlo a pesar de que sabía que su respuesta sería una negativa obvia, aún así lo intentó porque la idea de verlo allí todo incómodo en un rincón se le hacía divertida.
Maldición. Anthony estaba en un estado deplorable y susceptible, tanto así que la imagen de Alastor lo reconfortó y lo hizo dibujar una estúpida sonrisa en sus labios. Se reía de él en una situación hipotética, debía estar súper ebrio y drogado. Bueno, sí, lo estaba.
De pronto, toda su cabeza dio un vuelco brusco por sus mareos y las cosas dejaron de sentirse bien y seguras. El revoltijo de su estómago y la cruda falta de oxígeno se hicieron insoportables, fue demasiado duro para asumirlo de repente, fue contundente como una patada en el vientre y en la cabeza. Anthony se sostuvo de la puerta y comenzó a sudar y tratar de jadear con desesperación, le faltaba el aire y su vista se nublaba. Una brisa tenue de viento lo haría caerse de rodillas en el suelo.
Necesitaba ayuda… Dios, nunca se sintió tan mal en su vida. O tal vez si, pero no lo recordaba. Su cuerpo estaba helado por la nieve, pero su interior ardía como la misma lava del infierno. Y la sensación fue tan desagradable que ya no pudo contenerla. Abrió la puerta de un manotazo desesperado que lució duro, más no lo fue.
Alastor estaba en un pijama, leyendo a la luz de la luna alguno de sus apuntes. Se solía desvelar las noches tranquilas en las que sabía que Anthony no esaría jodiendo su vida con la música fuerte y el olor de la marihuana de sus cigarros. Sin embargo, cuando alzó su mirada y se encontró con ese zombie a medio morir que él solía nombrar como su compañero de cuarto, arqueó una ceja entre asqueado, perturbado y muy nervioso.
Al parecer, Anthony le volvería a arruinar sus planes de fin de semana.
El rubio cayó de rodillas al piso, se aferró a su propio pecho y a su vientre y gruñó antes de que su cuerpo convulsionara. Anthony largó brutalmente grandes chorros de vómito, no podía dejar de hacerlo, era el fruto de una intoxicación alcohólica ya que había bebido mucho más de lo que normalmente acostumbraba. Su descompensación, su falta de aire, su sudoración y el ardor de su cuerpo hacían que todo eso no fuera una exageración, él de verdad estaba sufriendo un ataque. Su corazón no dejaba de bombear como si fuera a darle un paro y eso, por primera vez, alertó y asustó a Anthony, porque nunca había sentido la posibilidad de morir tan cerca.
ESTÁS LEYENDO
Teen Idle 『 RadioDust 』
FanficQuiero ser una rubia teñida. Quiero que el mundo se vaya lejos. Deseo ser un adolescente despreocupado. Desearía ser el rey de la graduación. Los años perdidos. La juventud pérdida. Las lindas mentiras. La fea verdad. Los horribles años de ser un...