#10 - LLÁMAME: YO TE LLEVO.

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Aunque el colegio me queda relativamente cerca, normalmente me lleva mi padre. Ayer por la noche mientras hablaba con Tito tirada en mi cama, quedamos que él pasaría muy temprano por mí. Es extraño pero, el amor te hace hacer cosas raras que nunca antes hacías, como hoy, que son las 6:00am y estoy despierta bajo la regadera pensando en mil cosas, entre ellas lo bien que hasta cierto punto me ha ido con Tito estos primeros dos meses a su lado. Después de que Tito vino a cenar a mi casa, a manera de primera cita, lo convencí de que nos diéramos un mes más de tiempo para que papá no sintiera que íbamos de prisa en lo que decidimos.
-¿Y ya pensaron bien las cosas? -decía papá desde el sillón de su oficina jugando con una pluma entre los dedos.

-Bueno... creo que sí. -le respondimos a coro Tito y yo, y nos miramos soltando una risita nerviosa y de complicidad al responder juntos.

-Bueno, pues adelante. -no se notaba convencido, aunque considero que la mayoría de los padres, y si no exagero "ningún" padre, está convencido de ceder el amor de su hija a un hombre que a sus ojos no llena las expectativas deseadas para su princesa, sin embargo respeta las decisiones que esta tenga que tomar, -pero si quiero enfatizar lo siguiente a cada uno, -miró por un momento a Tito fijamente a los ojos sin sonreír, con una seriedad solemne que cala los huesos, y le dijo: -Quiero que la respetes, respetes mi casa, y respetes a sus padres. No voy a establecer una serie de reglas porque ella sabe que es lo correcto e incorrecto, lo prudente y lo imprudente, lo permitido y lo no permitido. Pero tú... -se recostó suavemente sobre su escritorio, y se pasó la mano por la boca, -debes saber que exijo eso de ti, de hombre a hombre te lo digo: "respeto". Lo demás vendrá y harás como consecuencia de esto.

-Haré lo posible porque así sea...

Lo vi dudar en la manera en que tenía que cerrar su respuesta al comentario y petición de mi padre, creo que dudaba entre sólo decirle su nombre, o usar títulos como "Don" o "Señor" a manera de respeto, pero en el fondo quería decirle "suegro". Lo sabía porque cada vez que hablábamos o lo veía, me decía: "¿Cómo están mis suegros?", y en especial me preguntaba por papá, creo que más que interés por él, era cierto pánico a no cometer un error que le alejara de mí, así que constantemente me evaluaba con preguntas del tipo: "Qué te dice tu padre últimamente sobre mi o nosotros", pero al mismo tiempo conocía a Tito, y no se atrevería a decirle suegro, y creo que por el momento, no era lo correcto.

-Señor. -Culminó su respuesta.

-Pues espero que así sea, Tito. -Después de esto último, me miró a mí y me dijo: -¿Por qué estás tan bonita? ¡Ya no estés tan bonita! -dibujé una respuesta en mis labios, y sentí esa penita bonita que sentimos las hijas cuando papá te elogia delante de gente ante la que quieres ser elogiada, -Sabes que te quiero, y que nada en esta tierra puede alterar mi amor por ti, te quiero por tus errores y por tus defectos, así como por las mil virtudes que opacan tus defectos, y si algo quiero de ti mi amor, es que me honres. Pero que tu honra hacia tu madre y hacia mí, sea el resultado de que en tu corazón te has hecho el firme propósito de honrar a Dios, ¿de acuerdo?

-Sip, -le respondí moviendo la cabeza, con las manos entre las piernas y mordiéndome los labios, no quise agregar más. No era necesario. Papá sabía que en un "sí" mío, se reducían todas sus complacencias.

6:30am y estaba casi lista para bajar e irme con Tito en cuanto llegara. Acomodé mis libretas en mi bolsa y bajeélas escaleras muy despacito como no queriendo bajar, pero sin preocupación alguna. Mientras se desliza mi mano por la barandilla. Papá y mamá estaban tomando un café en el comedor, mamá en pijama aún y papá listo para irse a trabajar.

-¿Ya nos vamos? -dijo papá.

-Hey, estaba a punto de subir a despertarte ¿te caíste de la cama? -bromeó mamá.

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