𖦹 Capitulo 17 𖦹

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Ron lloraba frente a una tumba. Hacia un mes que su madre había muerto y aún no lograba reponerse. Pero, ¿Que esperar de un niño de doce años? Ni siquiera los adultos puedes superar una muerte con rapidez.

—Ron —llamó su padre—, ya es tiempo de irnos.

—Dejame aquí un poco más... Por favor.

—Bien, te espero en el auto —Así es, el capitán Garfio había aprendido a conducir.

Ron se sentó frente a la lapida y secó sus lágrimas.

—Mamá... Está es la última vez que te voy a visitar, al menos en un tiempo. Papá dice que un cambio es lo mejor, así podré volver a empezar. Pero, aún no me dice a dónde vamos —rió con tristeza—, dice que es un lugar muy bonito, y que me gustará mucho. Mamá, te prometo que volveré, aún así me tarde años, yo volveré, y cuando muera, me enteraran alado tuyo.

El pelinegro de levantó, y, dandole una última mirada a la lapida, se fue a dónde su padre lo esperaba. Cuando la lapida se quedó sola, una luz verde muy tenue salió de ella, y fue en dirección contraria del auto.

—Mamá... —susurró Ron aún dormido.

Lily estaba sentado alado de él, no sabía cuándo tiempo había pasado, ni si alguien vendría a investigar el rayo rojo, pero, aunque lo hicieran, el hueco estaba demasiado arriba como para que lograran verlos.

Ron se removía en su lugar. Ella había intentado despertarlo varias veces, pero cada que le tocaba me quemaba.

—Ron —habló Lily con fuerza.

—No... Ella no...

—¡Ron!

No tenía caso.

En el tiempo que Lily había pasado alado de Ron, pudo apreciar mejor su rostro. Tenía pequeñas ojeras, que solo se notaban su veías muy detenidamente. Las expresiones de tristeza que hacía, la forma en que apretaba sus ojos con fuerza; era obvio que tenía una muy mala pesadilla. Y ella sabía lo que se sentía. Pero, también sabía que de vez en cuando era bueno tener una pesadilla.

—Nos parecemos más de lo que creí —susurró Lily sin querer.

Unos murmullos provenientes de arriba hicieron que Lily se pusiera nerviosa. Pero, no podían verlos, ¿o sí?

—¿¡Hay alguien ahí!? —gritó alguien desde arriba. Pasó un poco para que Lily reconociera la voz— ¿¡Hola!?

—¿Lia? —susurró la morena con sorpresa.

Mientras, arriba, Lia era reprendida por dos hermanos muy enojados.

—¿Por qué saliste corriendo? —preguntó Jhonny cruzando los brazos—. No sabemos lo que puede pasar. ¿Y si caías en agua?

—¡Pero no pasó nada! Déjenme disfrutar mis piernas —Se señaló sus piernas, que ahora eran cubiertas por un pantalón, pero seguí descalza.

—Además, hiciste que el elemento sorpresa se fuera —replicó Cristofer.

—¿Quien sobreviviría a eso? —bufó Lia.

—¿Entonces por qué hablaste?

—Para asegurarme.

—Sea cómo sea, debemos bajar —dijo Jhonny—. Y dado que no sabemos su hay otra manera, tendremos que ir por aquí —señaló el enorme agujero—. Aremos unas sojas a los árboles, eso debe bastar.

Lily, quien había escuchado todo, se asusto. ¿Que pasaría cuando los vieran? ¿Y si se llevaban a Ron? ¿Podría ella detenerlos? ¿Por qué Lia tenía piernas?

La niña de nunca jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora