Jared
Me obligo a relajar mi cuerpo cuando observo como la enfermera se acerca con la aguja en mano, estiro mi brazo hacia ella no sin antes subir la manga de mi camisa. Limpia mi brazo con un algodón con alcohol y procede a introducir la aguja en mi piel para extraer la muestra de sangre.
Hoy todos en la empresa deben realizarse exámenes de rutina por lo que como todos los demás años, se contrató un equipo médico para que los realicen. Me gusta que mis empleados tengan acceso a la salud y sus beneficios.
-Jared, si queremos llegar a tiempo a la reunión debemos irnos ya -Helen me mira impaciente.
Yo soy un obsesivo con el trabajo y ella me hace competencia. A sido mi secretaria desde que me volví gerente de Happy Pet hace cuatro años y estuvo conmigo cuando me volví dueño de la empresa hace un año. Es una amiga aunque algunas veces nos llevemos como perros y gatos.
-Ya estoy, ¿Tú? -le agradezco a la enfermera y sostengo el algodón contra mi brazo.
Me levanto y tomo una de las paletas de fresa que hay sobre la mesa, lo que me recuerda a cuando de niño mi madre me llevaba al pediatra.
-Sí, hace como media hora fue mi turno.
-Bien.
Helen me guía hacia la salida principal del edificio corporativo, por lo que debo suponer que el chófer nos espera en la calle. Son muy pocas las veces que solicitamos los servicios de Tom y esta es una de esas veces, no estoy con ánimos de conducir y Helen se encuentra mareada por la extracción de sangre, así que no puede manejar.
En efecto, Tom se encuentra dentro del auto esperando por nosotros y cuando nos ve hace el amago de bajar pero le hago una seña de que no, puedo abrir la puerta por mí mismo. Cuando estamos dentro del auto, Tom pone el auto en marcha hacia nuestro destino.
Saludo y soy lo suficientemente cortés para entablar una conversación con Tom sobre su esposa e hijos. Pronto la charla cesa y nos quedamos en un cómodo silencio que se ve interrumpido por Helen.
-Debo decirte algo importante.
-Te escucho -la miro de reojo sin quitar la mirada de mi celular.
-Estoy embarazada.
Estoy cien por ciento seguro de que si hubiera estado bebiendo algo, me habría atragantado con el líquido por la sorpresa que me ocasiona esa declaración.
¡Así no se dan esa clase de noticias!
Bloqueo mi celular y giro para mirarla con una ceja arqueada esperando una explicación.
-Sé que es algo inesperado, yo tampoco me lo esperaba pero sucedió y no hay marcha atrás. Te lo digo porque eres mi jefe y debes saberlo, pero también porque eres mi amigo y necesito un consejo.
-Sí, es inesperado y esa no es la forma en que se dan esa clase de noticias -niego y me ordeno concentrarme-. Hasta donde yo sé, tú no tienes pareja.
-Es ahí el problema y por lo que necesito un consejo -suspira y juega con los dedos de sus manos. Está nerviosa-. Jamás en mis 27 años de vida me había sentido tan estúpida.
-No entiendo.
-Y te lo explicaré, pero no ahora -me regala un intento fallido de sonrisa.
-¿Y por qué no ahora?
-Porque ya llegamos.
Señala la ventana del auto y en efecto, ya llegamos y yo ni cuenta me di.
Asiento y bajo del auto por la puerta contraria a la de dónde baja Helen. Invito a Tom a entrar pero se niega diciendo que nos espera aquí.
El restaurante es bonito y su decoración que simula ser un bosque es llamativa. Está bastante concurrido por ser la hora del almuerzo, por lo que nos toma unos diez minutos que nos guíen a nuestra mesa.
-Lamento la tardanza señor Kendrick -me disculpo luego de estrechar nuestras manos y de presentarle a Helen.
Corro la silla de ella y tomo asiento hasta que Helen lo hace..
-No hay problema, tampoco llevo mucho esperando -se acomoda su cabello.
El señor Kendrick es bajo y algo regordete, por lo que veo también tintura sin cabello de un tono que no le favorece. Por lo que sé es un hombre de 53 años de edad y supongo que está pasando por una etapa en donde cree que es un adolescente y lo digo por la ropa que lleva.
Y creería que es un error hacer negocios con él, si no fuera porque Happy Pet lleva años comprando sus camiones para el traslado de mercancía.
Dejo de repasarlo con la mirada cuando Helen hace una pregunta que llama mi curiosidad.
-La mesa es para cuatro personas, ¿Espera a alguien más?
-¡Oh sí! A mí sobrina, ella es mi secretaria ahora y fue al baño a retocar su maquillaje, cosas de chicas supongo -mira por sobre nosotros y sonríe- Ya viene, por dicha porque tengo hambre y así podemos ordenar.
La curiosidad me embarga y uso toda mi fuerza de voluntad para no girar y ver quién es, porque me vería un auténtico chismoso y ese es el puesto de Derek.
Sin embargo; me maldigo por no rendirme ante la curiosidad, ya que así me hubiera preparado para enfrentarme a la rubia de cabello rizado que se sienta al lado del Sr. Kendrick y justo en frente mío.
Ella también parece sorprendida de verme, pero lo disimula cuando gira su cabeza y centra su mirada azulada en su tío.
-Lo siento por retrasarme tanto pero la abuela llamó para darme quejas sobre Collin -rueda sus ojos.
Yo no quito mi mi mirada de ella, aunque debería para no ser tan obvio.
-Te llamó a ti porque sabe que no le voy a contestar -hace una gesto restándole importancia con su mano-. Cómo sea, Alaska, ellos son el señor Jared Pierce y la señorita Helena Daniels.
-Mucho gusto.
Le extiende la mano con una sonrisa a Helen, quien la toma con amabilidad y cuando llega mi turno, tomo su mano pero tardo un poco más en soltarla y eso llama la atención de mi secretaria porque me da una patada por debajo de la mesa disimuladamente, por lo que suelto su mano rápido. Todo esto pasa sin que Albert Kendrick se entere, porque está más ocupado leyendo el menú de pies a cabeza.
Alaska me da una mirada fulminante por ese pequeño momento de obviedad y se centra en el menú.
Dos sucesos inesperados en lo que va del día.
Primero fue Helen con su noticia inesperada y ahora es este encuentro con Alaska, después de dos semanas desde nuestro cara a cara en el supermercado y de que dije que olvidaría lo que pasó. Mi vida es un desastre desde que realicé la primera llamada.
***
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Susurros Al Oído [+18] En Pausa
Teen FictionLa vida de Jared Pierce se describe con una sola palabra. Trabajador. Él no tiene tiempo para nada más que no sea trabajar, no tiene otras prioridades. Ni si quiera para el sexo, no es que no le guste, todo lo contrario. Pero su vida es tan ocupada...