Parte 5 A todos nos gusta mentir

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No hay nada más grande que una ilusión, aunque esta sea solo una mentira.

Pasaron un par de días y Oscar se sorprendió de lo ágil que es la burocracia, será que sus nuevas amigas son algo influyentes, más de lo que aparentan. Es bueno tener a gente así de tu lado.

Hace años Oscar creía haber perdido esa emoción por lo nuevo, pero una vez más se sentía como un niño pequeño, aunque no lo admitiera soñaba con esto esa ilusión que parecía inalcanzable ahora al alcance de sus manos.

Su primer día de escuela en toda su vida, su emoción podría ser equiparable cuando un animal que ha vivido en cautiverio lo han liberado por primera vez en su entorno natural.

Se miró al espejo por última vez, unos cuantos rasponcitos nada que no se pueda disimular.

En el camino Oscar iba recordando esos programas que veía a escondidas sobre comedias escolares, algunos de sus hermanos que si habían asistido les decían a los demás que todo era actuado y esas cosas nunca pasan en realidad, pero cosas que veían como las competencias, los deportes, los viajes en grupos todo eso era parte de una vida estudiantil, claro que como habían cosas buenas podría existir cosas malas como abusivos o malos maestros.

Pero en ese momento tal no iba a dejar que eso lo desanimara.

Como era de esperarse a una cuadra de su nueva escuela se encontró con la escena más cliché del mundo, en un callejón estaba un joven quitándole su dinero a uno más joven, ambos traían mochila así que debían ser estudiantes, el pequeño era un joven panda que trataba de recuperar su dinero, mientras su abusivo se divertía molestando.

Oscar podía sentirlo como un regalo del cielo, así que sin llamar la atención se acercó por detrás del abusón, toco su hombro, al voltear solo pudo notar la sonrisa de Oscar y fue todo lo que miro, con un solo puñetazo en la la boca del estomago lo dejó fuera de combate, Oscar sabia donde y como golpear para evitar dejar moretones y así evitar que lo acusaran, arte enseñado entre sus hermanos de jóvenes.

— Estas bien— Oscar extendió la mano al joven Panda quien lo miró como a un superhéroe.

— Wooo, eso fue increíble, mi nombre es Pepper y el tuyo? no recuerdo haberte visto antes— El pandita no dejaba de ver a su nuevo héroe todo emocionado

— Mi nombre es Oscar, acabo de entrar a esta escuela, creo que mejor seguimos que llegamos tarde— Ambos siguieron, mientras Oscar inflaba su ego con las adulaciones de Pepper su nuevo fan.

Ambos platicaron y se conocieron un poco mejor, Pepper le prometió darle un tour por toda la escuela si se volvían a ver, quedaron de juntarse en el receso, Oscar aceptó, no podía decepcionar a su nuevo fan.

A la primera que noto fue a Ramona quien lo recibió y lo llevó al grupo, prometió le enseñaría el lugar más adelante, primero debía atender unos asuntos

Al llegar se presentó, no conocía a ningún compañero, pero él esperaba llegar a conocerlos a todos, el tiempo pasó volando más porque no entendía ni la mitad de lo que decía el profesor, en definitiva las matemáticas era lo más difícil del universo.

Oscar esperaba encontrar a Erizo pero no la había visto, con suerte se toparía con ella en algún momento.

Al receso como quedaron el Pandita lo estaba esperando, este entusiasmado le mostró cada lugar de la escuela de manera rápida, desde las instalaciones más peculiares, aquellos llenos de historia, era sorprendente los cuentos de fantasmas que abundaban en esta escuela, aquellos lugares a los que nunca debía acercarse, sobre todo con la entrenadora, era un demonio de los deportes.

Por esa SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora