Capítulo 37 - Nunca te abandoné.

4 3 0
                                    

- ¿Estás seguro?. - le preguntó Nat a Steve, que acababa de decir que iría él a interrogar a Mariana, quien se encontraba atada de pies y manos a una silla; además, Bruce le inyectó un suero que debilita sus poderes.

- Sí. - no había nada más que determinación en sus ojos. Entró a la sala de interrogación con la mirada de Nat, Bucky, Sam y Bruce a través de lo que aparentaba ser un espejo. Se sentó frente a Mariana, quien miraba atentamente cada uno de sus movimientos. Estaba sentada con la espalda erguida, recostada al respaldar de la silla, y los brazos apoyados en su regazo. - Buenas tardes. - La saludó.

- Buenas tardes. - respondió con tono neutro.

- Vine a hacerle unas preguntas, sería bueno para los dos que las respondiera. -

- Claro. - dijo con el mismo tono calmado. Steve sólo suspiró y comenzó con las preguntas.

- ¿Cuál es su nombre?. -

- Vittoria. -

- ¿Apellido?. -

- No tengo. - Steve la miró, titubeando un poco, sintiendo como la mujer que tenía en frente, no era la misma con la que se casó hace años.

- ¿Para quién trabaja?. -

- Trabajaba para Dimitri Klementieff, hasta que ustedes lo asesinaron, junto a su organización. -

- ¿Desde hace cuánto trabaja para él?.-

- Seis años. - Steve alzó las cejas, desconcertado.

- ¿Cuál era su objetivo?. -

- Tener el control del mundo. - respondió con simpleza.

- Bastante ambicioso. - opinó Steve.

- Sí lo era. - concordó ella.

Se quedaron en silencio por un momento. Steve ya no estaba seguro de qué preguntar; ella estaba respondiendo todo sin oponerse.

- ¿Qué hacía antes de trabajar con él?.-

- No tengo memoria. -

- ¿No sabe qué hacía antes de trabajar para Klementieff?. -

- Se me dijo que era madre de familia, tenía un esposo y tres hijos, pero tuve un accidente, con el cual entré en estado vegetativo, y ellos decidieron abandonarme. - Steve abrió los ojos a más no poder.

- Eso no es cierto. - respondió con la mandíbula apretada y el seño fruncido.

- Es la historia que conozco. - respondió ella sin cambiar su actitud calmada.

- Pues es falsa. - apoyó los brazos sobre la pequeña mesa que estaba en medio de ellos, todo su cuerpo estaba tenso. - Esa familia nunca te abandonó. Te acompañó hasta el momento en que moriste. - Había dolor en su voz. - Yo estuve ahí el día en que tú corazón dejó de latir. - Sus ojos empezaron a mojarse. - ¡Nunca te abandoné!. - Su voz se quebró. Ella seguía igual de serena, a diferencia del hombre que tenía en frente.

Nat entró a la habitación y se acercó a Steve, lo sacó de ahí para que se calmara.

- Te dije que no me parecía buena idea. - lo reprendió la pelirroja. Él negó con la cabeza.

- Tengo que volver. - se acercó a la metálica puerta.

- ¡No!. - lo agarró del brazo.

- Déjame hacerlo. - la miró a los ojos. - Es una orden. - Ella alzó los brazos rendida, aún sin estar de acuerdo con que él esté ahí.

- Técnicamente no está condiciones de liderar. - dijo Bucky mientras lo veía a través del vidrio sentarse de nuevo frente a Mariana.

- Después de que supuestamente tu familia te abandonó - se dirigió Steve a la ojiazul, le costaba decirlo. - ¿Qué sucedió?. -

- Continúe en el mismo estado, sólo que al cuidado de la organización. Se estudió la composición de mi sangre y mis capacidades de transmisión de electricidad, hasta hace seis años, cuando decidieron despertarme y empecé a trabajar las capacidades que nombre antes y distintos modos y técnicas de combate, además de otras habilidades. - Steve la miraba directamente, asimilando lo que le acababa de contar. Algo hizo clic en su cabeza.

- ¿Y no te molestó?. - le preguntó.

- ¿Qué cosa?. -

- Que te controlaran de esa manera. - ella alzó una ceja. - Odias que te controlen y lo sabes. - La señaló con el dedo índice, seguro de sus palabras. - Te gusta hacer lo que quieres y seguir tu instinto, al punto de desobedecer órdenes; ¿Y ahora me dices que estuviste a merced de ellos como si nada?. -

- Ellos me salvaron; - el rubio rodó los ojos. - además, ¿Quién dice me porté como un angelito obediente siempre?. - Steve sonrió; aún había algo de la Mariana que conocía en ella.

- Imagino que te escapaste algunas veces. -

- Sí. -

- ¿Por qué te quedaste ahí?, ¿Por qué no sólo huir y vivir por tu cuenta?. - ella alzó los hombros.

- Ahí vivía bien, y no tenía mucho interés de volver a buscar a supuesta familia. - Steve volvió a tensarce un poco.

- Ya te dije que tu familia nunca te abandonó. -

- ¿Tienes pruebas?. - alzó una ceja.

- Sí. - Se levantó y dejó la habitación. Volvió después de unos minutos con fotos en la mano. - Ésta de aquí - Puso la foto en la mesa para que ella pudiera verla. - te la tomó tu hija, Sabrina, cuando estabas en el hospital; esta otra - Se la mostró. - es de tú funeral. Y esto es una carta que te escribió tu hijo, Adrien, el día que moriste. - Ella miraba atentamente, pero todo le resultaba desconocido. Tomó con sus dedos la carta de su hijo, fijándose en cada detalle; Steve la miraba esperando que recordara algo.

- Bien, ustedes no me dejaron sola pero... No recuerdo nada. - por primera vez cambió el tono de su voz, a uno más dolido y sensible. Lo miró directamente a los ojos, tratando de encontrar algo familiar en ellos, pero nada le venía a la mente. Steve suspiró, estaba frustrado.

- ¡Steve!. - entró Nat de repente a la habitación. - Tienes que ver esto. -

Nota de la autora:

Gente, hasta estuve leyendo caps del libro anterior (sentí cringe, btw) para familiarizarme de nuevo con la personality de la Marianita.

Denle love, please.

¡No olviden votar!

¡Los amo!

Bye! 🌞.

Inmortal: Nueva Generación. || AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora