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-Creo que podría llegar a acostumbrarme a esto –admitió Jisoo cuando desembarcaron del avión y subieron en la limusina que las esperaba– Tengo la sensación de ser una estrella de cine, o alguien importante.

–Y lo eres.

El corazón de Jisoo se aceleró.

–Eres la madre de mi hija.

Jisoo ocultó su desilusión tras una espléndida sonrisa. Aunque estaba orgullosa de ser la madre de Nae, le habría gustado ser importante por sí misma.

–Me debes una.

De haberse tratado de una película romántica, Jisoo habría dicho Porque eres la mujer a la que amo. Pero no se trataba de una comedia romántica. Ni siquiera de una película.

–¿Qué te debo una? –preguntó Jennie.

–Quedamos en que quien primero mencionara a Nae pagaría una multa. 

Jennie sonrió y, apoyándose en el respaldo, dijo–Está bien; tú ganas.

–Muy bien. Entonces, ¿Cuál es mi premio?

Jennie le tomó la mano y se la colocó detrás de la nuca. Inclinándose hacia delante y mirándola fijamente, susurró–Esto.

Y la besó lenta y profundamente, abrazándola con una fuerza que parecía brotar de la desesperación. Luego mantuvo el rostro pegado al de ella, acariciándole la mejilla con la nariz.

–¿Ese es mi regalo de cumpleaños?

–Presta atención. Ese era tu premio. Este –Jennie buscó algo en el bolsillo– es tu regalo.

Jisoo miró la pequeña caja de terciopelo que Jennie sujetaba en la mano.

–No uso joyas –dijo ella con una súbita suspicacia.

–Ya lo he notado. Eso ha hecho que fuera más difícil de encontrar –aunque Jennie pensaba que la perfecta piel de Jisoo no necesitaba de adornos. La presión en su ingle se incrementó al seguir con la mirada la perfecta columna de su cuerpo y la curva pecosa de sus senos.

–¿Así que no es una joya?

–Ábrela y compruébalo por ti misma –dijo Jennie, frunciendo el ceño al ver que se resistía. Se había tomado mucho trabajo en planear aquel momento, pero no había previsto que Jisoo reaccionara como lo estaba haciendo.

Jisoo tomó aire, abrió la caja y en un tono indiferente, dijo–Es precioso.

Precioso no era el adjetivo que describía el anillo. Se trataba de un diamante central enorme rodeado de otros pequeños en forma de pétalos.

Jennie se sintió frustrada al comparar el entusiasmo infantil con el que había recibido el vestido y la forzada sonrisa que desplegaba en aquel instante.

–¿Esperabas otra cosa? –posó un dedo bajo su barbilla y la obligó a mirarla– ¿No te gustan los diamantes?

–Los diamantes son... ¿Es un anillo de compromiso?

–Esa es la idea. No hace falta que lo luzcas. No te voy a obligar a ponértelo.

Jisoo se ruborizó –Habías dicho que no hablaríamos de...

–Matrimonio –concluyó Jennie por ella– Prometí esperar a ver qué tal iba el periodo de prueba y comprobar si podíamos operar como una familia.

Hasta aquel momento, había tenido la convicción de que se compenetraban perfectamente. Y no solo en la cama.

–Creía que nos iba muy bien –añadió con una sonrisa sarcástica– ¿No estás de acuerdo?

HEIRSS - Jensoo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora