Parte 3 Desconfianza

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Ya había pasado una semana desde que Oscar llegó a este pueblo costero, sus casas rústicas estilo colonial hacen una combinación agradable con los bosques que rodeaban el lugar, y su lugar parece tener un clima templado tan acogedor.

El joven rápidamente demostró lo valioso que sería para ayudar a Barb, años de explotación forzada y maltrato en su infancia había dejado hábitos que hasta hoy en día seguía arrastrando, esa inquietud de terminar las labores, en el caso del trabajo no rechazaba ninguna solicitud de su jefa pero a diferencia del pasado ahora lo hacia con gusto y sin miedo y de alguna forma lo disfrutaba, claro la mas feliz era Barb.

Durante esa semana decidió conocer la pequeña comunidad, sus calles, sus atracciones y conociendo a algunas personas y sus alrededores.

Paso por una escuela donde los niños salían y se encontraban con sus padres, aun podía recordarlo fueron tiempos buenos antes de ese accidente un día simplemente no volvieron.

Sabía que la escuela podría llegar a ser aburrida y cansada pero Oscar anhelaba vivir una vida algo normal, recuerda esas pocas ocasiones de mas joven cuando podían ver algunos programas de tv a escondidas eso lo emocionaba — le decía a sus hermanos que el cursaría la escuela e iría al espacio, sería un gran astronauta — Solo sueños y fantasías, ríndete Oscar, ahora es casi imposible— Oscar apenas podía creer sus palabras, aceptarlas era aún más complicado.

Casi le daban ganas de ponerme melancólico, a su edad casi le daban ganas de ir a terapia.

— Oye te acuerdas de mí— Una voz extrañamente familiar lo sacó de su melancolía.

Oscar levantó la mirada cuando un fuerte puñetazo se impactó en su mejilla qué facil lo hizo perder el equilibrio lanzándolo al suelo.

— maldición tienes una cara dura— el joven se sacudía la mano para desentumirla — espero estés listo, la primera vez me tomaste de sorpresa — Tomo una posición de lucha y espero a que Oscar se pusiera de pie nuevamente.

No tardó en reaccionar era el mismo guardaespaldas que había noqueado hace unos días — Si te recuerdo, espero le dieras el mensaje a la princesa, no acepto caridad— Terminando recibió un par de puñetazos rápidos del joven, Oscar intento reaccionar pero este era demasiado ágil.

Los golpes no eran tan fuertes pero ya le había asestado al menos seis puñetazos y cuando intentaba responder se movía con agilidad, si fuera una competencia de boxeo claro que sería una victoria aplastante, pero no está acostumbrado a seguir las reglas en una pelea.

Utilizó la chaqueta que había dejado en la banca y se la arrojo en la cara al joven quien facil la esquivo pero Oscar había aprovechado para embestir, terminando en el suelo intercambiando puñetazos uno y otro ambos se colmaron de golpes, los dos en plena desventaja Oscar sin poder golpear con fuerza y el joven sin poder usar su habilidad nata, ahora era cuestión de resistencia cosa que Oscar llevaba mucho la delantera.

En un forcejeo y con suerte, el joven logró zafarse y aprovechando para aplicar una especie de llave en Oscar, la intención era simple dejarlo fuera de combate, Oscar se levantó y trataba de quitarse de encima al guardaespaldas, con un sobre esfuerzo Oscar se arrojó hacia un árbol con la intención de quitarse de encima a este escurridizo rival, algo tan obvio prefirió soltarlo para evitar más golpes.

Ambos solo se veían algo agitados, tenían energía y ganas de seguir esta diputa todo el dia, se lanzaron mutuamente sujetándose la playera para no dejarse escapar y seguir hasta que uno de los dos se rindiera; hasta que ambos escucharon algo que los lleno de terror, — Max donde te escondes tenemos practica de lucha, sal de una vez — grito una voz conocida para Oscar, aun podía sentir el dolor en su cara — Joder la princesa, así que Max, Max? — de alguna forma Max se fugó dejando solo su camisa, ya llevaba más de una cuadra de ventaja era claro que él estaba huyendo de la que parecía ser su jefa.

Por esa SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora