Capitulo 12

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Luisa

El siguiente sábado llegó y aunque no había hablado con Demián, él vino a mí casa.

Me cuido, me protegió me hizo reír y sobre todo me amo.

Todo fue perfecto hasta que lo escuché decir algo que me lleno de miedo.

-Luisa, ¿Me permitirías ser tu novio?

Solo eso basto para dejarme helada.

No pude hacer otra cosa más que decir.

-Dejame pensarlo, te digo el otro sábado. Ahora vete por favor.

-Esta bien, mi pequeño mazapán. Me dió un beso en la frente y se fue.

¿Cómo se le ocurría preguntar eso?

Sabe que yo no creo en el amor, o eso pensaba.

Crecí viendo a mis padres pelear todos los días, discutiendo, viendo como todas las parejas se separan, y así desde pequeña puede decir qué el amor para siempre no existe, no podía creer en esa tontería.

Estaba cien por ciento segura de qué era imposible vivir feliz con alguien para toda la vida.

Amaba a Demián, lo amaba incluso más que a mí misma y deseaba tanto estar con él, pero no era el tiempo.

Quería una vida con él pero para eso tendría que esperar, esperar a que fuéramos más grandes, que fuéramos adultos para que el amor no se terminará, los amores de adolescencia siempre se acaban.

Sí quería que esto durará tendría que aguantar un poco más, tendría que resistirme pero ya no podía, deseaba tanto estar con él.

Millones de preguntas invadieron mi mente.

Sabe que mi sonrisa puede convertirse en llanto y tendrá que consolarme. ¿Lo hará?

Sabe que amo el cielo no importa si es soleado, nublado, con tormenta o despejado. ¿Me amará de esa forma?

Sabe que odio hablar de mis problemas y tendrá que esperar a que esté lista. ¿Esperará?

Sabe que me encanta que me cuenten cuentos antes de dormir. ¿Los contará?

Después de tanto pensar, decidí correr el riesgo, le diría que sí, con la esperanza de que fuera para siempre.

-¿Luisa?

-Sí, pero no vayamos tan deprisa ¿ok?

-Esta bien mi pequeño mazapán, todo será a tu ritmo.

-Gracias Demián.

-Ven aquí mazapán. Dijo extendiendo sus brazos y yo me acurruque con el.

-¿Quieres ver una película? Dijo con una sonrisa en el rostro.

-Sí, claro. Dije con una sonrisa y el me dió un beso en la frente.

Encendimos la laptop y pusimos "A dos metros de ti" era una de mis películas de amor favoritas.

Y así vimos la película abrazados, esperando que el tiempo se congelará para que nuestro amor durará para siempre.

Llegó la hora de que el se fuera de mi casa y yo no quería despegarme de él, adoraba como me sentía al estar con el y no quería que se fuera nunca.

-Tengo que irme mazapán, pero estaré aquí el otro sábado, te lo prometo.

-Esta bien. Dije un poco desanimada

-No estés triste, sabes que siempre estaré para ti si me necesitas.

-Gracias. Dije con una pequeña sonrisa.

Me dio un beso suave en los labios y se fue.

Me toque los labios y aún podía sentir el cosquilleo que me dejó ese beso, fue dulce y cálido.

Me sentía demasiado feliz pero también tenía mucho miedo de no saber como podría terminar.

𝓛𝓸𝓼 𝓶𝓸𝓾𝓷𝓼𝓽𝓻𝓸𝓼 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓪𝓽𝓪𝓻𝓸𝓷 𝓪 𝓛𝓾𝓲𝓼𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora