Capítulo 32

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Unos pocos días habían pasado y tal como había escrito en la última, Bill no envió más notas a Dipper.

Sentía que era lo mejor, ¿Lo mejor para quién? No lo sabía, pero era lo mejor.

Sacó los libros de su casillero, el cual estaba junto al de Dipper.

Que tentador era tener el casillero a su lado para poder enviar una nota.

Así era como la enviaba y, esperaba, la mayoría ni lo notaba.

Pero está vez no habría nota, tampoco mañana y quizás hasta cuando no habría.

¿Dipper nunca había sospechado de quien se las enviaba tenía su casillero cerca?

Quizás el castaño no tenía ni la más mínima sospecha de alguien, y era cierto, Dipper aún no podía sospechar de la identidad del chico anónimo.

El rubio cerró la puerta de su casillero con cuidado, para apoyar su cabeza en ella y suspirar.

Se quedó unos segundos así para luego ir a su sala, en el camino vio a Will junto a Mabel, y por otro lado a Dipper despidiéndose de una rubia.

No pudo ver bien la cara de la chica pero no le dio importancia, al contrario, no quería que el castaño le viera así que apuró el paso.

Entró a su sala, se sentó al final hacia la ventana y Dipper entró minutos después, sentándose a su lado.

- Hola, Bill -le saludó con una sonrisa.

Como amaba Bill esa sonrisa, incluso los frenillos le quedaban bien.

- Hola, Dipper -le respondió el rubio. Al parecer no le había servido el huir en esta ocasión.

- ¿No te molesta que me siente aquí, cierto? -preguntó, no había pensado si el rubio esperaba a alguien, él sólo se sentó.

- Para nada, el asiento estaba desocupado -Dipper asintió.

- Vayamos juntos a la cafetería en el receso, ¿te parece? -

Así, terminando la clase, ambos se dirigieron a la cafetería del recinto. Llegando al lugar, ambos compraron un juguito en caja y un pote con frutas, sentándose en una mesa para empezar a comer.

- Trae pocas frutillas -susurró para si mismo Dipper, al ver que su pote con frutas traía más kiwi y manzana.

- ¿Deseas cambiarlo? -preguntó Bill. Mostrando el suyo, le habían dado uno con más frutillas.

- ¿No te molesta? -

- Para nada -

Intercambiaron sus potes con frutas, Dipper sonrió feliz más de lo que había estado antes. Bill recordó aquella vez que le había dejado uno de estos potes en su puesto y había pedido a la encargada de la tienda que le diera el con más frutillas, ya que sabía que a Dipper le encantaban.

- La vez que él me dio uno de estos, también tenía muchas frutillas -soltó en otro susurro.

Bill se dio cuenta que su mirada se volvia triste, temía preguntar, pues en parte sabía la respuesta pero no quería que lo fuera.

- ¿Ocurré algo? -

- No nada, tonterías mías -soltó una risa, algo forzosa, pero la mirada de Bill puesta en él, le hacía sentir que podía contarle- ¿Bill, te ha pasado que, sientes acercarte a alguien y esa persona desaparece sin dar mayor explicación? -sabía a donde iba a llegar- Pues, ¿Podríamos decir que me acaban de botar? -

Bill pestañeo varias veces, confundido, ¿Sentía que habían roto? ¿Sentía así de cercana su relación para compararla con una ruptura amorosa?

- Alguien, quien quería acercarse a mi, logró que me sintiera cercano a él, pensé, que como me observaba, iba a darse cuenta que... ya podía ser firme y dar el siguiente paso -paró de hablar, Bill no podía responder, no sabía que decir-. Creo que dejé todo en sus manos, no me mostré valiente de descubrir quien era y eso quitó la valentía de poder enfrentarnos -suspiró-, o quizás de verdad todo de esto era una broma. -la mirada de Dipper se cristalizó.

Al sentir una lágrimas bajar por su mejilla, limpió rápidamente con la manga de su suéter, tratando de no llorar.

- Pero bueno, esperó que sea lo primero y que exista la posibilidad de volver a encontrarnos -sonrió-. Gracias Bill, esto no se lo había ni siquiera contado a Mabel, también la he preocupado y siento que a veces dependo mucho de ella -

- Está bien, no tienes que preocuparte, a veces es bueno desahogarse -

- El que me escucharas me ayudó a sentirme mejor, gracias -

Quedaron en silencio, Bill pensaba si contestar o no decir nada más, en parte, era de él de quien Dipper hablaba.

- Creo que esa persona pudo sentirse insegura, insegura de la situación e insegura de si misma -tardó en acomodar sus ideas-. Si dices que puedes haber dejado todo en sus manos, ¿por qué no dar el siguiente paso tú? No creo que esto sea una broma, aún no es tarde para tomar la iniciativa -animó el rubio

Claro que no era tarde, Bill aún estaba en la duda de si volver a las notas o no.

- Pero no tengo pista de como encontrarlo -suspiró nuevamente.

- Eres bueno resolviendo acertijos, se te ocurrirá algo -Bill le dio una calidad sonrisa.

- Tienes razón, aun puedo hacer algo. No puedo dejarle todo a él -

- Como dicen los señores religiosos, "Toma las riendas de tu vida, solo así vas a alcanzar la felicidad, Dios te pone la prueba de ti depende superarla" -dijo, imitando la voz de los señores

- De verdad recuerdas lo que dicen -preguntó el castaño tratando de no reírse.

- Siempre pasan por fuera de mi casa, uno no puede evitar aprenderse algunas frases -soltó una risa.

- Seguiré tus consejos, creo que esta vez de verdad podremos afrontar las cosas -el rubio asintió.

El timbre sonó, ambos se levantaron para ir a siguiente clase, aunque esta vez no les tocaba juntos.

-Dipper- le habló el rubio antes de irse- ¿Podemos volver a juntarnos como ahora? -

El castaño soltó una sonrisa- Claro Bill, no sé porque lo dudas -

Notas Anónimas (Billdip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora