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Jisoo entró en el vestíbulo del hotel sabiendo que Jennie la seguía a pocos pasos. Se detuvo y la encaró.

–Si no te vas voy a llamar al servicio de seguridad.

–Pues te indico que estoy invitada a la boda.

–Eres...

–Está bien, me voy, pero, si cambias de idea, estoy en la habitación...

Jisoo dejó escapar un gemido ante la obvia provocación.

–No creo que me emborrache lo suficiente.

–Jisoo, cariño, ¿lo has encontrado?

Aturdida, Jisoo se volvió y vio a Yoona con Nae en brazos.

–¿El...? Ah. Sí, el bolso. Gracias, Yoona –bajó la mano hacia el bolso pero no lo llevaba y no tenía ni idea de dónde lo había dejado. Sin embargo, eso no era nada comparado con la presencia de Jennie Kim, que en aquel momento estaba a apenas unos metros de su hija– Lo siento, he tardado más de lo que pensaba.

Aunque la tenía a la espalda, estaba segura de que Jennie no se había movido porque podía sentir las hondas del viril magnetismo que irradiaba.

–No pasa nada, la fiesta no empieza hasta dentro de una hora –dijo Yoona sin ocultar la opinión que le merecía aquella interrupción– Todo porque EunJi se ha empeñado en que un amigo suyo tome las fotografías.

–Muchas gracias, Yoona, no pensaba dejarte tanto rato a la niña.

–Sabes que la adoro. Además, se ha quedado dormida en el coche. Se acaba de despertar –dijo, a la vez que se la pasaba y tomaba una copa de champán de una bandeja que llevaba un camarero.

–¿Has visto a Jang Mi? –preguntó Jisoo como de pasada.

–No, debe de estar por ahí. ¿Te encuentras bien, chica? Estás pálida. No tendrás una de tus migrañas... –Yoona calló bruscamente.

Aunque no abriera desmesuradamente los ojos como hacían casi todas las mujeres cuando veían a Jennie, Jisoo supo al instante que la mujer se había percatado de su presencia. Y aunque adivinara lo que iba a suceder a continuación, no pudo evitar estremecerse al oír su voz.

–Perdónenme –dijo Jennie adelantándose y repartiendo su sonrisa entre ambas. Al darse cuenta de la cara de espanto que puso Jisoo, se preguntó una vez más qué demonios le pasaba. ¿Acaso creía que iba a proclamar que habían pasado una noche juntos? Ninguna otra mujer había manifestado tal aprensión a que se supiera que se conocían– Creo que esto es tuyo.

De no haber tenido la pared a su espalda, Jisoo habría salido corriendo; pero mientras la chica elegante y mortalmente guapo se aproximó a ella con una sonrisa de encantadora y seductora, no tuvo dónde huir.

Respirando profundamente, Jisoo alzó la barbilla. Del dedo de Jennie colgaba su bolso. Antes de que pudiera reaccionar, Yoona intervino.

–¡Mira, Jisoo, es tu bolso!

Aunque Jisoo no había visto en persona el efecto que aquella sonrisa letárgica tenía en otra mujer, no le sorprendió ver a Yoona riendo como una adolescente.

–Ah, sí –dijo con indiferencia–. Se me ha debido de caer de nuevo. Gracias –dijo. Y con frío desdén, cambió a Nae de cadera, aprovechando para ocultarla parcialmente, y alargó el brazo.

Jennie se lo aproximó unos centímetros, prolongando el instante, antes de colgárselo de la muñeca con una sonrisa torcida.

Jisoo consideró una victoria el que las gracias que le dio sonaran a vete al infierno.

HEIRSS - Jensoo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora