8. Parque de atracciones

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*Maratón 3/4*

Danielle García

-Ya hemos llegado, preparada para un día de diversión en el parque de atracciones? -pregunta Adrián quitando sus manos de mis ojos. 

-En serio? -le miro a él y luego el parque. 

-Sí, es la fiesta del pueblo vecino y teníamos que aprovechar la situación. -sonríe, se pone las gafas de sol y pasa su brazo sobre mis hombros. -Hoy empiezas a vivir tu vida, Dani, recuerda mi promesa, más bien, nuestra promesa. 

-Chicos! Mirad lo que hemos conseguido! -gritan los gemelos corriendo hacia nosotros. -Tenemos los pases rojos, podemos subir donde queramos gratis. 

-Perfecto! -Baco les arrebata uno y se cuelga el pase al cuello. Lo mismo hacemos el resto. 

-Dónde quieres montar primero Dani? -pregunta Caspian, el peliblanco de los dos gemelos. 

-Pues no lo sé, nunca vine a un parque de atracciones. -se lleva la mano al pecho haciéndose el ofendido. Tan siquiera hemos entrado y ya le voy a provocar un infarto. 

-Cómo?! Ah no, señorita, tú te vienes conmigo y Christian al barco pirata. -me agarra del brazo separándome de Adrián.

-Qué es eso? Suena peligroso, socorro Adrián, Baco! -entre los dos, que me sacan dos cabezas de altura y tienen pinta de ir al gimnasio todos los fines de semana desde que son unos bebés, consiguen arrastrarme hasta una estructura muy grande de la que cuelga un barco pirata de lo que parece plástico que se balancea de delante hacia atrás casi dando una vuelta completa. 

Dentro no hay asientos, solo un par de jaulas en las que las personas que tienen dentro parecen estar a punto de un colapso nervioso, el resto se agarra donde puede intentando no caerse. 

En los altavoces suena I lived de One republic, una de mis canciones favoritas hasta el momento. -Eso es muy peligroso, yo no me monto ahí ni de broma. -intento escabullirme pero Christian me sube sobre sus hombros evitando mi huida. 

-De eso nada monada, tú te quedas aquí. -me cruzo de brazos. 

Noto una mano en mi muslo, es Adrián. -Si subes luego te consigo un peluche de ese puesto. -señala la caseta de dardos que hay a unos metros detrás de nosotros. -Trato? 

-El que yo quiera? -él asiente. -Trato. -nos damos la mano para pactar nuestra deuda. 

La fila se comienza a mover, yo sigo sobre los hombros de Christian. Ya nos toca. Me baja pero no me suelta la mano para asegurarse de que no me escape. 

...

-Estás bien Dani? -pregunta Baco viendo como me agarro a todos lados para no caerme, me tiembla todo el cuerpo, siento una mezcla de miedo, terror y adrenalina. -Estás un poco pálida. 

-He visto mi vida pasar delante de mis ojos más de una vez... -murmuro. -Así... En plan película de los ochenta... 

-Creo que será mejor que no vuelvas a montar ahí, vamos, yo te ayudo. -Baco me agarra para no caerme. 

Entre su esfuerzo máximo por evitar que me caiga por los tres escalones que guían a la entrada del barco y el mío por intentar pisar en esos putos escalones y no en el pie del peliblanco conseguimos llegar al último escalón.

-Hey Dani, ven aquí, yo te llevo. -Adrián me carga sobre su espalda, me agarra por los muslos y yo me aferro a su cuello para no caerme al suelo. Aún mantengo esa sensación de vaivén brusco. Al parecer el suelo y todo lo de esa atracción del demonio eran blanditos, con lo cual no tendré que arrepentirme por cualquier golpe en mi cara. Podré ser pobre pero mi cara es lo que más aprecio, no es egocentrismo es autoestima. -Vamos a sentarnos, tienes que comer algo. 

-Entendido. -levanto mis pulgares a modo de afirmación. Cierro los ojos intentando recuperar mi pulso normal. 

...

-De verdad, ya estoy bien, vamos allí quiero montar en los coches de choque! -pido por enésima vez.

-Segura que estás bien?

-Que sí, eres muy insistente Adrián.

-Y tú muy cabezota. -revuelve mi pelo sonriendo. -Vamos anda. 

Los cinco caminamos entre la multitud hacia los coches de choque, nunca he montado en mi vida, pero Vega sí, y lo pinta como una atracción fantástica y muy fácil. 

-Yo no quiero montar chicos, me quedaré viéndoos. -dice Baco. 

-Baco, me puedes agarrar el bolso por favor? -pido.

-Claro. -le beso la mejilla a modo de agradecimiento y corro hacia los chicos. Adrián saca las fichas para montar mientras los gemelos se disculpan conmigo por obligarme a montar en esa cosa del demonio. 

-Os perdono, solo si luego vamos al láser tag.

-Sí! -sonríen los dos. 

-Listo, Dani, tú y yo vamos juntos, para asegurarme de que estás bien. -dice Adrián repartiendo las fichas, cuatro para las dos parejas. Los gemelos contra nosotros dos.

-Perfecto. -el claxon que indica el cambio de turno suena, los dos corremos en busca de un coche libre. Conseguimos uno de color rosa, amarillo y azul fluorescente. La música suena muy alto. 

El peliblanco se prepara para meter la ficha en el centro del capó, no sin antes ponernos los cinturones de seguridad, aunque esto de seguro tiene el nombre. 

Agarro el volante como si mi vida dependiera de ello. LA adrenalina recorre todo mi cuerpo volviéndome eufórica por empezar a conducir. Recuerdo las clases de Vega donde me enseñaba a usar uno de estos con el volante de plástico del Mario Kart. 

Posiciono mis pies en el acelerador y el freno. Mi pierna está pegada a la de Adrián. -Ya! -grita Adrián en cuanto la bocina suena indicando el comienzo de la batalla campal entre coches. 

Perdí de vista a los gemelos. Conduzco el mini coche en infinitos invisibles para encontrarles. -Están detrás. -indica mi copiloto. 

No lo dudo y hago un giro brusco para chocarles por el costado, la risa me puede al ver la cara de terror de mi compañero por el movimiento inesperado.

Adrián de AngelisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora