Capitulo 5

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Luisa

Los meses pasaron y llegó navidad.

Me encontraba sentada pensando en todo lo que había perdido hasta entonces, sin darme cuenta empecé a hablar con mi abuela en mi mente.

"Veo el sillón vacío todos los días, la cama triste y sola, no hay cantos para levantarme y la vida corre lentamente.
Ya es navidad y ese lugar en la mesa sigue vacío, me preguntó dónde estarás, porque te fuiste un día sin querer mirar atrás, ¿Quien me dirá te quiero y me dará un abrazo tan calientito como el de tus brazos?, ¿Quien cantará las tonadas más alegres?.
Todos celebran y yo sigo sin entender porque no estas aquí, ¿Porque sigo creyendo que regresaras?
Contigo se fue la magia, el cariño, la alegría, la paz, el gozo, la esperanza y ahora solo quedan restos de lo que fui contigo.
Aún no puedo superar tu partida y como fue que me llevo al borde del colapso sin que nadie lo notará.
¿Podrías regresar? Solo una navidad más, solo dime qué me amas y dame un abrazo como los que solo tú puedes dar, ese con el que me siento segura, solo dame una razón para seguir."

Cuando me di cuenta ya estaba llorando pero nadie dijo nada, me levanté de la mesa y fui a mi habitación, me dolía el corazón, me costaba respirar y solo podía escuchar mi llanto, poco después me quedé dormida.

Los siguientes días pasaron igual, año nuevo fue otra pesadilla, a quien engaño todos los días eran una pesadilla...

Todo mi mundo se había acabado y no tenía las fuerzas suficientes para reconstruirlo.

Los meses pasaron, siguiendo una rutina de como vivir cada día, no había esperanzas, mi deporte ya no me hacía feliz, las cosas que me gustaban dejaron de importarme y todo se volvió una simple obra de teatro en la que día a día tomaba una máscara y me disponía a actuar, haciendo que la gente creyera que estaba bien y era feliz, mi vida se había convertido en una completa mentira.

Mi vida se estaba haciendo pedazos y ya ni siquiera lo notaba, sentía la sensación de que todo era irreal, como un simulación, pero que no era yo, comencé a apartarme de todos y terminé sintiéndome invisible, esa sensación era increíble y espantosa a la vez, increíble porque nadie notaba tu existencia y así no podía hacerte daño, era como un fuerte, un campo de protección y eso me mantenía tranquila, pero a la vez era espantosa porque a veces la soledad no se siente bien, a veces solo necesitaba que alguien me abrazara y me dijera que no estaba sola, que si importaba, que no era invisible...

Invisible, así me sentía, nadie me notaba y así la vida se volvió monotonía.

Me empecé a acostumbrar a eso, los libros fueron mis mejores amigos y la mejor manera de escapar de la realidad, al tomar un libro y comenzar a leer me transportaba a un mundo en el cual era feliz, cada que tenía un mal momento los libros me salvaban.

A mí yo de 10 años no le gustaría eso, solía decir que leer era aburrido, no me había dado cuenta de toda la magia que podía haber entre unas cuantas palabras, ahora se que leer te da las mejores sensaciones de la vida.

𝓛𝓸𝓼 𝓶𝓸𝓾𝓷𝓼𝓽𝓻𝓸𝓼 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓪𝓽𝓪𝓻𝓸𝓷 𝓪 𝓛𝓾𝓲𝓼𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora