Capítulo 4

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Él me gruño, estoy segura.

Se que dijo que ya quería descansar, pero no puedo dejar de pensar en eso. Las cosas en esta casa y en todo el pueblo se pone cada vez más raras y es imposible para mi no sentir miedo. No me siento segura a no ser que él se encuentre cerca de mí.

¿Tal vez me gusta? Negue ante ese pensamiento. Por todos los cielo yo no puedo pensar en una vida lejos de la cuidad, en medio de un pueblo raro con un líder que miente. Me gruño lo sé, no estoy loca.

Firme con la idea salgo de mi habitación y me detengo frente a su puerta, toco una vez, pero al no responder me atrevo a tomar el pomo y girarlo, Mis ojos enfocan la cama, pero estaba vacía, mis pies se adentran a la habitación completamente y escucho el agua de la regadera caer.

¿Se baña de nuevo?

Me doy la media vuelta para no ser impertinente y mal educada.

Detengo mi andar cuando escucho un jadeo, después otro y luego mi nombre.

Me quedo mirando la puerta del baño y la noto semi abierta. Mis pies se mueven solos y no me creo capaz de detenerlos, mi pecho sube y baja acelerando mi pulso porque cuando mis ojos miran hacia dentro del baño, lo veo a el tocándose. Mis mejillas se ruborizan ante su desnude.

El frota su manos de arriba abajo jalando su miembro, leves gruñidos salen de su boca y sonrió al darme cuenta que no estoy loca. El gruñe. Paso saliva, mis ojos solo se enfocan en ese enorme y duro miembro. Comienzo a sentirme extraña y me siento mojada de esa parte de mi cuerpo. Todo su cuerpo es demasiado musculoso, él sobrepasa mi tamaño por mucho y no puedo dejar de imaginarlo sobre mí.

Soy una virgen y el solo hecho de pensar que el puede ser el indicado me estremece, froto mis piernas una contra otra, creando fricción en mi intimidad. Se siente bien.

Gruñe de nuevo y lo veo expulsar su semilla con fuerza, su pene se ensancha de la punta y me asusta. No es normal que eso pase. Cierra la llave y yo salgo corriendo de su habitación.

Al correr por el pasillo caigo al suelo por mi torpeza, calentura y nerviosismo. Me levanto rápido y corro a mi habitación, entro en ella y cierro con más fuerza de la que debería y me reprimo por eso. No se supone que debe saber que salí de mi habitación. Me quedo con la espalda pegada a la pared, conteniendo mi respirar sin saber la razón, de un momento a otro espero que el llegue a mi puerta y me pregunte si pasa algo. Sinceramente no quiero verlo, no cuando anda por la casa solo con la toalla envuelta en su cintura, no cuando vi ese enorme miembro ser masturbado en mi nombre.

Por todos los cielos, uso mi nombre para correrse.

No imagine que le atrajera sexualmente. Yo que me siento insípida y un poco torpe en cuando a mi imagen. ¿Qué vio en mí? ¿o solo será porque no hay otra mujer dispuesta a él? Él me confunde.

Escucho que alguien toca la puerta principal y unos paso bajar las escalera. Es él.

Tardo unos minutos y después busco una ventana, pero ninguna me da la imagen que deseo, se que no hay nadie en la sala porque no se escuchan voces. Los ruidos vienen de afuera. Me atrevo a entrar a su habitación de nuevo y sus ventana me da la mejor vista que pude pedir.

—¡Que quede claro que es la mujer del alfa! —grita justo en el momento que mi cara se asoma por la ventana. Es muy sonoro, es un gruñido feroz que me eriza la piel. Me aterra no saber qué pasa con él. ¿Qué clase de humano ruge?

Me quedo paralizada cuando deja caer al tipo albino y gira para mirarme.

¿Dónde mierda estoy metida?

Luna rosa [Sasusaku] [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora