No era consciente del tiempo, no me interesaba mucho cuanto días habían trascurrido, lo uno que tenía presente era esa mirada verde decidida a abandonarme. ¿Cómo se le ocurre pensar a esa chiquilla que puede huir de mí? Pero mientras estaba en esta celda encadenado como un perro, no podía hacer nada más que retener el dolor en mi pecho, y la potente erección que estaba presente desde que su pequeña mano rozó mi mejilla.
¡Mierda! Era mía, solo mía. ¿Cómo pude olvidarme de eso?
El olor de Indra sobre ella me desquicio a tal punto de querer hacerle daño, el dolor atravesaba mi pecho con locura, no solo ella seria mi victima si no el maldito hombre que se atrevió a posar sus dientes sobre ella. Su perfecta piel estaba marcada por otro macho, ella ya no me pertenecía, al menos eso creía en ese momento.
Todos desobedecían mis órdenes como el alfa, actuaba como si recibieran ordenes de alguien más. Ante mi desquicio, no dudo que hayan dado el poder a alguien más, aunque sigo fiel en creer que todos mis camarada me eran fieles aún. Me retenían en esta celda a pesar de hacerles saber que todo dentro y fuera de mi ya estaba en sus cinco sentidos.
Era preso de mi propia manada.
Escuché atentamente como la puerta se abrió y varios pasos después Naruto llegó a mi encuentro. Primero se aseguró de mi aspecto, de que todo en mi estuviera en su lugar. Sus ojos azules escanearon mis ojos que mantuve negros para conversarlo de mi recuperación.
—Regresarte muy tarde Sasuke—expuso. Mi corazón golpeo rápido—. Nuestra Luna abandonó el pueblo hace tres días. Nos dejó solos y en las sombras sin ningún líder a quien obedecer.
El rugir de mi pecho adolorido se quedó atorado en mi garganta. Estiré con fuerza de las malditas cadenas que aún me sometían.
—Tienes que soltarme—dije desesperado—. Ella va a esconderse de mí, debes dejarme libre. ¡La necesito!
—No puedo hacer eso. Vas a lastimarla, lo que sientes no es más que el deseo de sangre que corre por tu cuerpo.
—¡Estas loco!—grité—. La necesito, la necesito conmigo. ¡Es mía! Es mi humana. Mierda, mierda, Naruto...por favor—Naruto no se inmutaba. No era de mi estilo suplicar, pero en mi condición eso era lo único a mi alcance—. Yo la necesito.
—Lo siento Sasuke. No iras detrás de una humana que ya no te quiere—concluyó con sus palabras y se fue.
Esas palabras se encajaron en mi corazón.
Expuse un grito ahogado, un rugir desesperado y sollozante. Un golpe en la entre pernas dolería menos que saber que mi humana no quería nada de mí. Que mi elegida me rechazaba por mi instinto de acabar con aquel que la marco. Mi locura me llevó a esto, a perderla.
Mi pecho ardía en rabia, pero no podía consumir el dolor golpeteando mi cuerpo. El aire dejara de ser necesario si ella borra mi marca de su piel tal y como advirtió.
Lo que viví fue un infierno, pero esto me estaba matando lentamente. Ella no podía irse de mi lado, ella no podía dejar de amarme, era mía, era mi mujer. Yo fui suyo completamente desde que abrió esa puerta y me sonrió.
¡No! ¡No quiero perderla!
Necesito sentir su piel contra la mía, escuchar su voz todos los días. Escucharla reír y ver ese sonrojo en sus mejillas. ¡Joder! La amaba como un maldito loco, era mi mundo. Su vida se ligó a la mía y no podía seguir si ella no estaba a mi lado.
¡Malditas cadenas de mierda!
Por más que tiraba de ellas no era posible reventarlas. Yo mismo sugerí este tipo de encierro para los hombres que desobedecían mis ordenes, que quebrantaban la ley de mi pueblo. Ahora era preso de mis propias sugerencias.
ESTÁS LEYENDO
Luna rosa [Sasusaku] [√]
FanfictionEn medio del bosque yace un pueblo solitario y reservado del mundo, después de un ataque solicitan la ayuda de una enfermera que está dispuesta a asistir a ese lugar por tiempo indefinido, sin saber que cambiaría las vidas de los pobladores desde qu...