CAP - #4 EL ASUNTO DE LAS CITAS

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Tengo que llamarle a Carolina y contarle el último chisme del momento. No hay nada que no le cuente, y no hay nada que ella no termine descubriendo de mí. Es una especie de paparazi personal y mi mejor amiga. Hemos compartido todo, y encuentro en ella la hermana que nunca tuve. No conozco mujer que no tenga una mejor amiga con la que se desahogue y comparta los chismes del momento, para orar por tales necesidades como: planificar y concretar dulces venganzas en contra del tipo o la tipeja que nos lastimo y clamar juntas hasta ver como el fuego les consume, por ejemplo. Pero en fin, gracias a Dios nuestros caprichos carnales nunca se cumplen, y eso nos hace sentir mejor.

- ¡Carolinaaa! -Le grité tan fuerte a la bocina del teléfono como quien advierte de un peligro.
-¡Ey, mujer cálmate! Pero qué te pasa. No te había escuchado tan emocionada desde que Chris Quilala se dignó a favear tu respuesta en un tuit hace dos años.

Su comentario me hizo soltar una carcajada al recordar ese momento. Chris Quilala es de mis cantantes favoritos, ese amor platónico que me rompió el corazón cuando se casó aunque nunca supo de mi existencia. Publico un tuit en su cuenta que decía: "My wedding day, I'm so nervous I have no nails left to bite on.", obviamente cualquier fans de cualquier artista sabe que su posibilidad de tener una relación con un artista famoso es de una en un millón. Así que le respondí su tuit despechada: "YOU HAD ME WORRIED, MORRITO". Y al otro día, allí estaba la notificación en twitter: "@chrisquilala ha marcado como favorito uno de tus tuits", sentí esa sensación tan maravillosa de ser tomada en cuenta que inmediatamente hice el screenshot de la pantalla de mi celular y la compartí en Twitter y Facebook con el hastag‪#‎impidiendolabodadelmorritochrisquilalalove. Llamé a Carolina para contárselo y le grité de la emoción. La cual sólo me duró dos días hasta descubrir que ese día Chris Quilala faveo todos los tuits de respuestas y felicitaciones.

-¡Tito me invitó a cenar!
-Ah mira, me traías con el pendiente.
-No tonta, en serio.
-Sí, yo también te lo digo en serio.
-Carolina, eres odiosa cuando te lo propones pero no dejaré que me arruines mis cinco minutos de plenitud, te contare el chisme.
-Ay ya, cuéntame que me tienes más angustiada que una mujer en pleno parto de gemelos en cesárea.
-Pues nos hemos estado escribiendo y tratando desde hace ya varios meses, ya te lo había dicho, y hace unos días me empezó a insinuar sobre tener algo más formal y mi instinto de mujer me dice que hoy me va a pedir que sea su novia.

Lo sé, estoy hecha a la antigua a mis casi 17 años. Que hoy un chico pregunte: ¿quieres ser mi novia? ya no le causa emoción a muchas mujeres, a mí sí. Primero están las salidas, los besos, abrazos y hasta sexo; y mucho, mucho tiempo después se preguntan qué son. Siempre que veo a las parejitas de la iglesia juntas, que salen a cenar, van al cine, se escriben todo el día, y se llenan de celos y emiten reclamos cuando no les responden a tiempo un mensaje o llamada, y que incluso se revisan la tráquea entre beso y beso, me hela cuando les cuestionan si son novios y ellos responden que solo son "amigos".

-¿Qué? ¿Pero yo creí que ya hasta se iban a casar? -expresó Carolina con un fino y elegante comentario sarcástico. -Tienen, qué, como 4 meses conociéndose ¿no? Que la verdad no sé porque le hacen tanto al misterio si lo conoces desde hace cinco años.

-Carolina, no es lo mismo conocer a un hombre en la fase de amigo, de pretendiente y de novio. Como amigos son divertidos y se puede salir sin apariencias y compromisos, porque son amigos. De pretendientes la mayoría son muy hipócritas, simulan atención, caballerosidad, respeto, etc. Pero de novio se descubre lo que en realidad son, y aunque uno corre riesgos de salir lastimada tiene que acceder a enamorarse, seriamente con alguna persona, en este caso si no es Tito, será otro. Pero obviamente no hay otro más que él.

-Oye, -expresó Carolina con angustia y fingiendo sollozos. -Dónde puedo depositarte.
-¿Qué cosa?
-¡La ofrenda! por este sermón de noviazgo tan elocuente, manita.
-Te odio poquito, -dije entre risas.
-¿Y a dónde te va a llevar?, digo, si dices el pecador di dónde será el pecado.
-Ammm... solo dijo que él pasaría por mí este viernes por la noche, será sorpresa. Sólo espero que no me lleve a comer tacos de moronga. En lo alto de la torre de parís me conformo, aunque sea.
-Mira con que la comida no te suelte el estómago y termines tu cenita romántica en algún baño público date por bien servida y con el favor de Dios.
-¿Por qué eres tan sucia Carolina? -Le reclamé con una sonrisa entre dientes y una expresión de asco en la cara imaginándome con esa escena tan ridícula.

Ese es problema de mujeres, nuestro eterno dilema, por lo menos el mío y de muchas que conocemos. Perfeccionamos tanto nuestras citas y príncipes que nos cortejaran, que cuando aparece la realidad, suponemos que no son dignos de nosotras. Vivimos casadas con el hombre ideal que solo habita en nuestra cabeza, reforzados con consejos de nuestros padres y amigos que nos dicen: "y debe ser muy trabajador, inteligente y debe saber planchar, barrer y más, por si un día tú te enfermas, cariñoso, buen padre, con dinero y en sus ratos libres resucitar muertos de tres días..." ¡Ay de mí! Tito a penas y pasaba la prueba de que era hombre y le favorecía que era músico. Sí cubría muchas características de mis requisitos, pero a papá le oí decir: "Ese Tito, hijo del pastor, como que no se ha dado cuenta que hay vida inteligente a sus alrededores y más allá de su guitarra, ¿Verdad. Abi?" y mamá solo levanto la ceja derecha mirándome y esbozando una leve sonrisa de complicidad como si me supiera algo.

Después de hablar otras cosas de menos importancia con Carolina colgué y me quede tumbada en la cama boca arriba cerrando los ojos poco a poquito en dirección del calendario que estaba cerca del reloj de mi cuarto, como queriendo quemarlo para que se acelerara el tiempo y llegara el viernes, "vamos miércoles, termina, jueves empieza, acaba, inicia viernes ¡Inicia!" Dormí.

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