Me remuevo sobre la cama, siento las sábanas enredadas en mis piernas. Me giro un poco y tomo mi móvil en mis manos, cero señal, pero buena hora para ponerme de pie. Seis de la mañana, aunque no sé a qué hora estarán esperando por mi decido que es mejor levantarme temprano y desayunar algo rico.
Me siento con el único objetivo de despertar completamente, ese momento en que te quedas penando en nada, solo mirando esa sandalia que está en un punto neutro del piso.
Me levanto después de unos minutos y levanto mis brazos para esturar el resto de mi cuerpo, me pongo de pie frente al tocador como siempre lo hago, me gusta mirar mi aspecto después de una buena noche. Me rio a veces de eso, pobre de mi futuro esposo lo que tendrá que ver todos los días. Tallo mis ojos para una mejor visibilidad y lo veo a él parado detrás de mí con los ojos cerrados.
—Pero... ¿qué hace? —me giro a encararlo.
—Discúlpame, solo busco algo de ropa—sigue con los ojos cerrados.
Merodeo su cuerpo desnudo, mojado, su cabello lamido por la humedad abundante y una maldita toalla solo rodeándole esa parte varonil que me rehusó a seguir mirando.
El calor se apoya en la piel de mis mejillas y se lo que pasa. Me sonrojo, jamás he tenido a un hombre desnudo frente a mí.
—¿Por qué la busca aquí? ¿Esta acosándome? Maldición debo largarme de esta casa—intento ponerme mis sandalias y tomar la poca ropa que pueda.
Él se mueve y posa frente a la puerta mirándome directamente a los ojos. Tengo miedo ahora mismo.
—No te vayas, déjame explicarte porque estoy aquí—me quedo en silencio, con el corazón atorado en mi garganta—. Busco ropa aquí, porque esta es mi habitación. Está bien no lo sabias, solo quiero ropa está en unos cajones de ahí—señala nervioso.
—¿Y porque mierda estaba detrás de mí con los ojos cerrados?
—Mi intención no era despertarte, cuando vi que te ponías de pie ya era muy tarde para irme. Cerré los ojos por impulso, esperaba que entraras al baño y no notaras mi presencia. Te juro que solo quería mi ropa.
Se queda pasmado entre la puerta y mi persona, sus manos están al frente siendo visibles para mí. Su mirada jamás la retira de mis ojos, no mira el resto de mi cuerpo. Miro los cajones que señaló hace un momento y camino hacia ellos sin despegar los ojos de él. Cuando llego a donde quiero, jalo del cajo y cae al suelo brotando de él miles de bóxer.
—Tu cara esta roja. ¿Estás bien?
—Cierra la boca, pervertido.
—¿Pervertido? ¿pero por qué? —que idiota es.
Veo con más detenimiento el lugar, noto artículos que anoche no pude ver por la nula luz en la habitación.
En el tocador hay lociones que a simple vista se notan muy masculinas, cepillos que jamás en la vida pasaría por mis hebras rosas. La habitación en sí es muy masculina.
Me siento tonta cuando caigo en cuenta que invadí de nuevo su espacio. Suspiro y dejo de lado la ropa que cargo en mis brazos.
—¿Por qué no me lo dijo?
—Si este lugar te resultó más cómodo está bien para mí, yo puedo dormir en la otra habitación. Quédate aquí, yo sacaré mis cosas.
—Disculpe —digo apenada—. Estoy
invadiendo su casa, qué pena.
—Solo quiero que estés cómoda—recoge un calzoncillo—. Yo preparare el desayuno—se sigue moviendo por la habitación y toma más ropa—. Dúchate sin miedo, ya tengo todo lo que necesito yo no entraré más, lamento asustarte.
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Luna rosa [Sasusaku] [√]
FanfictionEn medio del bosque yace un pueblo solitario y reservado del mundo, después de un ataque solicitan la ayuda de una enfermera que está dispuesta a asistir a ese lugar por tiempo indefinido, sin saber que cambiaría las vidas de los pobladores desde qu...