Capitulo 3

8 0 0
                                    

Luisa

Al fin terminaron los 9 días, que alivio, ya estaba harta de ver a todos sonriendo mientras que yo no podía parar de llorar.

Eran las vacaciones de semana santa así que no estaba yendo a la escuela, esos días están muy borrosos en mi memoria y solo puedo recordarme llorando, reprochandome porque no estuve más tiempo con ella.

Unos meses antes de su fallecimiento había ingresado a la secundaria y me la pasaba siempre en mi teléfono, ella quería jugar conmigo y yo no le hacía caso, cuánto me arrepiento de eso, debí estar con ella, debí darle mi cariño y apoyo, debí ser más consiente, pero no lo fui y ya no puedo hacer nada.

La vida después de ella se volvió una pesadilla, todos los días intentaba verla en mis sueños, pero ella nunca llegaba...

Me preguntaba cómo todos podían superarla tan rápido, porque a mí tuvo que fragmentarme el alma. Y en ese momento recordé una cosa, solo era feliz al estar con ella.

Mi mente se nublo, empecé a recordar todo lo malo que me había pasado y seguido de eso a ella, apoyándome en cada momento, yo vivía para ella, para recompensar toda la felicidad que me daba y ahora que ya no está ¿Cómo sobreviviré ante el mundo?.

Las clases comenzarían pronto y aún no podía levantarme de la cama para hacer algo, me encontraba varada en una ola de pensamientos que no me dejaban ni siquiera comer, me llevaban la comida a la cama ya que no podían lograr que me levantará pero no la comía, la escondía o se la daba a mi perrita.

Mi abuelita siempre me dijo que leer calmaba el alma, así que empecé a leer libros y como siempre ella tenía razón, siempre que leía era como un salto a otra realidad, dónde me sentía plena y feliz, fue así como tuve el valor de intentar empezar de nuevo, los libros salvaron mi vida, era como vivir la vida del personaje y si a veces no eran muy felices pero esas lágrimas que surcaban por mis mejillas eran la más pura sensación de gozo al leer un libro, los libros me enseñaron muchas cosas, tanto reales como ficticias, pero más que nada me enseñaron a sobrevivir.

𝓛𝓸𝓼 𝓶𝓸𝓾𝓷𝓼𝓽𝓻𝓸𝓼 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓪𝓽𝓪𝓻𝓸𝓷 𝓪 𝓛𝓾𝓲𝓼𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora