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Jisoo y recorrió el pasillo a paso rápido ignorando los susurros que oía a su paso. Le habría encantado pensar que era su extraordinario estilo lo que los provocaba, pero aunque el vestido celeste enfatizaba su cobrizo cabello, le quedaba un poco demasiado ajustado en los senos de madre lactante. Además, en la iglesia había numerosas mujeres mucho más guapas que ella.

Pero la atención que despertaba no tenía nada que ver con su aspecto, y sí con el hecho de que todo el mundo sabía que no era una verdadera Kim.

Dos años antes, la aparición en Incheon de la embarazada hija ilegítima de Kim YongHwa había causado un escándalo, pero su presencia apenas llamaba ya la atención.

La expresión de su rostro se suavizó al mirar hacia su padre, sentado junto a su hermano, que esperaba a su hija, la novia. Los dos hombres de melena leonina pelinegra salpicada de canas se parecían tanto que podían haber pasado por gemelos, a pesar de que Jihoon era tres años mayor.

Como si se hubiera sentido observado, Yonghwa la miró y le guiñó el ojo. Su padre era un ser extraordinario. A Jisoo le costaba imaginar que hubiera muchos hombres que, tras recibir una carta diciendo que tenían una hija producto de una relación de veinte años atrás, le abrieran los brazos y la incluyeran en el íntimo círculo familiar sin tan siquiera pedir una prueba de ADN.

Tras una vida creyendo que depender de otros era una debilidad, a Jisoo le había costado aceptar su ayuda, pero su amor y su amabilidad habían acabado ganándola. Además, el orgullo quedaba en un segundo lugar cuando se tenía un bebé.

Jisoo se volvió hacia su joven hermanastro, que estaba charlando con alguien que ocupaba el extremo del banco posterior.

–Beom Su –lo llamó–. Tienes que sentarte. Ya llega. 

Él se incorporó con una sonrisa de oreja a oreja.

–Tranquila, Jisoo. Ni que fueras la novia.

–Ni en sueños –masculló Jisoo.

Le deseaba lo mejor a Eun Ji, pero tener una hija no le había hecho cambiar de opinión el matrimonio no era para ella. Creía en la posibilidad de encontrar a la persona ideal, pero no comprendía la necesidad de firmar un papel para permanecer unida a alguien.

–No te preocupes, tu enamorada Azul aparecerá. Siempre que dejes de tratar a las personas con la indiferencia que acostumbras.

Jisoo no pudo defenderse porque un siseo próximo la obligó a sentarse. Los demás ocupantes del banco fueron pasando a su hija hasta que, como un sonriente paquete, Naeun aterrizó en su regazo.

A su lado, la madre de Beom Su, Yoona Kim, miraba divertida como Naeun intentaba atrapar la pluma del broche con el que Jisoo se había recogido el cabello. Pero ni una docena de horquillas habían podido evitar que se le escaparan varios mechones. Su cabello tenía personalidad propia.

–¡Beom! –llamó Yoona a su hijo, que seguía de pie.

–¡Vale, mamá! –dijo este, poniendo los ojos en blanco a la vez que se dejaba caer junto a Jisoo.

–¿Quieres cambiarme el sitio por si tengo que salir con Nae? –preguntó Jisoo.

Aunque Naeun era una niña muy buena, hacía unos días que le daban pataletas si estaba cansada. Yoona le había tranquilizado diciendo que era una fase por la que pasaban todos los niños, pero Jisoo temía que la niña hubiera heredado el carácter temperamental de su "padre".

Pero eso nunca lo sabría ya que, aunque conociera cada milímetro de su rostro, hasta el punto de que podía dibujarle a ciegas y había llenado un cuaderno de apuntes con su imagen, ni siquiera sabía el nombre del "padre" de su hija.

Todavía no se había planteado qué diría cuando la niña preguntara por sobre eso. Pero al menos podría mostrarle el aspecto que tenía, para que comprobara que esa persona es la más guapa del mundo.

En cualquier caso, desde el nacimiento de Nae, Jisoo había adoptado la filosofía de pensar en el presente. Los dibujos le servían de catarsis y confiaba en acabar por olvidar a su modelo.

–Muy bien –dijo Beom. Al moverse para cambiar el sitio con ella, dijo- ¿Os han presentado? – Jisoo se deslizó en el banco y él se sentó al otro lado– Jisoo, esta es Jennie Kim. Ha venido a comprar caballos. ¿Recuerdas que Dae Sung me organizó unas prácticas el verano pasado en la oficina de París de Jennie? Jennie, esta es mi hermana Jisoo.

El verano anterior, Jisoo había estado enterrada en pañales y tomas de leche, así que todo lo demás había pasado como una nebulosa. Solo recordaba que Dae SUng era uno de los muchos primos de los Kim, que, con su padre, eran nueve hermanos.

–Hola –dijo ella. Y la sonrisa que dirigió al ocupante del banco se congeló en sus labios.

¿Cómo era posible que hubiera pasado por delante de ella sin verla? El aire se le congeló en los pulmones.

–Hola.

Oír la voz bastó para que sintiera una descarga de calor. Sin poder hablar, se limitó a inclinar la cabeza mientras pensaba que tenía las pestañas aún más largas de lo que recordaba.

La recién llegada no hizo señal de reconocerla. Tenía que ser un sueño... Pero no lo era. A lo largo de los dos años que habían transcurrido desde aquella noche, Jisoo había logrado racionalizar su inusual comportamiento. Estaba segura de que incluso tenía un término médico y que era producto de una mezcla de dolor, desconcierto y cansancio. Ni antes ni después había experimentado un deseo tan violento, y la única consecuencia perdurable de aquel encuentro era lo más maravilloso que tenía en su vida.

Y no solo Naeun. Quizá, de no haberse encontrado sola y embarazada, nunca habría contestado la carta que había recibido de su padre y que inicialmente había tirado a la papelera.

Haciendo acopio de una calma de la que no se sabía capaz, con la sonrisa congelada en los labios, apartó la mirada de los hipnóticos ojos de la mujer y se abrazó a la niña. Los omóplatos le dolían de tensión. A menudo la gente señalaba su piel blanca y sus ojos negros, y los menos discretos preguntaban si se parecía a su "padre". Ella nunca contestaba y su silencio había dado lugar a todo tipo de especulaciones: desde que había muerto en la guerra hasta que era un conocido político, casado o hasta el punto de decir que si era mujer se termino cansando de ella y la boto. En todos los casos, ella era la inocente víctima, lo que no dejaba de resultarle irónico.

   

   

   

ADVERTENCIA. Todas mis historias son basadas en un mundo sin heterosexuales frustrados. Así que si no es de su agrado, les invito a darle salir. BESOS!

RE- SUBIDO!

HEIRSS - Jensoo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora