Capítulo 41 - Amor.

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Angel aún no sabía que había perdido un bebé, ninguno de los chicos lo sabía, de hecho.

Un rato después de la reunión, luego de asimilar un poco lo sucedido, Nat y Bucky, al ser sus padres, fueron a darle la difícil noticia.

En la habitación se encontraba ella acostada en la camilla, riendo por algo que le había contado Adrien, quien se estaba a su lado, sentado en una silla. Los padres de la pelirroja le tenían mucho aprecio a Adrien, pues, además de ser su sobrino, hacía muy feliz a Angel, cuidaba bien de ella y la respetaba; era un muy buen chico.

- Holis. - los saludó con alegría la chica cuando se acercaron a la camilla, a pesar de estar herida y adolorida, mentalmente se encontraba bien; pero la expresión en los rostros de sus padres la preocupó. - ¿Todo bien?. -

- Hay algo que tienes que saber, mi amor, y quizás no sea fácil. - la voz de su madre era cálida y suave, tratando de suavizar lo más posible la noticia que iban a darle.

- Si necesitan espacio, puedo irme... - expresó Adrien, pero sus futuros suegros le dijeron que podía quedarse.

- Ya dejen la intriga, me están asustando. - Angel tenía el seño fruncido y se notaba que estaba preocupada. Natasha suspiró pesadamente y empezó a hablar.

- Hija, ni siquiera sé cómo decirte esto... Recibiste varios golpes en el vientre, fuertes, y... Lastimaron al pequeño que estaba creciendo en tí. - Angel tenía los ojos muy abiertos. No sólo se había enterado de que había salido embarazada, sino también que perdió ese embarazo por la golpiza que obtuvo por parte de quien creía su amiga. -  Desgraciadamente, lo perdiste, pero sí podrás volver a embarazarte. - El estado de la pelirroja era de total shock. Adrien, por su parte, se encontraba igual. - Podrás tener hijos, mi amor, ese es el lado positivo. - Intentó animarla su madre, mientras acariciaba suave y cariñosamente su cabeza.

- Ahmm... ¿Podrían darme un minuto a solas con Adrien, por favor?. - pidió saliendo un poco del shock.

- Claro, reina. Estaremos afuera si nos necesitas. - se despidió su padre y los dos salieron de la habitación.

Angel se quedó mirando las sábanas, mientras su cabeza le daba vueltas a las palabras de su madre. Adrien se encontraba a su lado, tomando su mano para darle apoyo, mirándola, tratando de descifrar sus pensamientos.

De repente, la chica empezó a llorar. Adrien en seguida la abrazó, para intentar consolarla; daba leves caricias a su espalda con los dedos.

Esto sería algo que tendrían que afrontar los dos, como pareja. Ya habían pasado por varias cosas, habían superado varios problemas, siempre su amor por el otro fue más grande que cualquier adversidad. Y, seguramente, esto también lo superarían; aunque cueste, aunque duela, el amor siempre podrá superar lo qué sea.

Esa noche, Adrien se quedó con ella, para acompañarla, y apoyarse el uno al otro.

Mientras tanto, Eva, Sabrina y su padre, estaban llegando a su casa. Aún no les habían dicho nada referente a su madre, pues ninguno, aún menos Mariana, estaba listo.

Estacionaron el auto en el garaje y entraron a la casa. Sabrina y Eva se fueron a sus respectivos cuartos, y Steve se quedó abajo. Estaba a punto de irse a dormir cuando alguien tocó el timbre.

- Buenas noches. - saludó Steve.

- Buenas noches. - Paulo era quien estaba en la puerta. Él y Eva se habían vuelto bastante cercanos, como amigos, por supuesto. Ella le había contado sobre la misiones y sus poderes, aunque estuviera rompiendo las reglas, pues le tenía la suficiente confianza. Cuando le contó sobre la última misión, no le agrado mucho la idea y le pidió mil veces que tuviera cuidado. - ¿Se encuentra Evangeline?. - Se le notaba un poco nervioso y preocupado. - Soy Paulo, su amigo. - Le tendió su mano derecha a Steve, y él la aceptó.

- Un placer, Paulo. Sí, sí se encuentra, ¿Quieres que la llame?. - el moreno asintió. - Okay, pasa. - El chico le dió las gracias y entró a la casa, se sentó en uno de los sofás de la sala de estar.

Minutos después, Eva bajó por las escaleras, bostezando y vistiendo su pijama, pues ya estaba dormida cuando su amigo llegó. Apenas lo vió le lanzó una de sus miradas que matarían a cualquiera, claramente estaba algo molesta.

- ¿Se puede saber qué demonios haces en mi casa a esta ho- sus palabras fueron interrumpidas por los labios de Paulo, que la besaban intensamente. Ella le siguió el beso y rodeó su cuello con los brazos, él rodeó su cintura para acercarla más. Finalmente, se separaron por la falta de aire y se quedaron viéndose a los ojos. - ¿Q-qué fue eso?. - Cualquier rastro de enojo hacia el se había esfumado.

- Estaba preocupado por ti, por eso vine. - siguieron mirándose, como si estuvieran idiotizados. - Y el beso, pues... Fue la emoción del momento, no sé. - Aún estaban a centímetros de distancia, pues ninguno se separó del otro. Eva asintió y, después de titubear un poco, volvió a besarlo.

Tal vez él no le rompería el corazón, tal vez fue muy radical su decisión, tal vez él estaba empezando a gustarle y no quería admitirlo.

Inmortal: Nueva Generación. || AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora